HISTORIA  / Aproximación Hª Haría

 

 

Fuente: Lancelot   №1.025/14.03.2003

 RINCÓN   DE AGANADA

 

 

La celebración de las IV Jorna­das de Patrimo­nio Histórico nos hace reflexionar a cer­ca de la finalidad de con­cienciar a personas y co­lectivos interesados en su conservación, gestión y disfrute. De manera gene­ral a la población y en particular a sus dirigentes, sobre la conveniencia de conservar, recuperar y pro­teger el Patrimonio Histó­rico en toda la amplitud de su signi­ficado, cuestión comentada en múltiples ocasiones.

 

La consideración de Patrimonio Histórico no podemos limitarla a edificios de más o menos antigüe­dad, con una u otra característica, sino que ha de contemplarse bajo este término, como ha hecho la normativa estatal de protección y más reciente­mente la Ley Canaria 4/1999, de 15 de marzo, del Patrimonio Histórico de Canarias, a museos, caminos, salinas, aljibes, canteras, caleras, etc., dado que todo ello es reflejo del pasado de un pueblo, del hacer de su gente, de sus costumbres, de todo aquello que le ha conferido un sello espe­cial a lo largo de la historia.

Nos detenemos en algunos aspec­tos concretos, como la Ermita de Máguez, bendecida el 7 de diciembre de 1974 por el Obispo Infantes Flori­do, en cuyo interior se alberga un "Mural de César Manrique, única obra del artista en un Centro reli­gioso". Obra que solamente hemos visto relacionada por la profesora Violeta Izquierdo en su tesis doctoral "La obra artística de César Manri­que", en la Universidad Autónoma de Madrid. Quizás su sencillez y segura­mente el menor valor que el resto de su creación le haya privado de una mayor referencia, pero no deja de ser una más de sus diversas obras situa­das en el municipio de Haría (Jameos del Agua, Mirador del Río, símbolo del cangrejo ciego, juguete del viento).

Este mural, tallado en piedra de areniscas rojas de Guatiza, junto a los elementos aportados por Juan Brito y el trabajo de otras varias personas, está siendo desconocido por propios y ex­traños. Prueba de ello es que está pasando desapercibido para los muchos extranjeros que un día sí y otro también preguntan y visitan desde el exterior la casa del artista en Haría y su tumba en el cementerio municipal.

A pesar de ello en el conjunto Plaza-Ermita de Máguez faltan unas puertas desde hace un par de años, sin que se decidan a reponerla quienes tienen la obligación de hacerlo.

El más elemental de los medios de protección es la "conservación y man­tenimiento", coordinado todo ello con las actuaciones presentes y futuras y los intereses muy respetables de los propietarios.

A lo largo de los años han ido desapareciendo edificaciones que, por su ubicación, antigüedad y elementos diferenciadores merecían su conservación. Basta citar la añora­da y varias veces centena­ria iglesia de Haría, sin olvidar edificaciones de­rribadas en el mismo cen­tro del pueblo, la transfor­mación de otras, como la centenaria y señorial "Casa de las Tejas", en el barrio de arriba, y la que fuera Casa de Doña Severa, en la calle Faja, y tantas otras aún en pie

De una u otra forma, con más o menos proximidad, por acción u omisión, todos hemos sido responsables de la paulatina desaparición de muchos elementos que han caracterizado el pueblo de Haría, donde de forma más sensible se aprecia este fenómeno.

Es preciso mencionar los pozos, entre ellos el también varias veces centenario "pozo de Arrieta", con unas obras de limpieza paralizadas hace algún tiempo; las caleras; las salinas, unas pérdidas para siempre y otras que po­drían llevar el mismo ca­mino si no se remedia a tiempo. También los cami­nos, puentes, calles, algu­na de las cuales, en el mismo corazón del valle, ha tenido cuatro nombres sucesivos. No podemos olvidar el camino empedrado de Malpaso, testigo de tantas caminatas, de un sin fin de romerías a las Nieves, la "Auténtica y genuina Romería del Norte". Desde Rincón de Aganada se estima que no es conveniente tomar por costumbre "el cambio por el cam­bio", ya que cada elemento del Patrimonio histórico tiene su razón de ser, un porqué de su momento y sus circunstancias, que como una página del libro que es la historia de un pueblo, merece preservarlo, al ser. la constancia de las personas que nos precedieron y se esforzaron por conservar el legado histórico patrimonial que ellos recibieron.


 

 


 

 

 


 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


ANTONIO BERRIEL PERDOMO