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FUENTE: EL ECO DE CANARIAS (Jueves, 27 de Diciembre de 1.973)

 

DESDE HARÍA, EL VALLE DE LAS DIEZ MIL PALMERAS

 

El pueblo vivía sus visitas. Por lo menos dos al año. Las propias del Colegio Libre Adoptado. También, en las más frecuentes a los institutos de Arrecife, "se acercaba un momento a Haría" y la gente se percataba de su presencia. Los alumnos llevaban la noticia y  los padres se asociaban al gozo de su breve estancia entre nosotros. Don Joaquín era familiar. Hasta el dueño del bar le decía, con expresión doméstica: "Prefiere Vd. este, don Joaquín, es el mejor; lo traemos de la Torrecilla y Los Lajares". Aquellos austeros almuerzos con entonces carmelitanos, por lo de la "posada" y "la cena que recrea y enamora". Los hombres sentían profunda admiración hacia él. Aquel viejo amigo, nada de anticlerical, que siempre preguntaba: "¿Viene el catedrático Artiles?". Haría consideraba a don Joaquín hijo adoptivo.

Los primeros contactos con estudiantes de Haría los tuvo don Joaquín por los años 58-60. se percató de un grupo de alumnos libres en el Instituto de Arrecife, en cada convocatoria de exámenes de reválida de cuarto, cuyo tribunal presidía. El educador de juventudes advirtió la novedad, intuyó el nacer de una generación que, calladamente, solicitaba su tutela. Las actas de aquellas pruebas dicen que las superaban airosamente. Y don Joaquín preguntó y recibió informaciones del origen de estos alumnos. Una modesta academia para Bachillerato Elemental en el pueblo norteño de la isla.

Haría tenía un añoso historial académico. Por los años 1.950 se decía que, entre las islas, era el pueblo rural de mayor porcentaje de carreras universitarias: militares, médicos, administración Local, farmacéuticos, profesores, industriales, sacerdotes y un gran número de maestros nacionales y peritos. Esto mismo era sintonía de que el pueblo necesitaba un centro de segunda enseñanza. Las familias podrían economizar y muchos valores que apuntaban en las Escuelas Públicas podrían ser promocionados. Así surgió la academia en 1.953 y la fe de aquella decena la consagró al Corazón de Jesús porque llevaba garantía   de éxito.

Don Joaquín conoció los operarios de la primera hora, "los profesores de la academia". Aquel maestro nacional integérrino, de inalterable ideología, como fiel a sus ideas y venidas a Máguez para salvar el liceo naciente. La estrenada farmacéutica. Una improvisada señorita. Los sacerdotes de la parroquia. ¿Cómo no enumerar aquel alcalde, procurador en Cortes en dos legislaturas, que facilitó "la biblioteca" y dependencias anejas a la casa consistorial? Don Joaquín conoció a todos ellos y se percató de su labor; también subyugó a don Joaquín la cantera del alumnado. Los señores maestros de Haría, Máguez , Ye y Arrieta seleccionaban los niños y niñas con aptitudes para cursar bachillerato. Y don Joaquín quiso dar supervivencia y personalidad a aquel ilusionado centro. Se inició un diálogo con él, que se ha mantenido hasta hoy. Una ortodoxa promoción social. Una auténtica "populorum progressio".

Sobre la mesa tengo unas valiosas cartas de don Joaquín. Ni sé cómo las he conservado. Fecha 7-11-1.965. Copio algunos párrafos "La Sección Filial no es viable por las razones que te alegué hace años...La Sección Delegada exige 9 catedráticos y nueve adjuntos...Imposible también. Lo único viable podía ser un Centro Libre Adoptado, que exige solamente 2 titulares, pudiendo no tener título los demás profesores..." Continúa una detallada relación de lo dispuesto por el Ministerio para la creación del Colegio Libre Adoptado. Apuntaba, además, la fórmula para conseguir un edificio nuevo. "Aunque por el momento bastaba ofrecer un edificio en condiciones". Al final de la carta. "Si se deciden por algo, espero que me pidas más datos orientadores". Otra carta, febrero 1.967. lacónica, entrañable, como un ultimátum alternante: "El Colegio, si ustedes activan el expediente, podría funcionar el curso próximo o el siguiente. Me tomaré el interés que pueda para su funcionamiento. Un fuerte abrazo".

Y en octubre de aquel año, "el curso próximo", comenzaba el Colegio Libre Adoptado. Fue de los primeros en el Distrito universitario. La Casa Parroquial, no estrenada, "ofrecía un edificio en condiciones, con ocho aulas por lo menos, si es mixto", como decía la carta de don Joaquín. Y allí, durante dos cursos, como también apuntaba el escrito, "los alumnos se examinarían con un tribunal competente compuesto por profesores del Instituto de Arrecife y los dos titulares del centro". Los cursos siguientes el Centro pasaría al local proporcionado por el Ayuntamiento. Don Joaquín visitó ambos edificios y compartía, en clima de familia, con alumnos y profesores.

En estos años el pueblo ha presenciado uno de los más bellos espectáculos en la dimensión docente; alumnos de la isla de la Graciosa, Ye, Órzola, Máguez, Arrieta, Tabayesco y Mala; también del municipio limítrofe: Los Valles, El Mojón, Teseguite y Guatiza. Una pequeña universidad. Mientras han aparecido las primeras carreras de aquella Academia. Algún licenciado y maestros son profesores del mismo Colegio. Otros en algún Instituto. Maestros por toda la provincia y en este municipio. Hemos visto, este año, algún premio del Cabildo Insular de Gran Canaria en el día del Maestro. En este tiempo, la gestión del nuevo edificio, orientada y tutelada por el inspector-jefe de Enseñanza Media, tuvo éxito. La concesión del presupuesto con  una subvención inicial de 4.800.000 pesetas. la generosa donación del solar para este fin, por una familia de la localidad.

La nueva Ley de Educación ha marcado otro rumbo a la enseñanza. También don Joaquín ha estado presente en este momento de inquietud para el Colegio Libre Adoptado. ¿Cuál sería su futuro? Esta clase de centros no tienen lugar, parece, en la nueva organización de la enseñanza. Y el inspector-jefe de Enseñanza Media, que vio nacer este centro educativo, que le llevó en su dilatado corazón sacerdotal y ha sido testigo de su desarrollo y fecundidad, ha señalado con índice certero el futuro del mismo: Instituto Unificado y Polivalente, o el centro de Enseñanza Profesional.

Cuando la provincia declara a don Joaquín hijo predilecto y se orquesta el más impresionante homenaje a un sacerdote que ha llenado su misión ejemplar como inspector jefe de Enseñanza Media del Distrito Universitario de La Laguna, Haría, el Valle de las diez mil palmeras ofrenda un acorde. Al llegar aquí hace unos días, me emocionó el que gente del pueblo, espontáneamente, hubiese enviado sus cartas de felicitación a don Joaquín. Vi la copia de una. "Le felicito, intensamente, y ruego a Dios por una nueva etapa apostólica; que sea un diálogo abierto con esas rosas que cita en el homenaje". También he visto letras de don Joaquín agradeciente: El pueblo que vivía sus visitas se asocia a la aclamación provincial. Este artículo, de carácter privado, es una expresión de la vivencia popular.

Haría puede ofrecerle cosas henchidas de simbolismo. Tiene hectáreas de campos de lava con monjes pétreos, de inerme mirar. La Cueva de los Verdes, Los Jameos del Agua, El Mirador del Río, abismo de seguridad ante una visión azul de islas y de mar. Pero la ofrenda a don Joaquín es:

- Las obras del nuevo colegio, próximas a comenzar, en el solar, al pie de la Montaña de Ganada, agujada por la Cruz, donde se hará, según nos han dicho, parte del Colegio Nacional, es decir, una pequeña ciudad universitaria.

- Y la gratitud hecha palmera: entre las diez mil, una que llamamos la heroica, la ontológica, la palmera que cayó hace unos setenta años: está en la ladera del poniente norte; su tronco curvó hacia arriba son sus verdes palmas, fenómeno normal de heliotropismo, y quedó extasiada ante el Valle: es la palmera trascendental.