CULTURA:  --  Rincón literario   -  Mercedes Toledo

 

 

Desafiante te elevas en el paisaje de mi isla conejera, esbelta, radiante, cual mujer que espera al amante...Tu cima acaricia el cielo, tu falda como cancán almidonado y al pie de tu corpulenta estatura, nuestra tierra inigualable surcada por las manos artesanas del campesino lanzaroteño. Los cortavientos protegiendo las ricas parras y las frondosas higueras cuyas ramas besan la tierra por tanta generosidad...

En la era, la cosecha recién cortada: los rubios trigales, la tostada paja de nuestras leguminosas....Los burros obedientes, dóciles e infatigables, trillan en círculos acompasados, los niños que hacen fiesta por la cosecha lograda, los mayores cubiertos con sus sombreros de empleita, trabajan afanados. Y junto al lugar de trabajo, la casa, hogar de tantas generaciones con sus contrastes de volúmenes, sus tejados de dos aguas, sus paredes como el alba y la chimenea humeante del guiso que se prepara como recompensa a los esfuerzos de una larga jornada. Y, bajo la buganvilla, en el banco sombreado, los abuelos que mientras realizan trabajos artesanales con sus manos encallecidas, reviven jubilosos tantas y tantas escenas de antaño y sienten rebosar de alegría sus corazones que aceleran simultáneamente su ritmo cotidiano y sus ojos se humedecen tras sus gafas, al comprobar que su gente conserva las tradiciones y el amor a esta bendita tierra. Mirándose exclaman: ¡No todo ha sido en vano! Así es la gente sencilla que agradece con sus bailes y cantos folclóricos, la semilla germinada; y en medio de esta preciosa estampa, tú, montaña, muda vigilante de tantas generaciones, que guardas grandes secretos en el fondo de tu alma. No hay vista donde tú no estés inmersa en nuestro paisaje. Te veo por doquier dominando el cielo. Cuando los niños canarios hacen sus primeros trazos, lo primero que dibujan es a ti, hermosa montaña. ¡Qué orgullosa estarás de ser tan importante! Sin ti, grandiosa acompañante, sería imposible plasmar esta preciosa estampa canaria.