CULTURA:  --  Rincón literario

 

 

 

Te alzas sobre el basalto y te miras cauteloso en este lago natural del Chacón orgulloso de tu figura centenaria.

Te miro y pareces irreal, como se salieras de un hermoso cuento de hadas. Con un poco de imaginación, o jugando con la fantasía de aquellos años de mi querida infancia, por tus ventana se asoman princesas encantadas que reposan en las balaustradas de tus balcones entre música de arpas esperando el beso que las despertará de su profundo sueño, para caer ilusionadas en los brazos de sus príncipes soñados.

Pensando en tu real historia, más de una vez he creído que quizás sus antiguos moradores, desde su profundo sueño, bajen cada noche a disfrutar de tu exótica belleza y reanudar así, aquella historia inacabada.

Suspiros del pasado, lágrimas furtivas, ecos de sonrisas frustradas flotan a tu alrededor entre el arrullo del mar y el canto de las sirenas, dándole a tu imagen es encanto que obliga al que te mira a soñar o a indagar qué ocurrió entre sus sólidas paredes, transformando todo esto en una leyenda que por desgracia dista de tu propia realidad.

Por circunstancias de la vida, la familia que tuvo el privilegio de habitarte vale, es ahora también la mía, por lo que sé cómo surgiste de pronto en esta isla de Lanzarote.

Entre los conejeros que emigraron a América soñando con darle un mejor bienestar a los suyos, Viajó hasta Buenos Aires un señor De haría que sea bien le acompañó la fortuna trabajando con laboriosidad y esfuerzo, No igual le ocurrió con la salud de su querida hija que enfermó de tuberculosis por lo que los médicos le aconsejaron la orilla del mar, como medicina para mejorar su precaria salud.

Este Padre, sin perder la esperanza de poder recuperar la salud de su hija, mandó construir este hermoso chalet que no tienen nada que ver con nuestro entorno, pues fue diseñado por un arquitecto latino. Se le puso el nombre de su querida niña, "La Juanita" y ésta se trasladó con sus Padres hasta este rincón natural bañado por el mar pero... Juanita de León que así se llamaba esta joven, no superó su enfermedad y por desgracia murió por lo que sus restos mortales reposan en el panteón familiar del cementerio de Haría.

Esta estructura tan diferente a la nuestra y construida por unas circunstancias tan respetables como son las de salvar a un ser querido, se ha convertido a través del tiempo, en una parada obligatoria del visitante y en el disfrute de la posteridad.

Yo, te miro y no me canso, porque con mi enorme fantasía sólo me invitas a soñar, a evadirme del presente, para ser niña otra vez.