Historia / Referencias históricas

 

 

              La cacería es un ejercicio en que estuvieron nuestros mayores desde los tiempos más remotos, y es algo que se sigue conservando actualmente como  recreo deportivo.

            Antiguamente la cacería era libre y cada cual podía cazar conejos o pardelas donde quisiere o donde las o los hubiere, y luego a partir del siglo XX ya se fueron exigiendo a los cazadores, sus licencias de caza con sus licencias de armas en su caso, y la Guardia Civil vigilaba este ejercicio y muchos empezaron a quejarse de tanta vigilancia, cuando al fin lo que perseguían era obtener unas piezas de caza para comer.

            Había muchos hombres, en especial jóvenes, que se ejercitaban en la caza de conejos, y eso lo hacían en cualquier sitio, dotándose normalmente de uno o dos perros de caza, para que le cantaran y trajeran la presa, y la mayoría utilizaban un hurón con su corcho, pero más tarde se utilizaba la escopeta, que llevaba licencia de armas.

            Los cazadores de conejos se iban a cazar de noche, por que de día no podían por el trabajo, y además consideraban que era más fácil de esquivar a la Guardia Civil, que les vigilaba, pero ya a partir de los años de 1950, los cazadores más ejercitantes, se fueron dotando de la correspondiente Licencia de Caza y más tarde con su licencia de Armas, y es que estaban pasando muchos apuros porque los pillaban aunque fuera de noche y los citaban para el cuartel y les molestaban y les aplicaban alguna multa que odiaban sobremanera. Luego esta obligación se fue cumpliendo y todo cazador desde que empezaba, ya tramitaba la Licencia de Caza y de Armas en su caso.

            A veces se presentaban serios problemas en las cacerías, ya que en ocasiones, los hurones se metían por alguna grieta en busca del conejo, y no podían salir por estrechez, lo que significaba que el hurón estaba atorado y a veces había que revirar paredes y majanos y  hasta había que dar marrón para buscar salida, y a veces también habían quejas por daños que se causaban por coger fruta como uvas, higos u otros sin permiso.

            Pero aparte de los muchos cazadores de conejos que hubo, digamos que de estos mismos, una gran parte se dedicaban también a cazar pardelas, aunque había otros que se ejercitaban exclusivamente a la caza de pardelas.

            La cacería de pardelas se llevaba a cabo especialmente en el Malpais de la Corona, utilizando sus cuevas a veces y se cogían muchas, pero también se cazaban bastantes pardelas en la zona de nuestros muchos Riscos abiertos al Norte y Poniente, y por ello algunos cazadores perdieron la vida por descuidos o imprudencias.

            Pero no cabe duda que la zona más fuerte y abundante de pardelas, fue la  de los  Islotes del Norte de Lanzarote,  y en especial el islote de Alegranza era el lugar de más número de pardelas y de más cazadores, y parece que se llegaron a contar hasta 12.000 pardelas cazadas en  una temporada, aunque también se cogían muchas pardelas en el islote de Montaña Clara y algunas también en la isla de La Graciosa.

            Más tarde vino la caza de perdices con escopeta, que llegaron a utilizar algunos, pero no fue una caza de masas, sino que era de unos pocos.