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Varios han sido los motivos que me han impulsado a escribir sobre la vida y obra del canónico D. Enrique Dorta Afonso. La primera de todas es la admiración y personalidad que tenia con sus vecinos de Haría. Su relación de vida y virtudes le permitía ejercer sobre este pueblo.
Su andadura sacrificada empieza en la década de 1950 cuando Mons. Pildaín le nombra coadjutor de Haría, su pueblo natal y de la isla de La Graciosa, En ese tiempo, su labor en Haría es amplia y compleja. Además de la Pastoral propia de todo párroco, promueve e incrementa la cultura en toda la zona con una Academia para Bachillerato Elemental, que organiza con el maestro nacional D. Domingo Barreto. Consigue la transformación de la misma, en el Colegio Libre Adoptado con la valiosa gestión de D. Joaquín Artiles.
Sus conocimientos de la enseñanza y sus dotes sacerdotales los trasladó a toda la familia de este pueblo. Desde su domicilio particular empezó a dar clases de enseñaza a los niños/as de este pueblo encontrando la mayor dificultad en los estudios humanísticos, sobre todo los de gramática. Para facilitarle el aprendizaje de la lectura y escritura D. Enrique les proporcionaba algunos libros. Luego, con sus inquietudes se dirige al regidor de Haría, D. Mariano López Socas, para que le buscara locales para sus alumnos.
													
													De  suma  importancia   
													diría  yo,  iba   en  un  
													progreso  ascendente  hacia  
													los  más  cultos  de  la  
													geografía  insular.  La  
													vida  del  pueblo  de  Haría  
													se  desarrolla  en  torno  
													a  la  enseñanza  de  este  
													prócer. Era  más  que  
													suficiente  que  este  
													germen  diera  sus  frutos  
													para  que,  en  1967,  se  
													creara  el  primer  Colegio  
													Libre  Adoptado  de  Haría.  
													Su  sede  la  ubicó  en  la  
													vivienda  y  salón  que  
													tiene  la  iglesia  de  Ntra.  
													Señora  de  la  Encarnación  
													de  Haría. 
Sin embargo estos comienzos fueron bastante duros. Las familias no estaban adaptadas a la nueva situación y tenían que hacer un esfuerzo mayor para que los hijos de familia pobre pudieran estudiar. Fruto de este sacrificio llegó a tener la isla de Lanzarote el mayor número de docentes procedentes de la Academia de Haría.
Posteriormente, y una vez conseguido su objetivo, es lógico pensar que las autoridades eclesiásticas .se dieran cuenta del trabajo que estaba realizando en Haría. Mons. Infantes Florido, se percató de las dotes de este sacerdote, lo convenció en 1970 y se lo llevó a las Palmas de Gran Canaria como Vice-Canciller y Vice-Secretario de Cámara y Gobierno, Delegado Episcopal de Religiosas y Profesor de Religión de la Escuela de Magisterio. A partir de esa fecha hizo la Licenciatura en Teología y se doctoró. Es diplomado en Orientación Familiar. Conoce los idiomas francés, inglés y alemán.
Don Enrique Dorta Afonso fue el primer canónico elegido y presentado por el S. M. el Rey D. Juan Carlos I. Anteriormente Monseñor Infantes Florido le había nombrado canónigo con el cargo de Prefecto de Liturgia de dicha Iglesia Catedral, de Las Palmas de Gran Canarias, tomando posesión después de las horas canónicas.
El pueblo de Haría, supo reconocer “su “trayectoria a su labor pedagógica, social y cultural cuando el 23 de abril de 1983 el Ayuntamiento de la noble villa de Haría”,… le confiere el título de “HIJO PREDILECTO”, como consta en el documento de su nombramiento. amiento.
Fue pregonero de las fiestas patronales de San Juan Bautista de Haría, en 1984.
En 1992, con motivo de su jubilación, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria publicó un libro homenaje a don Enrique Dorta Afonso.El segundo latido registrado en mi cuerpo fue la noticia emitida por todos los medios de comunicación anunciando la muerte de Don Enrique Dorta Afonso. Hoy somos incapaces de reproducir todo el bien que nos hizo vivir en este norteño pueblo de Haría.
Días después de su fallecimiento se le rindió un homenaje póstumo en su pueblo natal. Se cantó el “Himno a Haría”, en su memoria, obra del franciscano padre Calero y armonizada por Josefina González Gil, Directora de la Coral Vulcano.
Falleció en Las Palmas de Gran Canaria, el día 13 de Septiembre de 1994, a los 69 años de edad. Su cuerpo descansa en el cementerio municipal de Haría.
