Historia / Referencias históricas

 

 

De todos es sabido que la isla de Lanzarote, al igual que la de Fuerteventura, han sido dos islas que han sido consideradas de muy sedientas, desde la antigüedad más remota, y consecuencia de ello vinieron emigraciones en especial a tierras americanas.
Pero ahora nos queremos referir a las minas o areneros de esa arena negra tan codiciada que teníamos, en especial en la Ladera de Capellanía, pero eso poco aguantó, porque un descontrol desmedido hizo que esa ladera fuera considerada como el único arenero agrícola autorizado de Lanzarote,
y por ello se llevaba arena de forma indiscriminada desde dicho arenero para toda la isla de Lanzarote, pero no para fines agrícolas, sino para todo, en especial para la construcción, y ahora resulta que en Haría apenas se cuenta con arena que pueda extraerse de forma legal para los enarenados.
El valor de la arena y su empleo en los enarenados o arenados vino de varias experiencias y al menos
de dos que se sepan, y es que al terminar las erupciones del Volcán de Timanfaya, esa arena que voló como lapilli y al fin cenizas de los volcanes, al caer sobre terrenos que tenían una tierra aceptable, se notó que esta capa de arena volada ejercía una función de forma que conservaba mejor la humedad de los terrenos, y otra experiencia se sabe que viene de que en la zona de Las Quemadas en Haría, se notó por algún agricultor que una capa de bagullaje, ripiaje, arena gruesa o escombros ejercía una buena misión sobre los terrenos, haciendo que aguantara más la humedad.
A partir de estas experiencias vino la idea generalizada de que sería bueno emplear la arena sobre los terrenos, a tal fin, y se consideró oficialmente como media, una capa de unos diez centímetros de espesor, y eso fue considerado un gran avance.