Geografía/ Datos geográficos

 

LAS PALMAS Tip del DIARIO, 36 AÑO, 1921

Se emplea en esta isla un procedimiento singularísimo para fertilizar los terrenos conservando la humedad.

Nada más curioso. La aplicación de la arena volcánica que se extiende sobre las tierras, produce el efecto de mantener un estado de saturación acuosa por cuya virtud se logran las cosechas y se salvan los cultivos. La arena así utilizada actúa como una esponja absorbente e irrigarte.

El campo se conserva humedecido bajo el arenal negro que lo protege; las brotan a través del suelo, ávidas de aire y sol, satisfecha en parte su sed por el enclaustramiento riguroso entre tierra y arena. Cuando salen a la superficie, ya han adquirido los elementos vitales necesarios, ya pueden vivir. Ya pueden desafiar todas las inclemencias, respirar a sus anchas en el libre espacio. La protección las ha hecho fuertes.

Este sistema sui generis, sólo aplicable en Lanzarote, lo desconocía en absoluto la ciencia agronómica.

Para enarenar un terreno se necesita limpiarlo primeramente de toda la piedra que lo cubre, usándose a este fin un aparato de hierro parecido a un peine que lo barre y lo desembaraza hasta unos diez centímetros de profundidad.

Efectuada la limpieza de la sobrehaz, e igualada la superficie, se le aplica abono animal con el terreno, y enseguida se pone la arena, en una capa de ocho a nueve centímetros de espesor.

Dispuestos en tal forma los terrenos más inferiores, rinden una cosecha de patatas o cebollas, y, si llueve en Abril, otra de maíz abundante.

En Haría y otros lugares donde la atmósfera es más fresca, y el suelo más fértil, se obtienen dos cosechas, y se asegura que en algunos hasta tres.

Este "tratamiento" agrícola, además de hacer producir a los terrenos de mala clase frutos de huerta, permite aprovechar, gota tras gota, las escasas lluvias, absorbidas completamente por la capa arenosa. Los terrenos así preparados tórnense en extremo productivos y remuneradores. La arena se transporta a los sitios donde se aplica en camellos desde largas distancias. El coste de la hectárea enarenada suele ascender a 5.000 pesetas. el término medio es de 2.500 a 3.000; de manera que una hectárea de terreno arenado vale de 6.000 a 7.500 pesetas.

La ciencia agronómica no conocía este método de acarreo y bonificación exclusivamente lanzaroteño, fuera de las reglas ulules. La técnica agrícola ignoraba este empirismo, este rutinarismo que enriquece la naturaleza. Se enviaron fotografías de las tierras beneficiadas y de los aparatos precisos para las operaciones del enarenamiento a la Dirección General de Agricultura. La sorpresa que en aquel centro se produjo fue muy grande. Lograse la concesión de una vía ad hoc y de vagonetas destinadas a dicho objeto.