PREGONES DE HARÍA  >  Índice

 

 

             Dignísimas autoridades, señoras, señores, juventud del pueblo de Haría ¡BUENAS NOCHES!

            SAN JUAN.- El pueblo te rinde honor y desde Ti y por Ti, Haría desea que la suave brisa, al ondear su hermoso palmeral, lleve un saludo fraterno y entrañable a todos los pueblos que con ella forman el Norte Conejero: Máguez, Mala, Arrieta, Órzola, Ye, Tabayesco, Guinate, Punta Mujeres. ¡Pueblos hermanos! Haría quiere que os regocijéis con ella en este aniversario de la fiesta de San Juan. 

            Muchos años hace que este venerable Santo es testigo y patrocinador del devenir histórico del valle de las diez mil palmeras. 

            Fue a finales del siglo XVI cuando las campanas de nuestra iglesia sonaron con alegre son para festejar por primera vez en este pueblo el entronamiento de San Juan como nuestro santo predilecto. 

            A Él ha quedado encomendado el pueblo y El desde su sitial privilegiado lo ha visto evolucionar con prosperidad unas veces y con vida aparentemente monótona y vegetativa en otros momentos de su historia. 

            La vida de un pueblo, como la de cualquier ente vivo, pasa por instantes buenos y malos, por hechos que nos llenan de optimismo y orgullo y por momentos de negros nubarrones que parecen quiere ahogarnos. No ha podido ocurrir de otra forma en Haría. 

            ¡Haría!.- El mismo nombre se pierde en el tiempo. ¿Cuál ha sido el origen de este nombre? Y ¿Cuál su significado? 

            El origen es guanche y no castellano como se ha querido significar. No ponemos en duda que en algún momento se haya querido castellanizar el nombre derivándolo del verbo hacer o facer para que sonase coma Faría. Pero si tenemos en cuenta que en el vocabulario guanche hay muchas palabras que comienzan por H y que tienen una fonética parecida a haría (harimaguada). Podemos deducir que esta palabra procede de aquel idioma y cuyo significado, también deducido de palabras guanches debería ser " Lugar de agua" y es éste el nombre más adecuado para mencionar al pueblo que siempre ha sido el más verde y frondoso de la isla, su subsuelo es rico en agua como lo atestigua la cantidad de pozos que en él hay, y en sus barriales donde se formaban pequeñas fuentes que permanecían la mayor parte del año.

            En una isla tan seca como la nuestra no podía dejar de apreciarse este hecho y los majos lanzaroteños tan dados a toponímicos significativos, señalaron el valle con el nombre que lo caracterizaba Haría "Lugar de agua".

Este fue el nombre del lugar antes de surgir el pueblo. Este, el pueblo, surge como una consecuencia normal del desarrollo isleño. No hay que buscar su origen como poblado indígena. Cuando la conquista sólo había en Lanzarote unos trescientos habitantes y casi todos asentados en la parte centro y sur de la isla. 

            Tampoco hay que pensar en conquistadores de apellidos ilustres que se enamoraran de "Nuestro Valle" como lugar de residencia. 

            Nuestro origen como pueblo es una consecuencia normal del desarrollo isleño, probablemente primero fue una reserva de pastoreo para épocas difíciles, como lo fue hasta hace poco "Bajo el Risco" o lo fueron los terrenos más allá de La Cerca...Luego surgieron algunos cortijos. Al aumentar el número de estos e ir uniéndose, aparece el caserío de Haría para convertirse más tarde en pueblo. 

            Según algunos escritos, Haría en el año 1587, o sea casi dos siglos después de la conquista de Lanzarote, tenía unas 20 familias, unos 80 o 100 habitantes. 

        En el año 1760 y según narraciones del comerciante y escritor inglés George Glas. Haría contaba con 300 habitantes y era sede del Gobernador militar de la isla. 

            El perfil del pueblo se configura y afianza, se define su personalidad. El origen de Haría es sencillo y de evolución lógica. 

            No hay en nuestra primera historia apellidos de prosapia que enaltezcan nuestra vanidad. 

            La historia de este hermoso valle es un canto al trabajo, la constancia y el buen hacer. Mayor gloria merecemos pues lo que tenemos ha sido ganado con sudor y trabajo. No ha sido herencia fácil que si bien enaltece a quienes la labraron, dice bien poco en favor de quienes la reciben. 

            En el hacer de Haría destacan cuatro características: La religiosidad, la independencia, el trabajo y un gran afán de cultura. 

            Fue allá por los años 1600 cuando D. Manuel de Acuña Figueredo, a partir de las ruinas del antiguo templo parroquial, semiderruido por incursiones turcas, reconstruyó la ermita y la pone bajo la advocación de San Juan. Desde entonces, año tras año el pueblo conmemora y celebra este feliz acontecimiento. 

            La constancia en el recuerdo y en el fervor hablan bien claro de la religiosidad de Haría. 

            El carácter independiente de los harianos se manifiesta en un hacer individualista poco dado a asociarse. Quiere ser libre, libre en sus actos y en su voluntad y esta libertad la busca y consigue a base de tesón, trabajo y sacrificio. Demuestra lo dicho el hecho de ser Haría el pueblo que presenta una propiedad más repartida. Aquellos primeros latifundios de pocos señores, de los cuales sólo se sabía el nombre porque sus residencias las tenían fuera del pueblo y muchas veces fuera de La Isla y que ejercían su poder por medio de administradores que repartían la propiedad en medianías y arriendos. Esos primeros latifundios se resquebrajan en pequeñas propiedades que el trabajador hombre de Haría compra a base de sudor. Sudor derramado en denodado trabajo, aquí en nuestra isla o en América, a donde emigraba cuando los ya limitados recursos de nuestra isla escaseaban. 

            Ese pedazo de tierra ganado tan honrosamente era luego trabajado con ahínco para desde él alcanzar mayores cotas de bienestar para su familia. 

            El contemplar nuestros campos, el ver las laderas de nuestras montañas, nos confirma en esta teoría...No hay apenas un palmo de tierra que no haya sido enarenado y en todas partes hay paredes que demuestran el hacer del pueblo. 

            Cuando la labranza era casi el único medio de vida en Lanzarote, Haría supo arrancar a su tierra un máximo de rendimiento. 

            Cambiado el signo económico de la isla. Viendo que la agricultura no es horizonte de porvenir halagüeño, el hombre de Haría supo lanzarse a la conquista de su bienestar y progreso por otros sectores diferentes de la agricultura. 

            Como el marco geográfico de nuestro pueblo es limitado en extensión y medios, surge de nuevo la emigración, pero esta vez, no se trata de una emigración desesperada. No una emigración a lo que salga sino con pasos medidos y siempre hacia mayores niveles económicos, sociales e intelectuales. El hombre de Haría se siente preparado, no se había dormido enquistado en el bienestar anterior. 

            Desde siempre el labrador de Haría cuidaba de que sus hijos tuvieran una buena formación primaria, profesional y si le era posible superior. 

            Esta inquietud de las familias de Haría. Este primer fermento, fue activado por las enseñanzas de buenos maestros, muchos de ellos hijos de nuestro pueblo. Recordemos con cariño y aprecio a: Dña. Mercedes Socas, D. Antonio Betancort, D. Juan Valenciano, Dña Isabel Martín, Dña Melitona. D. César García.

            Esto, sólo por citar a los ya jubilados y que aún están con nosotros.

          Quizá fue también un gran acicate la labor de notables sacerdotes como: el cura Cortes, D. Sinforiano, D. Mariano y sobre todo Don. Juan Arrocha Ayala, muy querido y bien recordado por el mucho tiempo que vivió con nosotros.

            Lo cierto es que Haría, ya desde comienzos de este siglo da a la nación hombres de estudios y carreras. Hombres que supieron desempeñar sus puestos con notabilidad y llegaron algunos a ocupar escaños de relieve en la Isla y en la Provincia. 

            Este fermento intelectual de Haría, se pone en marcha de forma decidida e irreversible ya a partir del año 1955. Gracias a la carismática figura de Don Enrique Dorta Alonso. Hijo entrañable de este Valle. Él con un empeño de cruzada, con sacrificio y una fe ciega en la Juventud de Haría, alentó, ayudó e imprimió en el ánimo de muchos jóvenes el afán de estudio, el ansia de ser, el anhelo de "dejar poso". 

            Él, primero en su casa, luego en la academia por él fundada, más tarde con largas y cansadas gestiones consiguió para nuestro pueblo esa esplendida realidad del Instituto de Haría.
            Hoy, ya casi no acertamos a contar a las personas de carreras medias y superiores comenzadas a la sombra de estos palmerales.

            Pero, no se agotan las ansias culturales de Haría en el aspecto instructivo, otras manifestaciones se han dado y se dan que ponen de relieve el espíritu inquieto de nuestro pueblo. Nos referimos a las manifestaciones deportivas y artísticas. 

Haría, en unión de Máguez siempre ha destacado en el deporte vernáculo, nos referimos a la lucha canaria. Combinados del Norte han sido capaces de competir con el resto de la isla. Hoy contamos con un formidable equipo de lucha el "Unión Norte" campeón insular dos veces. 

            La afición al fútbol comenzada a partir del año 42 en que se formó el equipo militar "Los Caimanes" ha contado con esporádicos equipos: Avión, Juveniles, Escoria, Corneta para desembocar en el que hoy tenemos "Haría Club de Fútbol". 

            En el hacer artístico debemos mencionar los ranchos y rondallas que antaño alegraban nuestras calles en fiestas: El rancho de Señor Damián, las rondallas de los hermanos Rodríguez, la de los hermanos Tomás y Jesús Brito, las de Juanillito....Son nombres que no traen gratos recuerdos. 

            Estas viejas aficiones de música, baile y canto, tienen hoy su entusiasta exponente en el grupo folclórico "Malpaís de la Corona". 

            También es antigua en Haría la afición al teatro. Recordemos los grupos formados por Don Enrique Curbelo y más reciente los formados por Doña. Encarnación Rodríguez quien con entusiasmo, dinamismo e incansable labor, ha sembrado la semilla que hoy fructifica en el grupo de teatro "Guatifay". 

            Que San Juan continúe siendo nuestro mediador. Que él nos aliente para continuar en el buen camino. 

            Rendir homenaje a nuestro patrono San Juan, es rendir homenaje al pueblo que él patrocina, es rendir homenaje a las gentes que lo han hecho posible, a aquellos de sus habitantes que de alguna forma han contribuido a su formación permanencia y progreso. En este sentido van dirigidas estas palabras.

            Saludamos y rendimos admiración y respeto a aquellas familias que han permanecido en este precioso lugar a lo larga de muchas generaciones. Ellas constituyen la columna vertebral de Haría. 

            Manifestamos nuestro más cariñoso agradecimiento a todas aquellas personas y familias que unas veces con su ayuda física, otras con aportaciones económicas, con ejemplos, enseñanzas, desvelos o buen gobierno, han contribuido al hacer de Haría. 

            Hoy al celebrar las Fiestas de San Juan con esa sana alegría que nos caracteriza, sintámonos llenos de honesto orgullo, pero también, con la humildad y fervor suficientes para pedir a nuestro Excelso Patrono derrame sobre nosotros toda suerte de bendiciones. 

            GRACIAS.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 


JOSÉ DOMINGO REYES ESPINO