Historia / Referencias históricas


 

Fuente: La Hoja del Municipio de Haría
Edición número 107, año II, del 27 de diciembre al 2 de enero de 2002

 

Aunque el invierno real empieza el 21 de diciembre, la verdad es que se consideraba antes, que el invierno para nosotros, empezaba desde que las lluvias comenzaban a caer, y normalmente caían con regularidad, salvo grandes excepciones de sequía, en el mes de octubre, no iba a ser año de papas, y como se plantaban bastante, eso marcaba el inicio de la riqueza familiar del año.

Algunas familias lograban tener papas tempranas para la fiesta de Santa Bárbara, o sea para el día 4 de Diciembre y si llovía en octubre eso era posible, y si no se acudía a algunas papas que habían nacido "de risa", sin plantarlas, o se iba a las papas más estropeadas o "rizadas" por las escarchas es o malos tiempos, pero era una gran ilusión el tener papitas nuevas para Santa Bárbara, aunque estuvieran muy pelonas.

Pero una de las cosas que se nos presentaba en las puertas invierno, era la entrada o apertura de las bodegas, ya que la gente respetaba mucho la fecha del día de Todos los Santos, o sea el primero de noviembre como fecha sagrada, y no se bebía el vino hasta que no llegara ese día, si bien algunas personas hacían la llamada "agua pata", y eso sí que había que beberlo prontito porque si no se volvía vinagre.

Era sagrada también la prohibición de las mujeres en las bodegas, porque se consideraba que la menstruación volvía o picaba el vino, convirtiéndolo en vinagre irremediablemente.

Pero también ese mismo día de Todos los Santos, también era la fecha que daba acceso a la fruta pasada, así la gente empezaba a partir de ese día, a comer los higos porretos y los higos de higuera o de brebera.

Pero eso, era a partir de ahí cuando también empezaron a prodigarse con más fuerza las matanzas de cochinos, y era antes muy rara la casa que no matara al menos un cochino al año, y algunos más pudientes dos o tres.

La matanza de cochinos motivaba una fiesta familiar, que solía hacerse en domingos y se invitaba a miembros de la familia, amigos y vecinos, y que no faltara el "matador".

Naturalmente que con el frío del invierno venía muy bien eso de comerse unos trozos de cochino, chícharos, torreznos, morcilla o mojando los higos pasados en la manteca y un poco de vino detrás, que eso calentaba el cuerpo.

Pero algunas familias, en los tiempos de invierno, no se calentaban ni con eso, porque a veces se presentaba una lluvia " chipichip" permanente, normalmente del este, que solía aguantar hasta tres días y una semana y como en las casa los techos solían ser de tegue, cuando ya escampaba fuera, seguía lloviendo dentro y algunos se pasaban toda la noche debajo de la sobrepuerta, porque era por donde menos se mojaba, y de la cama había que olvidarse. También, si había mucho temporal de viento había que dejar la puerta bien cerrada porque sí entraba el viento podía llegar a levantar el techo con la fuerza, al ser unos techos de ripia, sin solidez.