Geografía/ Flora

 

 

 

En Haría, como en todos los municipios lanzaroteños, la población tiene presente esta práctica, que se niega a desaparecer de la mente del ser humano, allí conversamos con Nieves Betancort Suárez, de setenta y cinco años de edad:

Buena, pues puedo empezar diciendo que el pasote es una yerba muy buena para los problemas del estómago, porque es bastante digestiva; la malva es suficiente fresca, por lo que se usa para la irritación, las mujeres solían lavarse con esa agua; también puedo decir que una infusión tibia de manzanilla, sirve para enjuagarse de noche, los ojos irritados, pero acabada de pones no se puede salir al aire; hay que tener cuidado, cuando una persona padece de la tensión baja, pues si tiene dolor de estómago no se le debe dar manzanilla, si no pasote, que es el que la sube.

Antes se trataba uno con pocas medicinal, por ejemplo, cuando se cogía un resfriado, se usaba salvia, que a la vez servía para bajar la tensión; la caña de limón y la yerba Luisa no son recomendables para los hombres, porque baja la potencia, no sé si era una broma, pero eso siempre se ha dicho, cuando nosotros éramos pequeños y no había leche, desayunábamos con una infusión de yerba Luisa, porque hacia bien para el pecho; y ahora, para tirar la flema del pecho, lo mejor era un jarabe de tomillo, orégano, miel y un chorrito de limón, eso te hacía expectorar rápido.

Cuando la mujer tenía los dolores de ovario de la menstruación, se le recomendaba un agua de yerba huerto, que también servía para quitar los retorcijones de estómago, nosotros solíamos tomarla; la ruda, a pesar de su mal olor, es muy buena, porque en infusión, tomada en ayunas, sirve para abrir el apetito y para guitar el salto del estómago, que es cuando uno se asusta y que le llaman padrejón.

Masticar el tallo del perejil –cuanto más gordito mejor– es recomendable para bajar el azúcar; el agua ortiga, sirve para acabar con la pulmonía; del moralillo, nos comíamos las moritas para, purificar la sangre y con las ramas machacadas, bajábamos la hinchazón.

La grama, que es como un pasta, echa una flor que en infusión es lo mejor para limpiar el pulmón; con la hoja de nogal se hacía un agua para lavar las ulceras de los pies y hasta yo recuerdo, que mi madre, se ponía la hoja, directamente, sobre la parte dañada, así se curó ella una pierna; y la albahaca es digestiva.

También, puedo contar que la semilla de calabaza, bien masticada, acaba con las lombrices y parásitos en los intestinos y que la papaya (frutabomba), baja la tensión, ¡díganmelo a mí que soy hipertensa!

Cualquier tipo de menta sube la presión; la mejorana, calma los nervios y el romero quita los dolores, este se puede poner también en alcohol y después de un tiempo, aplicar en la parte afectada.

Yo no tomo té porque sube la tensión, pero sé que con limón es aconsejable contra los vómitos y las nauseas; la flor del trébol, por lo buena que era, nos la comíamos con gofio, como si fuera queso o pescado; masticar la hoja de tabaco quita el dolor de muelas; el ajo y la cebolla, mejoran la circulación, y la última también quita la tos y da sumo; la ciruela se usa como purgante para el estreñimiento; el chícharo es muy nutritivo, tiene hierro y funciona como un laxante; el hinojo sirve para expulsar los gases; el agua de la greña de millo quita la irritación; y para el dolor de cabeza, lo mejor es ponerse unas rodajitas de papa, que también, quita la fiebre.

Esas son algunas cosas que he aprendido en la vida, de trabajar tanto con yerbas y otras plantas, porque antes, o sabias de eso o no te curabas.