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Fuente: Fundación César Manrique

AGOSTO 2013

 

La Casa Haría

 

En 1988, César Manrique trasladó su residencia de Taro de Tahíche a Haría. Se instaló en una vivienda levantada sobre unas ruinas pertenecientes a una casa popular, ubicada en una finca de 11.261 metros cuadrados, que el artista acondicionó y remodeló siguiendo pautas de la arquitectura vernácula de la isla. Aprovechó algunos muros y materiales, pero fiel a sus comportamientos híbridos, incorporó también algún episodio moderno, como el cuarto de baño, que responde a su original concepción de este espacio funcional, ya practicada en Taro de Tahíche.

La casa, de planta cuadrada y rodeada de una amplia huerta con palmeras, constaba originalmente de dos patios interiores, balconada, tres dormitorios, dos baños, dos pequeñas salitas, cocina y salón con chimenea de piedra. Manrique emplea profusamente la piedra y la madera como materiales de referencia.

Tanto la tipología cuanto el espacio y el carácter de esta segunda casa de Manrique son bien distintos a los de Taro de Tahíche. Más íntima, acogedora y convencional, en medio de un antiguo palmeral, la residencia de Haría apoya su personalidad en el buen gusto, las alusiones a la arquitectura tradicional y la interacción pacífica con el entorno histórico y natural, renunciando a la espectacularidad. El artista recicla materiales e integra numerosos objetos descontextualizados, que son mostrados con valor puramente estético.

Asimismo, adosada a la vivienda principal,  habilitó un apartamento para el servicio. En el año 1992, inició una ampliación de las instalaciones, que quedó inconclusa a su muerte.

En la finca, el artista disponía de dos piezas arquitectónicas separadas del edificio central, unos garajes y un amplio taller de pintura, semienterrado

 

 

 

 


CÉSAR  MANRIQUE

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