CULTURA:  --  Rincón literario   -  Mercedes Toledo

 

  

Pienso en lo que el tiempo esconde:

Releo tus cartas llenas de ternura, de amor del bueno y deseo ser aquella niña-mujer a la que tú en tus cartas adorabas.

Compongo con pedacitos del ayer, una ilusión que me invade por completo. Desando de pronto todos los años de matrimonio y vuelvo a ser tu novia, tu Mercediña, tu Merche, tu muñeca...y parece que mi dolor, mi pena, mi tristeza, mi desgana, mis años, se desvanecen. Vuelvo a ser joven, llena de energía, de timidez, de aquellos deseos que no había sentido nunca y que marcaron una nueva etapa en mi vida, porque la niña empezaba a sentirse mujer. Recuerdo como si fuera ayer tus besos que abrieron las puertas de un sentimiento nuevo, desconocido y tus abrazos que marcaron la fuerza con la que nos quisimos. Tus manos envolviendo las mías como a mí me gustaba, mientras una sensación de ternura hacía palpitar mi asustado corazón.

 

En medio de este silencio, de esta soledad plena, tu esencia me envuelve, me abraza, me consuela, queriendo buscar en todo esto, remedio para este dolor que se ha apoderado de mí y no permite que el alivio bañe mi corazón que te reclama constantemente.

 

Reflexiono y sé que todo esto que de una manera tan nítida me ha invadido el alma, es una imagen virtual que sólo está archivada en mis preciados recuerdos aunque existe tal vez la posibilidad, quién lo sabe, de reanudar nuestro camino en ese otro lugar desconocido para todos pero en el que fundamos nuestra fe y nuestras esperanzas.

 

La realidad hace acto de presencia y pienso que no me queda otra alternativa: continuar agarrada a todo lo bueno que me diste y a nuestros hijos que son los que me dan esa fuerza para continuar esta andadura impuesta por el destino. Intentaré confortarles, animarles y ayudarles como siempre pues ésta es la misión de una madre, más ahora que te echan tanto de menos como yo y lloran en silencio tu ausencia.

 

Tequise, te quiero y te querré siempre como tú bien lo sabes pues tu ausencia física, no puede borrar lo que construimos durante casi cuarenta largos años.