Geografía/ Agua/ Datos interés

 

 

Fuente: Arquitectura popular de Lanzarote

 

La escasez de agua la convierte en un bien preciado, por lo que es necesario que no se pierda ninguna gota. La recogida del agua ha determinado la forma de los edificios, de modo que las plantas de las viviendas lanzaroteñas tradicionales en "L" o en "U" son idóneas para verter el agua de las azoteas al patio interior bajo el cual se ubica, por lo general, el aljibe o depósito subterráneo de agua. Esas azoteas, encaladas para favorecer la escorrentía y evitar su filtración, tienen una ligera pendiente que facilita la conducción del agua hacia gárgolas que la vierten al patio. La pendiente del patio y los tranques o pequeños muretes y maromas tendidas para la ocasión "estuercen" el curso del agua y le ofrecen un camino hasta el caño del aljibe.

En los aljibes no domésticos, utilizados para los animales y diseminados por los cam­pos, se utilizan los mismos principios para conducir el agua. Estos aljibes se sitúan en las aguadas, que son las depresiones del terreno, barrancos o lugares propensos a recibir el agua de escorrentía. El término popular "alcogida", que es deformación de "acogida", designa la extensión previa al aljibe que favorece la recogida del agua de lluvia o de las aguadas y la conduce hacia la boca del aljibe. Hasta las calles y las eras funcionan como acogidas.

Por lo general cada vivienda tiene un aljibe bajo su patio, de forma que éste —también la propia vivienda por su forma y por tener todos sus paramentos encalados— actúa como acogida, tal y como ya se ha referido más arriba. Sin embargo para las familias que no tenían aljibe, o para abastecer las necesidades del pueblo, existían grandes aljibes y maretas comunales, como el aljibe de Haría, hoy rehabilitado como centro cultural. Estas superficies que rodean las viviendas o que se encuentran en el campo hacían las veces de era para trillar el cereal. Una de las características más destacadas y propias de la arqui­tectura popular es su capacidad para aglutinar y relacionar entre sí todas las funciones sociales y laborales. En este caso la acogida se empleaba como lugar de trillado o la era, como acogida.