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BICENTENARIO - LAS MERCEDES  

 21-Septiembre-2009

 

Son varias las versiones que se han dado sobre el vocablo MALA, unos lo relaciona con el mundo bereber, otros con el nombre de un arbusto y alguno le dan un origen francés. Lo cierto es que con este mismo nombre existía un pueblo indio en la zona de Cuzco, en este pueblo se encontraron el 13 de noviembre de 1537, Pizarro y Almagro, no deja de ser curioso que en ese encuentro actuara de mediador un fraile mercedario, en concreto Fray Francisco de Bobadilla. 

La aldea de Mala de Lanzarote creció alrededor del cortijo que tenía el Marqués de la Quinta Roja en esta zona. 

Antes de construirse la ermita de Mala, sus vecinos, acudían al pueblo de Haría para poder participar en los oficios religiosos, y en invierno cuando los caminos se hacían intransitables, se llegaban a la  ermita de Santa Margarita. En junio de 1881, los vecinos  de Mala y Guatiza solicitaron la creación de de una Ayuda de Parroquia, más de treinta años pasaron para que se hiciera realidad la petición de los vecinos de Mala, pues fue el 10 de mayo de 1915, cuando el Obispo don  Ángel Marquina autorizó la creación de la Parroquia del Santo Cristo de las Aguas para Mala y Guatiza y cien años después del inicio del primer expediente, el Obispo don Ramón Echarren creaba el 28 de  noviembre de 1990 la Parroquia de Nuestra Señora de las Las Mercedes, en  esta ermita, que hoy celebra el bicentenario de su construcción.

Mala contaba en el año de 1733 con 26 habitantes que pasaron  en 1905 a 536, el anuario estadístico de ese año, destacaba de este pueblo el molino harinero de Francisco Betancort. 

Don Julio Sánchez, cita en su obra La Merced en Canarias, un  informe hecho en 1961 por don Santiago Godoy sobre el Aspecto General de la vida moral y religiosa de Mala, donde entre otras cosas dice: 

"El pueblo de Mala está despertando con mucho fruto a la religión... fomentan el rezo del santo rosario en las familias…” 

Lanzarote fue la primera isla de Canarias donde se levantó una ermita dedicada a Nuestra Señora de Las Mercedes. Los lanzaroteños quisieron que fuera esta advocación la que los protegiera de las  incursiones piratas. 

Fue la Santísima Virgen, la que quiso convertirse protectora de los cautivos, su mensaje a Pedro Nolasco en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, no sólo le animó en sus intentos de rescatar cautivos sino que le declaró la histórica revelación de su misión mercedaria, su mensaje fue el siguiente: 

"Que la obra de redimir cautivos, a la cual él se dedicaba, era muy agradable a Dios, y para perseverar en ella y engrandecerla y perpetuarla le transmitía el mandato de fundación de una Orden religiosa, cuyos miembros imitaran a su Hijo, Jesucristo, redimiendo a los cristianos cautivos de infieles, dándose a sí en prenda, si fuera menester, para completar la obra de libertad encomendada" 

En las primeras Constituciones de la Orden de 1272, la Orden ya  recibe el nombre de "Orden de la Virgen de la Merced de la Redención de los  cristianos cautivos".

La devoción a la Virgen de La Merced, se extendió rápidamente por la Península, Francia y por Italia. 

La Virgen de La Merced, creó con su orden los cimientos de  una obra humanitaria y social sin precedentes, gracias a ella vino la  redención, la esperanza y la libertad de tantos cristianos cautivos, las cifras que tienen la Orden de La Merced es que hasta finales del siglo XVIII, se habían rescatado 500.000 cautivos. En los cincuenta años de invasiones piráticas, el número de lanzaroteños apresados fueron 1.200. 

En Lanzarote se levantó su ermita en el oratorio que los franciscanos tenían en Famara. Dice el padre Fray Luís de Quirós, que:

"Los franciscanos llegados con Juan de Bethencourt se instalaron en un lugar muy pobre, a una legua del poblado de Famara, donde construyeron un pequeño oratorio, y en 1416 se construía la ermita de Nuestra Señora de Las Mercedes" 

Según el padre Provincial Buenaventura Dávila, los franciscanos permanecieron en Famara 33 años. 

El amor y sobre todo la fe de los lanzaroteños hacia la Virgen Madre, es una manifestación constante en la historia de nuestra isla. 

Cuando nos hemos visto en peligro, cuando el lanzaroteño ha sentido sobre sus carnes la falta de lluvia, el azote de las plagas, las enfermedades, las invasiones piráticas o las terribles erupciones volcánicas, siempre ha tenido abierta la senda de comunicación entre María y este pueblo. 

En tres ocasiones la tierra conejera ha escuchado la voz de la reina de los Cielos, y no escogió una gran casona ni un palacio, le habló a un niño pastor en 1427, nuevamente en 1676 en la Vega de los Valles le habló a Luis Alonso y en la Caldera de Guiguan en 1774 escogió a la  niña Juana Rafaela para que llevan un mensaje a los vecinos del lugar. 

Viera y Clavijo, dice que cuando Argote de Molina decide hacer el Convento en el Valle de Miraflores de Teguise en 1580, la ermita de Las Mercedes estaba levantada en el oratorio de Famara. 

En el inventario de los libros de las ermitas lanzaroteñas realizado en enero de 1679, figura entre otros el  "Libro de la Ermita de  Nuestra Señora de Las Mercedes".

En el Archivo Diocesano de la Laguna, se encuentra el testamento del Alférez don Juan Rodríguez Curbelo y de su hijo don Juan Rodríguez Curbelo fechado en 1684 y entre sus párrafos podemos leer, 

“…por cuanto tenemos mucho afecto y devoción a Nuestra Señora de Las Mercedes cuya ermita está en el pago de Famara y esto ha  sido de muchos años" 

En 1721, figuraban como patronos de esta ermita de Famara, el  Sargento Mayor don Felipe de Ayala y Navarro y doña María  Gutiérrez. En la visita que hizo a Lanzarote el Obispo Dávila en 1733, deja escrito que esta ermita "está caída"

El último cuadro de Nuestra Señora de Las Mercedes que estaba  en la Ermita de Famara, era propiedad del Teniente Coronel don Bernardo Cabrera, heredero del Sargento don Felipe de Ayala 

Cuando la ermita de Las Mercedes de Famara, fue abandonada por sus patronos, la devoción a la Virgen de La Merced se potenció en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, el cuadro de La Virgen de Las Mercedes fue entregado a la Parroquia de Teguise en calidad de depósito, y allí figuraba en el inventario de 1764. 

La devoción a la Virgen de Las Mercedes se potenció, gracias a la intervención del Obispo Fr. Valentín Morán de Estrada que pertenecía a la Orden de La Merced, llegó a las Islas en julio de 1751 y en su primera visita a Lanzarote en mayo de 1753 tuvo conocimiento de esta devoción , por lo que regaló a los lanzaroteños  una imagen de la Virgen de La Merced, que se puso en la capilla de la epístola de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe de Teguise, que aunque estuvo dedicada a la Virgen del Rosario, desde ese momento se le llamó, Capilla de Nuestra Señora de Las Mercedes. 

Esta noticia nos la aporta el Fray Juan de Medinilla, misionero que acompañaba al Obispo, quien en su crónica misionera de 1758 dice: 

"Hay en esta Parroquia. Esclavitud de Nuestra Madre;  y una imagen  muy hermosa, hecha en Sevilla. A costa de nuestro Ilustrísimo Morán: tiene altar propio colateral" 

En un manuscrito anónimo del siglo XVIII, que habla sobre la Devoción a la Virgen en Lanzarote. 

"En lo más hondo se sus valles, el de Nuestra Señora de Las Mercedes...........En la Parroquia de Teguise está consagrado uno de los mejores altares a Nuestra Señora de Las Mercedes...” 

La Capilla de Las Mercedes de la iglesia de Guadalupe, fue reparada por don Juan Domínguez Izquierdo, Beneficiado de Teguise, fue patrono de dicha capilla y que en su testamento pasaba el patronato a su hermana doña Margarita Josefa Izquierdo, casada con  don Pedro Ginori, que también fue patrono de la Capilla. 

En el testamento de de doña Margarita expresaba su deseo de que se continuara celebrando la fiesta de Las Mercedes, 

"Declaro que por cuanto hay algunos años que estoy haciendo la función de nuestra Señora de Las Mercedes en cada año con vísperas, función, sermón y procesión, mando siga haciéndose dicha función 'alejándose según lo he acostumbrado, pagándose lo que es regular a esta Iglesia Parroquial  Matriz y su Beneficio, por el pregón cuatro pesos, uno a cada Comunidad que asista a la procesión, cuyos costos dejo situados y señalados en las dichas dos fanegadas de tierra en Masdache" 

En 1807 tomaron posición como nuevos patronos de la Capilla de Las Mercedes doña María Guadalupe y su esposo don Antonio José Hervás, doña María había sido recogida desde niña por doña Margarita Izquierdo. 

La nueva imagen de Nuestra Señora de Las Mercedes depositada en la Capilla de Teguise fue comprada por su patrono, don Manuel García, que estaba casado con doña Josefa hija de José Hervás 

Posiblemente quién motivara a los vecinos de Mala para que  construyeran una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de Las Mercedes, fuera don Antonio José Hervás, patrono de la Capilla de  dicha imagen en la Iglesia de Teguise y que pasaba temporadas en el  pueblo de Mala, y tal vez don Antonio diera para la ermita de Mala la imagen comprada por don Manuel García, al recibir la Parroquia  otra nueva. 

Fue ante don Antonio José, que ejercía de escribano, donde los vecinos de Mala, Miguel Peraza Valdés, Juan Ferrera, Marcial Espino, Agustín Vicente Cavilo, Francisco Espino, Tomás Guerra, Sebastián   Alpuín, Antonio Perdomo, Juan Antonio Robayna, Antonio de la Ascensión, Sebastián y Manuel Robayna, se presentaron el 5 de diciembre de 1809, para redactar el acta por el que se comprometían a pagar los gastos que ocasionara el mantenimiento de la ermita que  habían construido para poder oír misa sin tener que desplazarse al pueblo de Haría o a la ermita de Santa Margarita. 

Para esta ermita había regalado una imagen de San Pedro el Capitán don Bartolomé Llarena, imagen que los vecinos dicen colocarán en dicha ermita además de una de Nuestra Señora de Las Mercedes, de la que dicen, ya tenemos también pronto. 

Según las noticias de algunos vecinos de Mala, la construcción de su ermita se inició sobre 1801, levantándola en el lugar conocido como El Cortijo, cuyos terrenos pertenecían al Marques de la Quinta Roja. 

En 1825, doña Candelaria de Ponte vende a don Agustín Cabrera y Bethencourt, coronel de Fuerteventura, el cortijo de Mala. Cortijo que vuelve otra vez a la familia de los marqueses de la Quinta Roja, gracias al matrimonio entre descendientes de ambas familias. 

Doña Antonia María de Ponte Llerena vende el Cortijo o don Venancio Clavijo Betancort. 

Destacan dos personas las que de alguna manera potenciaron la devoción a la Virgen de las Mercedes en Mala, don Ceferino Fernández Guerra que fue Mayordomo de la Ermita durante 50 años y don Pedro Vega Cruz, Párroco de Guatiza-Mala. En el barco de la historia de Mala, la cochinilla ha jugado un papel importante, un patrón a destacar en este resurgir de la fiesta, es Sebastiana Perera. La emita fue restaurada en 1993. 

En el incendio de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, del 6 de febrero de 1909, fueron pasto de las llamas entre otras imágenes, la de Nuestra Señora de Las Mercedes y el cuadro de la misma advocación.

Mala quedó como el centro Mariano de esta Virgen Redentora, su ermita fue restaurada en 1993.Han pasado más de 500 años desde que los lanzaroteños elevaran sus ojos a Nuestra Señora de Las Mercedes, para rescatar a sus cautivos.         

Cuando acudimos a este santuario de Nuestra Señora de Mercedes, lo hacemos para honrar a la Virgen María, para cerebrar como cristianos el bicentenario de esta ermita, para compartir su fiesta, pero sin olvidarnos, del papel de redentora que nos lo recuerdan un día si y otro también, las personas privadas de libertad y que la han elegido como patrona, hoy a pesar de que no hay cautivos, siempre existe algún motivo para pedir la mediación de Nuestra Señora de las Mercedes, en su papel de Madre, Rosalía de Castro nos dejó un mensaje poético en ese sentido. 

Yo tuve una dulce madre,

Concedieramela el cielo,

más tierna que la ternura,

más ángel que mi ángel bueno.

En su regazo amoroso,
soñaba..? Sueño quimérico!

dejar esta ingrata vida
al blando son de sus rezos.

Más la dulce madre mía,

sintió el corazón enfermo,

que de ternura y dolores

 ¡ay!, derritiese en su pecho.

 Pronto las tristes campanas

 dieron al viento sus ecos;

murióse la madre mía;

sentí rasgarse mi seno.
La virgen de las Mercedes,

estaba junto a mi lecho…

tengo otra madre en lo alto.