Historia / Referencias históricas


 

Fuente: La Hoja del Municipio de Haría nº 578

 

Si nos remontamos a la antigüedad, que podemos remontar hasta la década de 1980, los CURANDEROS, en su diversidad de ramas, tuvieron mucho protagonismo, el cual fue decreciendo en el avance de los años, y fueron tomando cuerpo los profesionales de la medicina, y ya apenas queda algún residuo o no queda nada, porque la inactividad y la edad, van dejando fuera de funciones, o apenas queda algo, sobre personas que fueron muy necesarias y efectivas en las funciones que ejercieron.

Hay que partir de la base de que antes no había médicos ni practicantes profesionales, porque las necesidades económicas no permitían el cursar carreras, y así, muchos Municipios no contaban con un Médico, y donde los había fijos era en Arrecife, y desde allí se desplazaban a los pueblos de toda la isla, mediante el previo aviso, o recado personal, al no haber medios de teléfonos, y digamos que el primer médico que tuvo Haría cubriendo la plaza, fue precisamente un hariano, DON FRANCISCO HERNÁNDEZ ARATA, en 1904, conocido por Don Paco Fierro, pero estuvo poco tiempo y quedó sin cubrir muchos años más esta plaza.

Pero digamos que ni siquiera habían Practicantes ni Matronas o Parteras, siendo la primera persona que cubrió plaza de Matrona y Practicante en la isla, con ubicación en Haría y más aún en Arrecife, la hariana DOÑA TRINIDAD DE LEÓN PERDOMO, desde principios de los años de 1930, ya como Profesional sanitaria.

Ante la falta y necesidad de contar con una persona que atendiera siquiera de una forma amañada, surgieron desde la antigüedad más remota, los CURANDEROS, que cubrían las necesidades de demanda de los vecinos, y así en cada pueblo había alguno, y eso era un gran alivio porque no había otra cosa mejor entonces. Estos curanderos eran llamados a cualquier hora del día y noche y acudían sin cobrar nada.

Estos curanderos o curanderas, cubrían todas las necesidades que demandaba la sociedad de entonces, y así atendían los partos, las mujeres, como parteras, matronas o comadronas, y se curaban los desconches o partiduras de huesos, el mal de ojo, hasta en animales, el lamparón, que afectaba a la piel y era curado con moralillo, el pomo, que era de tipo nervioso, las diarreas, y muchos males o menesteres con plantas medicinales propias de cada lugar, como manzanilla, marrubio, pasote, romero y hierbas al efecto.