Geografía/ Macizo de Famara

 

 

Extracto: Gran Enciclopedia Canaria-TOMO V

Por   Santiago D. Hernández Torres.
         Gregorio José Cabrera Deníz
         Antonio Angel Ramón Ojeda
         Carmen Catalina Bonilla Perdomo


 

Conjunto orográfico que abarca el ámbito costero del N de la isla, de gran relevancia desde el punto de vista geomorfológico, floral y faunístico. El relieve asciende de manera casi vertical desde el mismo nivel del mar hasta situarse su cima a 670 in (Peñas del Chache). Se trata de los restos de una unidad mucho mayor, resultado de la superposición de un gran número de coladas lávicas de carácter fluido durante el Mioceno medio-superior (entre 11 y 6 millones de años). Desde entonces ha sido labrado por la erosión marina de manera continuada durante el Plioceno hasta la formación de la isla baja en el Pleistoceno, continuando el modelado hasta nuestros días. Según la hipótesis más aceptada en la actualidad, su origen está vinculado a la presencia de un eje estructural de orientación NE-SO en esta franja oceánica. Con un buzamiento gene­ralizado hacia el E, la brusca interrupción topográfica motivada por el escarpe de los Riscos hace que el macizo sea observado en su eje central como un tejado a dos aguas al que le falta uno de sus lados. En la rampa aún no erosionada han tenido lugar, con posterioridad, nuevos episodios volcánicos, durante los cuales aparecieron nuevos conos (Los Helechos, La Quemada, La Cerca, La Quemada de Órzola y La Corona, este último en período subhistórico (3.000-5.000 años), configurándose definitivamente el marco estructural de este conjunto.

Sus condiciones climáticas no varían mucho de las existentes en toda la isla, con un acusado componente desértico, una media de 150 mm anuales y unos 20°C de temperatura. Pese a ello, su localización septentrional favorable a los vientos alisios*, las consecuentes precipitaciones estivales, la mayor nubosidad y humedad atmosférica con respecto al resto insular, y la altitud del macizo, han permitido el desarrollo de un singular ecosistema. En este sentido, los Riscos de Famara están considerados como el centro genético florístico de Lanzarote, siendo uno de los espacios de mayor concentración de endemismos de la Macarone­sia, lo que evidencia los valores añadidos a este medio natural. En efecto, aquí se localizan en torno a 390 especies vegetales, 70 de las cuales son endémicas, representando un 12 por ciento de la flora endémica cana­ria v un 75 por ciento de Lanzarote, con nueve de ellas en peligro de extinción o altamente vulnerables (Atractylis arbuscula, Pulicaria canariensis Convulvulus lopezsocasi, Argyranthenum maderense, Helichrysum monogvnum. Plantago famarae, Sideritis pumila, Limonium puberulum y Limonium bourgeaui). En estos acantilados conviven también 96 especies diferentes de líquenes.

Esta vegetación constituye el hábitat de un elevado número de invertebrados (150 especies y tres endémicas). Mayor relevancia adquieren las aves marinas, dado que en los Riscos y en los islotes cercanos albergan diversas especies nidificantes (entre ellas, la pardela cenicienta, la gaviota argéntea, el chorlitejo patinegro). Las aves terrestres también tienen una especial relevancia, dado que aquí hacen acto de presencia el halcón de Eleanor, el águila pescadora o guincho*, la hubara* canaria, el alcaraván*, hasta completar un conjunto de al menos 25 especies. En cuanto a los mamíferos, destaca la musaraña canaria.

En la base litoral del acantilado se desarrolla el caserío de la Caleta de Famara, mientras que en las rampas que caen hacia el E aparece la capital municipal, Haría, y otras entidades de menor importancia (Los Llanos, Tefío). Sin embargo, el marco paisajístico aún conserva, en gran parte, sus valores naturales, lo que ha propiciado que se incluya dentro del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, junto a los islotes del norte, reglamentado por la Ley de Espacios Naturales Protegidos de Canarias. A estos valores se agregan otros de carácter etnográfico, como de las Salinas del Río o de Gusa, consideradas las más antiguas de Canarias. En su construcción se empleó el barro y aquí ya se recolectaba sal desde al me­nos el siglo xv; en la actualidad ocupan una superficie de 90.000 m2. [SDHT-GJMM­AARO-CCBP]

 

 

 

 

 
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