Geografía/ Malpaís de La Corona/  Datos interés

 

 

FUENTE: Lanzarote: cangrejos ciegos, abubillas y volcanes

 

Hace tan sólo 2.000 ó 3.000 años se formó el Malpaís de la Corona por medio de la erupción volcánica del Monte Corona en el norte de la isla. El grueso de la lava fluyó hacia el este y desplazó la línea de costa varios kilómetros mar adentro. Así se formó un campo de lava de unos 50 km2, el Malpaís de la Corona, que está protegido como Monumento Natural. Como su nombre indica malpaís significa tierra mala. Este paisaje está caracterizado por el tipo de lava aa, que debido a su estructura áspera y tortuosa es muy difícil de atravesar y no se puede cultivar. En muchas partes yacen grandes rocas que flotaron sobre el río de lava. Debajo de la superficie fría se originó una formación particular, un largo túnel de lava.

Sólo algunas plantas están capacitadas para vivir sobre esta lava joven. A ras del suelo sobre la roca crecen aquí sobre todo líquenes como Stereo­caulon vesuvianum. Entre las plantas superiores se encuentra el tasaigo o raspadera (Rubia fruticosa), un arbusto con hojas aserradas. Características de este paisaje son las suculentas como la tabaiba dulce y la tabaiba mo­risca (Euphorbia balsamifera y E. obtusifolia) así como el verode (Kleinia neriifolia). El caminero, el zarzalero y el alcaudón real rompen el silencio en estos campos de lava. Una gran cantidad de cuevas brindan refugio y posibilidades de anidar a la paloma bravía, el cernícalo común y la lechuza, ésta con una subespecie típica de las islas orientales (Tyto alba gracili­rostris).

De belleza sobresaliente es el cambio abrupto de la roca oscura al azul del Atlántico. La línea de corte la forma la espuma blanca. Aquí se pueden descubrir grandes aves blancas en busca de alimento. Son las garcetas comunes (Egretta garzetta), huéspedes de invierno en Lanzarote y se las puede reconocer por sus pies amarillos y patas negras. El ruido de la rompiente es interrumpido por el melodioso canto del zarapito trinador (Numenius phae­opus), que busca alimento durante la marea baja.

El contacto cercano con el mar es responsable de otro fenómeno impresionante. Al sur de Órzola brilla con un blanco resplandeciente un arenal que cubre la lava en gran parte y proviene de los vientos del Atlántico. Es un contraste muy fuerte frente a la negra lava. Aquí también las plantas como la aulaga (Launaea arborecens)

y el balancón (Traganun moquinii) ayudan a que la arena se acumule. En las vaguadas entre estas últimas se encuentra otra planta que parece una porción de lava que rodó hasta allí, Senecio leucanthemifolius, cuyas hojas poseen un colorante azul-violeta, la antocianina. Además crece aquí una planta que está restringida a las islas orientales: el rábano cordero (Reseda lancerotae). Aún resta otra particula­ridad propia de este paisaje: única­mente en este lugar de Lanzarote habita la orquídea del desierto o jopo (Cístanche phelipaea). Sus flores amarillas se encuentran siempre en las cercanías de una aulaga o un balancón, a quienes parasitan.