CULTURA:  --  Rincón literario   -  Mercedes Toledo

 

 

 

 

Soñé mientras dormía. Era tan dulce el sueño que despertar no quería. Sólo sé que mi cuerpo adormecido entre las tibias sábanas, rebosaba de alegría.

No había dolor en tu mirada y mi alma se iluminaba. Todo de luz resplandecía; el susurro de la brisa era música del cielo y juntos, de la mano, caminábamos por parajes solitarios. De pronto, algo nos detuvo en el camino. La lluvia rosada de los almendros que momentos de juventud nos traían... ¿Recuerdas?

Yo, una vez, arranqué una varita florida del almendro de tu huerta y tú, a mi lado, dijiste: Me has quitado doce almendras. Roja me puse de vergüenza. Sólo quería flores para el jarrón de mi mesa.

Desperté feliz y preocupada mientras tú, acurrucado, me observabas. De pronto, algo increíble pasaba. Flores rosas en el ambiente flotaban y como hermosas mariposas con sus pétalos volaban, posándose en mi regazo como aquella increíble mañana. Olía a almendras en nuestra sencilla morada. Un rayo de luz por la ventana asomaba e iluminó nuestros rostros que henchidos de amor, se encontraban. Sobraron las palabras y.... agitados como hojas movidas por la brisa acariciadora, ardimos en el volcán de nuestro amor, fundiéndonos en un abrazo y colmándonos de besos hasta que nuestros corazones palpitando al unísono por el mismo sentimiento, transformó y consagró este momento en el que fuimos un solo cuerpo.