CULTURA: Teatro
Fuente: DiariodeLanzarote.com
24-05-2013
Por M.J. Tabar
“El teatro es el reflejo de la realidad social que vivimos; quizás podamos sacar alguna solución de él”, dice Baltasar de León, que nació una noche de Navidad de hace 52 años en Haría. Primero fue el grupo de Encarnación Rodríguez, luego Guatifay, otro en Barcelona, Lila García (antes La Diversión) y finalmente Indiera Teatro, un grupo que viene a jalonar la ya fértil historia del teatro aficionado en Lanzarote. Costumbrismo canario, teatro clásico, reivindicación, fábula, parodia... El teatro nos da armas para conocernos y fiscalizar la sociedad que hemos construido.
Baltasar de León (Haría, 1961) es, además de un enamorado de su Valle natal, actor y director de teatro. Quizás porque es el arte que más rápido y mejor capta el sentir de la actualidad. No recuerda cuál fue la primera obra que vio, pero sí la primera película: “Era una del Oeste, y como todos los niños, yo me senté en primera fila. La película comenzó con un tren llegando... Y yo llegué antes a casa que el tren a la estación”. Su hermano aún se ríe cuando lo recuerda. Pero es que el invento de los Lumiere lo hacía todo muy real. Con 7 años, Alejandro Perdomo, su profesor de Sociales (no siempre fue Conocimiento del Medio) le inculcó el gusanillo por el teatro. Acto seguido se unió a los grupos que dirigía la pionera Encarnación Rodríguez.
Participó en aquellas Cabalgatas de Reyes escenificadas que recorrían las calles Haría, con pastores declamadores de versos, y en los años 80 formó parte de Guatifay, que junto al Regartija de Félix Hormiga, fue uno de los grupos teatrales más fuertes y representativos de la isla. Muchos recordarán su reivindicativo ‘El legado de Caín', una obra de comedia del arte y pantomima, que representaron embutidos en mallas, en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas.
Balta ha seguido formándose en técnicas actorales y escénicas durante toda su vida adulta, hasta que hace cinco años sopesó dos variables - grado de ansiedad y sueldo- y presentó una baja voluntaria en la empresa donde había desempeñado su trabajo durante buena parte de su vida profesional. Decidió convertir su pasión en oficio y, desoyendo las advertencias de fracaso, fundó la Escuela de Teatro de Tías, que hoy imparte clases a más de 70 alumnos.
Indiera Teatro nació al año siguiente, pero sufrió altibajos en sus componentes, porque la crisis provocó lógicas migraciones. En 2012, se revitalizó con savia nueva: actrices como Gema Quindós o Virginia Barrero, con mucha experiencia sobre las tablas tanto en Lanzarote (TEA) como fuera de la isla, un actor de cine profesional como Salvador Quesada, un italiano de nacionalidad inglesa ya jubilado, Maurizio Solzi, y una bailarina profesional de tango, Ana Stephan.
El nacimiento y el éxito de compañías como Chespir o Comik Teatro es buena prueba de ello. El teatro aficionado sigue gozando de buena salud porque se sostiene con los anhelos, necesidades y tiempos de sus componentes, y el público siempre ha necesitado de la pantomima para aliviar la farsa.