CULTURA:  --  Rincón literario   -  Mercedes Toledo

 

 

 

Después de mucho tiempo esperando un milagro imposible que te liberara de este triste final, llegó el momento de la partida tras una dolorosa enfermedad. La vida escapó de tu deteriorado cuerpo como en una puesta de sol llega el atardecer, dejando en tu semblante la Paz del encuentro con el Supremo y la huella de un largo sufrimiento al que te impusiste con valentía.

No pudimos evitar el dolor de tu marcha, aunque en todo este tiempo esperábamos este desenlace. Los sentimientos afloran y no nos resignamos fácilmente ante la triste realidad.

Un día tan señalado, celebración de las madres y el mes de Mayo de nuestros recuerdos infantiles, nos dejaste, para celebrarlo muy alto, en el Cielo, con tu querida madre y otras madres que como tú tuvieron que dejar esta vida y a los suyos porque nuestro destino nadie lo puede evitar, sino que un día nos llaman y tenemos que partir... En toda la batalla contra tu enfermedad, sembraste en tu familia con tu ejemplo, el amor y la fortaleza de espíritu que le harán más llevadero este peregrinar afrontando la vida con valentía como tú lo hiciste sin flaquear ni un instante, sin una queja, con un amor desbordante y con la mejor de tus sonrisas.

Siempre estarás presente en nosotros, bien lo sabes, y nos servirás de ejemplo, pues con asombro vimos como afrontaste la enfermedad que truncaría tu vida a tan temprana edad, sin revelarte ante tu cruel destino, sin amargura y queriendo tender tu mano amiga a otras personas que pasábamos un mal momento, cuando tú lo necesitabas más que nadie.

Cuando lo pienso, los escalofríos me hielan el alma, me hacen ver con claridad que eras una gran mujer y que en tu deteriorado envoltorio, albergabas un gran corazón.

Que descanses en paz, querida amiga; te lo mereces y no dejes de interceder por los que aquí nos quedamos para que sepamos darle mejor sentido a la vida, seamos más solidarios con el problema del hermano, del amigo, de los niños..., para que sembremos rosas en el camino de nuestro peregrinar hasta el día que nos llamen a la puerta y dejemos la vida, "esta vida" con la misma resignación que tú y con la esperanza de la resurrección en Cristo. Con todo mi cariño como recuerdo póstumo.