Geografía/ Agua/ Datos interés

 

Fuente: Diario de Las Palmas

07-09-1903

 

Antonio Mª Manrique.

 

Era la tercera vez que yo visitaba el valle de Temisas, situado al sur del pueblo de Haría (Lanzarote), y a la parte del na­ciente de la carretera que cruza por la Montaña que está a unos 530 metros de altura absoluta, en cuyos parajes tan ele­vados se disfruta de un clima parecido al de La Laguna (Tenerife,) ciudad situada a una altura semejante (558 m.).

Esta excursión se verificó el 5 del co­rriente (Septiembre). Por la tarde de ese día el Ruaurar marcaba en aquella altura 15°, y en el valle de Haría 20°.

En el de Temisas reina una temperatu­ra deliciosa. Las brisas que se respiran son las de una atmósfera saturada de elemen­tos salinos y del oxígeno que exhalan los vegetales bajo el vivificador influjo de la luz más pura.

Hacíamos esta excursión mis amigos D. José Pineda y D. Antonio Aliaga, acompañándonos también el buen amigo don Domingo López, recorriendo a, caballo co­sa de cuatro kilómetros que hay desde Ha­ría al barranco del Chafariz. Este descien­de desde lo más alto de la Montaña, hacia el naciente en dirección a la rada de Arrieta, en cuyo barranco se encuentra el agua de mejor calidad que existe en la isla. En la parte superior de ese barran­co se hallan dos estanques llamados El Chafariz, que sirve de abrevadero para los ganados del término. Algo más arriba hay otro estanque; y más arriba aun se encuentra la llamada «Madre del Agua» origen principal de los manantiales en que el barranco abunda. Es de propiedad particular.­

La cantidad de agua de estos manan­tiales, reunida, no se puede calcular. Por donde quiera salta en pequeños hilos, for­mando diversos charcos. Siendo permeable el suelo, esa agua se pierde en las entra­ñas de la tierra, criando apio, culantrillo y juncos, y hasta sanguijuelas en los de­pósitos que se van formando.

Esa agua es perfectamente potable y en uno de los tantos chorritos en que dis­curre he podido recoger más de tres li­tros en un minuto, o sean 4320 al día. Suponiendo que esta sea la décima parte del caudal general, resultarían cosa de 85 pipas de Lanzarote (de 500 litros). Es el mínimum, que a mi juicio, puede calcu­larse, pues son muchos los chorritos de agua que existen. Por consiguiente más de 30.000 pipas al año, merece la pena de que esa agua se aproveche de la mejor manera posible. Hasta la fecha no se ha practicado en ese sitio exploración alguna El agua brota naturalmente, como desde los primeros tiempos sin que la mano del hambre haya intervenido en su alumbramiento.

De más está decir que, siendo Lanzaro­te una isla tan falta de aguas manantia­les, y estando tan expuestas sus cosechas a malograrse por falla de lluvias, el agua de que me ocupo es de inapreciable valor si se aprovechase como es debido. La forma en que el aprovechamiento deba hacerse no es de mi competencia. A otro corres­ponde estudiar el procedimiento.

Nuestra excursión duró pocas horas. Retirándonos de aquel sitio vivamente impresionado ante aquel prodigio, descan­samos en Haría, almorzando con buen apetito. Y como en aquél acto fuéramos obsequiados con un exquisito presente por el Sr. Cura párroco D. Rafael Cortés, pa­samos a demostrarle nuestro reconoci­miento, permaneciendo en su casa una hora larga de tertulia, durante la cual el Sr. Cortés, nos demostró una vez más que no puede llevar con más propiedad su ape­llido, porque a finura, galantes y esplen­didez nadie le gana