Geografía /  Biosfera

 

 

 

El Parque se encuentra situado en la zona noroccidental de la isla. Está formado por dos partes claramente diferenciadas: un archipiélago menor, formado por los islotes de La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque del Este y Roque del Oeste, y los Riscos de Famara, en el norte de Lanzarote, separados del archipiélago por un estrecho brazo de mar denominado El Río. La integración de estas dos unidades geográficas en un mismo marco administrativo de protección, se deriva de los altos valores naturales y paisajísticos que confluyen en la zona de contacto de estos dos espacios naturales.

Los Riscos de Famara ocupan toda el área nororiental de la isla de Lanzarote, extendiéndose desde Punta de Fariones, que es el extremo septentrional de Lanzarote, hasta el Morro del Hueso, al Oeste de Teguise, alcanzando una altura de 670 m en Las Peñas del Chache, punto culminante de la isla.

Constituye un acantilado costero no activo, caracterizado por un escarpe de notable verticalidad, más acusado en las partes más altas de la pared, y por acumulaciones detríticas que suavizan la parte inferior.

Los islotes de La Graciosa, Montaña Clara y Alegranza, así como los Roques del Oeste y del Este, constituyen un conjunto volcánico reciente muy bien conservado, su formación tuvo lugar durante el Cuaternario.

A pesar de la relativa «juventud» de los islotes, diferentes procesos erosivos han remodelado sustancialmente su morfología inicial. Como consecuencia del clima árido que caracteriza a estas islas y de su escasa altitud, las formas de modelado están claramente condicionadas por la deflación eólica (formación de complejos dunares), la escorrentía ocasional y la erosión marina, tanto a través de mecanismos físicos (caída de rocas y configuración de acantilados y playas) como químicos (corrosión por spray marino).

Las comunidades vegetales dentro del Parque Natural vienen determinadas tanto por factores climáticos (comunidades halófilo-costeras, xerófilas y termófilas) como por factores edáficos (comunidades psamófilas). Al tratarse de edificios insulares bastante bajos, la incidencia de los alisios, aunque existe, es muy pequeña y poco contribuye a la formación de los pisos bioclimáticos típicos de las otras islas. Existe un gradiente salino debido al spray marino, decreciente desde el nivel del mar hacia el interior y que es responsable de las formaciones halófilas.

Los Riscos de Famara se consideran no sólo como el centro de diversidad genética de Lanzarote, sino como a uno de los espacios de mayor concentración de endemismos de la Macaronesia. Entre las reliquias, verdaderas joyas de la botánica, cabe señalar Atractylis arbuscula, Pulicaria canariensis, Convolvulus lopez-socasi, Argyranthemun maderense, Helichrysum monogynum, Plantago famarae, Sideritis pumila, Limonium bourgeaui, y Limoniumpuberulum.

Los endemismos exclusivos no se encuentran concentrados en un determinado punto, sino, que al contrario aparecen en sitios bien distintos en un área que abarca desde el extremo norte, más allá del Mirador del Río, hasta la zona al sur de la Ermita de Las Nieves, y desde el nivel del mar, en las proximidades de Playa de Famara, a la parte más elevada de los Riscos de Guinate hasta el Castillejo.

La vegetación que ofrecen los Riscos de Famara son los restos de un matorral leñoso antaño más extendido que, gracias a lo inaccesible del paisaje escaparon al ganado y al leñador. Las condiciones climáticas reinantes en la parte superior de los cantiles permiten el desarrollo y formación de bosquetes arbus­tivos de Olea europaea ssp. cerasiformis (acebuche), Phillyrea angustifolia (olivillo), Pistacia lentiscus (lentisco), Rhamnus crenulata, Maytenus senegalensis, etc. Estas comunidades del borde superior de los riscos debieron convivir con los palmerales de Guinate, Máguez y Haría.

La Graciosa presenta rasgos geomorfológicos y edáficos que la diferencian claramente del resto de los islotes y de los Riscos de Fumara: las playas y jables portan una vegetación que se manifiesta en comunidades únicas dentro del Par­que Natural, siendo de las más sorprendentes en el conjunto de las Islas Canarias.

Adentrándonos en el conjunto de islotes, Montaña Clara merece mención especial. Este islote presenta el mayor índice para todos los grados de endemia considerados, desde endemismos macaronésicos a endemismos de Lanzarote. Además de albergar la exclusiva Spergularia fimbriata var. interclusa, tiene otros notables endemismos tales como Pancratium canariense, Lotus lancerotensis, Limonium papillatum, Caralluma burchardii y Asteriscus intermedius. La vegetación de Montaña Clara presenta el menor grado de alteración con una baja participación de elementos introducidos.

El islote de Alegranza supone el espacio geográfico más septentrional del archipiélago canario. Salvo la cara norte de La Caldera, que aparece con vege­tación menos alterada, el resto muestra claramente la intensa presión del ramoneo. La zona menos alterada es la mitad nororiental en la que, hacia el norte del complejo Montaña Lobos-Las Atalayas, se desarrollan tabaibales heterogé­neos de Euphorbia balsamifera. Estas comunidades xerófilas que colonizan los malpaises y hornitos se tornan halófilas en las inmediaciones de El Jablillo.

La importancia faunística de los islotes y demás áreas que conforman el Parque Natural, viene condicionada por su situación geográfica en el contexto del Paleártico Suroccidental. Como islas situadas de lleno en la rama descendente de la Corriente del Golfo y en contacto con una de las zonas marinas de afloramientos verticales de nutrientes más importantes del mundo, las comuni­dades de aves marinas encuentran en ellas los lugares apropiados para llevar a cabo su reproducción.

Las colonias de pardelas (Calonectris diomedea) son las más numerosas y llamativas de Canarias y estas islas albergan también colonias de especies tan raras como el petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii), la pardela chica (Puffinus assimilis) y los paiños común y de Madeira (Hydrobates pelagicus y Oceanodroma castro); de las cuales, todo hay que decirlo, no se tiene mucha información científica.

Otras aves como las limícolas (aves especialistas en zonas intermareales) y las gaviotas son comunes en el Parque Natural y, estas últimas mantienen colonias reproductoras en casi todos los islotes. Las águilas pescadoras o guinchos (Pandion haliaetus) mantienen en esta región canaria casi la mitad de las parejas reproductoras de la especie que existen en todo el Archipiélago, tratándose de un animal en franca regresión en todo el mundo.

Siguiendo con las aves, una de las más singulares características de los islotes es la de estar situados en las rutas migratorias (principalmente en la postnupcial) de muchas aves europeas, sobre todo paseriformes. Esta peculia­ridad ha motivado, a su vez, el establecimiento de varias colonias del raro halcón de Eleonor (Falto eleonorae), ave rapaz de pequeño tamaño cuya biología está absoluta y totalmente ligada al paso de las aves migratorias de las que se alimenta exclusivamente y a la presencia de acantilados costeros como los existentes en el Parque Natural.

Los islotes del norte de Lanzarote han formado en tiempos geológicos pasa­dos una unidad física con esta isla y con las de Lobos y Fuerteventura, coinci­diendo con las regresiones y transgresiones marinas motivadas por las glaciaciones. De este modo, la fauna de vertebrados terrestres con limitada capaci­dad de dispersión (reptiles y mamíferos) que hoy vive en los islotes, son testi­monio vive esta unión.

Dos especies de reptiles, ambas endémicas de Canarias y concretamente de las islas más orientales del Archipiélago, existen hoy en el Parque Natural: el lagarto atlántico (Gallotia atlántica) y el perenquén majorero (Tarentola angustimentalis).

En el parque, y concretamente en Famara y en la isla de Montaña Clara, vive uno de los pocos mamíferos terrestres endémicos que existen hoy en Canarias: la musaraña canaria (Crocidura canariensis). Este animal debió haber vivido también en las islas de La Graciosa y de Alegranza, pero posi­blemente se extinguió en ellas por razones aún desconocidas.