Macizo de Famara: El
cantil marino
Geografía/ Macizo de Famara
Extracto: Rutas Canarias: Acantilado de Famara (Lanzarote)
La Provincia 24 de Enero 1993
El escarpe costero alcanza una
longitud de alrededor de 15
kilómetros y las máximas alturas
del conjunto (Peñas del Chache,
668 y 670 m.), adoptando unos
rasgos morfológicos uniformes a
lo largo del trazado. El escarpe
se caracteriza por un cantil
separado del mar (no activo),
muy vertical en la partes altas
y ligeramente inclinado en la
base, como consecuencia de la
acumulación de rocas
desprendidas y sedimentos caídos
desde arriba (material
detrítico). En esta pared es
perfectamente reconocible la
disposición de los materiales en
estratos con espesores entre dos
y cuatro metros de media. La
abundancia de estos productos
efusivos (derramados en coladas)
no impide que se localicen en la
pared del farallón algunos
restos de viejos conos de
escorias, muchos de ellos
parcialmente sepultados por las
coladas de erupciones
posteriores. Sin embargo, las
capas de materiales volcánicos
no están dispuestas en una
horizontal perfecta, sino que
están colocadas siguiendo un
ligero escalonamiento. Esto es
debido a que la erosión no ha
actuado de la misma forma con
unos estratos que con otros. Los
más gruesos y consistentes han
soportado mejor la erosión que
los más finos y compuestos de
materiales más disgregados.
Las acumulaciones de sedimentos
y fragmentos del acantilado en
la zona noroeste arrancan en
algunos puntos desde los 100
metros sobre el nivel del mar.
Estos materiales de pie de risco,
que llegan a tener un espesor
considerable, se abren en forma
de abanico hasta el mismo borde
del mar. Su composición
estratificada induce a pensar
que estas acumulaciones no se
deben solamente a los materiales
que caen ocasionalmente de las
partes más altas del risco, sino
también debido al arrastre de
tierra," que acarrean las
lluvias. Aunque estos depósitos
se están produciendo desde los
últimos 12.000 años, ya se
verifican procesos de
encauzamiento en forma de
barranquera. En estos cauces el
agua y la tierra no caen
descontroladamente sobre los
sedimentos anteriores, sino que
lavan su superficie destruyendo
el propio cúmulo de detritos
camino del mar. Y esto es así
hasta el punto de que algunas
zonas pueden volver a
convertirse en costa y perder en
pocos cientos de años la playa
de cantos rodados.
Esto es particularmente evidente
en la mayor parte de las
vertientes, occidental y
oriental de Punta Fariones, y en
los tramos comprendidos entre
Punta de Gayo y Punta Ganada, y
entre esta última y Los
Mariscales.
En la definición del espacio no hay que dejar a un lado dos elementos que contribuyeron a detener localmente la erosión. Por una parte, las rampas de costras de caliche del tramo de la costa denominado La Punta , que no son más que los restos de un jable que debió ocupar unas dimensiones mucho mayores. Este jable nació probablemente con el retroceso del nivel marino en las primeras etapas del cuaternario, en la misma época que lo hicieron los de Corralejo o La Pared en Fuerteventura. El otro elemento discordante del conjunto son las coladas que los conos de La Quemada y Los Helechos vertieron al oeste y sobre el risco durante el Pleistoceno hace 3.000 ó 5.000 años.
