PERSONAJES  >  Agustín Acosta

 

 

Mi amigo Agustín

Por Pedro Martín

 

Primero fui tu oyente durante muchos años, luego, al entrar en política, también entré en contacto contigo, y comencé a tratarte, a participar en tertulias, a que me entrevistaras, y comenzamos a conocernos, siempre con la distancia que nos imponían nuestras respectivas posiciones, pero con cierto grado de complicidad. Nos caímos bien, supongo, o, más bien, yo a ti, porque tú eras el personaje público, el referente de las ondas radiofónicas en Lanzarote, eras " D.- Agustín ", para luego, y tras pasar por algunos problemas graves en nuestras vidas, que no quiero mencionar, pero que tú y yo hemos comentado en muchas ocasiones, larga y tendidamente , nos reencontramos en tu nuevo proyecto, Agustín Acosta Radio y el resto de medios hermanos (Crónicas de Lanzarote, Canal L Lanzarote, y tu último reto, el diario semanal Pronósticos, que te tenía ilusionado como un niño con zapatos nuevos y que hasta el último momento te empeñaste en que llegara a todas partes, llevándolo tú personalmente a Playa Blanca el sábado por la noche), que con mucho tesón, trabajo, sufrimiento has conseguido poner donde siempre que iniciabas un proyecto era tu meta, en la cabeza de la información insular, siendo tu tan querida radio la más escuchada con diferencia entre este pueblo conejero qué; tanto querías y te quiere, que ha sentido tu pérdida como la pérdida de "la voz del pueblo". Eras su voz, su correa de transmisión con las instituciones, muchas veces su oficina de reclamaciones y sus oficinas de servicios sociales, su última al­ternativa ante la desesperación. En esta última etapa a la que me refiero, es cuando hemos ido forjando nuestra amistad, porque eras mi amigo, y sé que tú también me considerabas el tuyo, y como tal te voy a echar mucho de menos. Me viene a la cabeza en estas horas posteriores a tu pérdida tantos momentos, tantos detalles, tantas charlas compartidas, tantas confesiones entre trayectos de coche, o nuestros habituales desayunos de sábados y domingos con Jacinto, Gregorio, Suso, o Chalo, y la persecución constante de la noticia, que nos arrastraba a todos, me arrastrabas por asambleas de todos los partidos políticos (incluso a aquellos que estaban en confrontación di­recta con mis ideales políticos, y me reprochabas que lo que importaba era la noticia, y que me callara, que yo estaba aprendiendo mucho ), o llamabas insistentemente cuando te enterabas de algo, sin importarte la hora, ni el lugar, te enfadabas entre comillas cuando llamabas a Alfonso para comentarle algo de lo que te habías enterado, un sábado o un domingo, y él tenía el buzón de voz.

Aún espero levantarme mañana temprano y llegar a la radio y verte siempre al pie del cañón, y tomarnos, tú, manzanilla con limón, y dos leche y leche para Tana o David, dependiendo quien le tocara, y el otro para mí; no encontrarte en tu despacho como casi siempre, como infatigable trabajador que eras, me parece imposible, lo mismo que buscar aparcamiento cerca de la radio y no ver el Nissan Blanco delante del Hotel Lancelot, pienso que cuando esté en el balcón de tu querida radio te voy a ver acercándote a la radio con tus peculiares andares, recordaré tus solitarios mientras estabas pendiente de alguna en­trevista, algunos paseos por el Reducto, pero poquito, que no estábamos para mucho andar, tus chistes, tus historias, tus vivencias, y tus noticias, siempre tus noticias, presumiendo de ser el mejor informado de Lanzarote, y a fe que lo eras. Eras mi amigo, eras amigo de tus amigos, y eras amigo de los tuyos, y me refiero a tu plantilla, era tu gente; no eras muy predispuesto a expresar lo que sentías, lo orgulloso que estabas de la gran plantilla que dirigías, pero a ese grupito que te rodeábamos en nuestras charlas y cafés, en muchas ocasiones nos la resaltabas, incluso poniéndola por encima de ti, y doliéndote más por ellos que por ti algunos ataques al periódico Pronósticos, por ejemplo, o presumiendo de haberles enseñado muchísimo de lo que saben. Mi reconocimiento a Suso, Alfonso, Paqui, Chalo, Laura, Ricardo, Arturo, Alex, Clari, Tana, Moi, David, Elisabeth, Dory, Paco Robayna, Luis, Luis Reina, Guayo, Cristóbal, los chicos uruguayos, contando también a muchos de los antiguos trabajadores, etc., que sé que están muy afectados, transmitirles mucho ánimo, y decirles que ellos son los responsables directos de mantener su espíritu vivo. También mencionar a mis compañeros de tertulias, en radio y televisión, que sé que apreciaban, respetaban y apoyaban a D. Agustín, a todos sus amigos, que me consta que son muchos, de Lanzarote y fuera de Lanzarote, de otras islas, especialmente de Tenerife y Fuerteventura; mandarles un beso muy fuerte a sus hermanas Mela, Juana y Rosalía, a sus sobrinas María José, Concha, Gemma, Raquel y sobrino Agustín, sin olvidar a Marcos, decirles a todos que los que estábamos al lado de D. Agustín vamos a estar también a su lado.

Dar las gracias al pueblo de Lanzarote , y en general a todas las islas, por tantas muestras de cariño que han expresado, que demuestran lo mucho que lo consideraban y querían, y que se sienten un poco huérfanos en esta isla de nuestros amores y desamores, como decía D. Agustín, que es Lanzarote. A los que no te querían, que tuvieron la poca vergüenza de venir a despedirse, o a asegurarse que te ibas, no los voy ni a mencionar, son tan poca cosa que no son nada, y a la nada se le hace el vacío. No te olvidaremos.

 

 

 

 

 

 

 


AGUSTÍN  ACOSTA  CRUZ