GEOGRAFIA/ Agua/ Entrevistas

 

 

 

 

Por Equipo de investigación "La cultura del agua en Lanzarote"
FUENTE: La cultura del agua en Lanzarote

 

[...] Después, como no tenía aljibe entodavía cuando eso dejaba el chico aquí arriba, iba allá abajo a lavar (a las Hoyas), que Lola en paz descanse me decía: «Muchacha, allí hay agua que hay unos aljibes tan grandes, vete y lava allá abajo». Pues había veces que iba a lavar allá abajo, la tendía y la traía seca en la tarde y Guillermo, porque después en la tarde le costaba traer p'arriba pa' beber y hacer de comer, un barril de 80 litros de agua, al hombro, desde Las Hoyas allá abajo, de la casa de los Rodríguez, que compraron los alemanes... Mira, de sequías no me digas nada, porque cada vez que me nombras de sequías parece que hasta el cuerpo me tiembla, ¿tú sabes?, teníamos que ir a lavar a las Fuentes del Risco... Le decíamos la Fuente El Risco, era la más cerca entrando por la vereda del Risco pa' dentro, un poco antes de llegar a la Batería del Río, y después la Fuente Las Ovejas es de los nidos de la batería que había antes arriba, de la batería pa trás un cacho, pa'l Valle pa' trás.

¿Y la que está por Guinate?

A ésa no fui yo, ésa es la Fuente de Guinate que mi madre y mi tía Virginia, en paz descanse, fueron a lavar una vez y doña Bernarda, Dios la tenga descansando la pobre, que ella tenía esos arranques así, era ruinijita, les tiró piedras y cuan­do llegaron arriba decían: «iAy, que no escapamos». Cuando vieron las piedras volando por allí abajo, se vinieron, cogie­ron la palangana con la ropa se salieron p'afuera, pa' Guinate pa' contra la vereda p'allí, y cuando llegaron arriba dijeron: «iCruz y Raya!». No fueron más. Pero a la Fuente ésta del Risco díamos hasta media noche, de media noche, pero iban los maridos nuestros con nosotras porque nosotras solas no díamos a esas horas solas pa' el Risco, teníamos que bajar el Morro el Viento esas pendientes que hay un paso pendiente allí, pa' después coger la vereíta pa' llegar a la Fuente que está a la mano derecha, esperar a que manara, a que manara el agua porque éramos mucha la gente, to'o Ye podemos decir, a buscar agua, to'o el mundo... en la Fuente, porque no llovía, esperando a que saliera el agua, y había veces que cuando llegábamos encontrábamos las ovejas bebiendo y las fuentes vacías. Allí teníamos que sentarnos, ni pa' lavar ni pa' traer agua pa' la casa, pa' llenar los cacharros, esperando a que manara pa' poder subir y cuando había agua que nos daba pa' traer un cacharro de agua en la cabe­za, la palangana con la ropa lavada aquí, a ver cómo subía­mos nosotros aquel paso tan ruin que está en el Morro el Viento. Es un paso malísimo, si uno trastea allí va revuelto pa' Bajorrisco, y subíamos, teníamos las piernas buenas y se descansaba.

¿Y los hombres no les ayudaban a traer el agua?

Sí, nos ayudaban ya veces iban ellos solos cuando uno no podía ir, cuando uno estaba en estado o estaba enfermo, ellos iban ya todos les pasaba igual, si encontraba bien y si no tenían que esperar ... Y a veces Marina, a la escondía de doña Margarita, si nos veía pasar paja fuente por la mañana nos decía: «Lleva el cacharro ahí [en la aljibe que tiene hoy el alcalde], lleva el cacharro ahí y camina que entodavía no se ha levantado.», pa'que no fueramos al Risco. A Bajorisco fui otra vez a lavar a la playa, con agua salada, unas veces llevábamos jabón y otras lavábamos con barrilla... Después teníamos esos callaos que hay unas lajas grandes, los poníamos empinadas con otros dos callaos abajo sujetando las liñas y allí entregábamos la ropa, como si fuera en un batiero la pila. Después, un año dice Guillermo: «Mira cómo él conocía to'o ese Risco con las pardelas». Vamos, que en la Fuente de las Ovejas siempre hay agua y por cierto siempre había agua Fuimos caminando por esa batería pa'rriba y después por detrás de la batería en aquel Valle Grande. iAy, mi madre! Miraba pa' abajo. «iAy que se me va la vista los ojos!», era tan malo el paso que Guillermo delante con los pies así, él así, pa' que yo fundara los pies donde él los fundaba hacien­do el hoyito, así llegamos a la fuente, pero cuando veníamos paca él me sacó la palangana, no trajimos agua ninguna, me sacó la palangana de la ropa y volvió hacer lo mismo, dice: «Tú no mires pa'bajo». Yo pendiente: «iAy si a uno se le esca­pa algún pie! iAy si se esrrebala!». Yo no miraba pa'bajo. Cuando salimos ya afuera del Valle digo: «No, más nunca». No fui más.