La Cueva de los Verdes, conocida como la cueva volcánica más grande del mundo, es uno de los puntos más destacados y fascinantes de Lanzarote Está situada al norte de Lanzarote y al sureste del volcán Monte de La Corona, pertenece a un sistema de tubos subterráneos (los jameos) de unos 6 km. de longitud, siendo una de las formaciones volcánicas más interesantes de la isla y uno de los tubos volcánicos más largos del mundo. Las cuevas y galerías surgieron durante una erupción prehistórica del volcán Monte de La Corona, hace más de 4.000 años. Una corriente ancha de lava se precipitó hacia la costa oriental adentrándose en el mar. Primero se enfrió rápidamente la superficie de la lava solidificándose, mientras el río de lava ardiente seguía fluyendo por debajo de la capa basáltica petrificada. Las piedras basálticas más antiguas se fundieron por la acción erosionadora de la lava. Se formaron cavidades que al ser infladas por los gases reventaron en algunos de los lugares. Probablemente se repitió este fenómeno, ya que hay dos galerías superpuestas unidas entre sí, en algunas zonas, por espacios verticales. Cuando se entra en la Cueva de los Verdes el visitante puede contemplar varias partes de la cueva desde tres galerías distintas. Desde una de ellas llamada "infierno", se puede observar uno de los ejemplos más espectaculares del mundo de lava petrificada. El macabro efecto es consecuencia de la lava hirviendo a una temperatura de alrededor de 800 C, al entrar en contacto con el aire, solidificándse casi inmediatamente. Las extrañas formas naturales parecen crecer del interior de las cuevas y estas estatuas adoptan diversas figuras En 1964 se preparó un recorrido de 2 km. de longitud para los visitantes. Una iluminación refinada presta efectos teatrales a este monumento natural tan caprichoso. En el siglo XVII las cuevas sirvieron de refugio a los lanzaroteños para protegerse de piratas y cazadores de esclavos. En estas ocasiones, aterrados y alertados por el tañido de una campana, corrían para perderse dentro de los innumerables túneles de la cueva. El problema de los piratas era localizar la entrada del escondite. Ahora la cueva está bien señalizada tanto para llegar como para moverse por ella; en 1964 se preparó un recorrido de 2 km. de longitud para los visitantes. Una iluminación refinada presta efectos teatrales a este monumento natural tan caprichoso que se ha convertido merecidamente en uno de los sitios más frecuentados de la isla.
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