HISTORIA / Aproximación Hª Haría
Fuente: Lancelot nº 1038 de 13-06-2003
Como tantas veces se ha escrito y comentado, la zona norte de Lanzarote tiene una singularidad en sus valores naturales y paisajísticos. Hablar de Haría es referirse a naturaleza, vegetación, alturas, valles y barrancos, cuevas volcánicas y espacios naturales especialmente sensibles a la alteración por la mano del hombre.
Como ocurre en otras partes de la Isla, algunas de las limitaciones impuestas en los últimos años en el entorno de los pueblos han venido a producir un efecto contrario, al restringirse actuaciones antaño normales, necesarias y hasta imprescindibles para la supervivencia de sus habitantes, aunque lógicamente con las adecuaciones precisas a su finalidad. A manera de ejemplo, la construcción de aljibes, cuya única limitación debe estar en su relación con el fin previsto y plena incorporación al lugar de ubicación.
Nuestro entorno se deteriora en la zona rural, en la urbana y en el litoral.
En los tiempos actuales se viene generalizando el interés por conservar lo singular, lo que define. Así es frecuente contemplar en los Avances de Planes Especiales de Reforma Interior de núcleos de población medidas encaminadas a tal fin.
Como se ha dicho en otras ocasiones, nuestro entorno es algo más que unos edificios, algo que merece un cuidado especial y la colaboración de todos los ciudadanos, así como de proyectos, ayudas y gestión de Instituciones de distinto nivel.
Lo que ocurre en nuestro entorno puede resumirse a grandes rasgos, en los siguientes puntos:
* Obras de carreteras y canalizaciones con un acabado en sus márgenes incompleto y sin el aspecto que tenía anteriormente.
* Proliferación de construcciones en zonas rústicas, fuera y alejadas de los núcleos urbanos.
Sería interesante que se cubriesen de piedra. Tenemos ejemplos muy significativos, dignos de mención, como los existentes junto a la carretera de Arrieta a Ye, en la zona de las Cuevas, pero como condición previa debe facilitarse la extracción de piedras, tan restringida y tan abundantes en la Isla.
Asimismo debería destinarse un cinturón en torno a los pueblos para la segunda vivienda, lo que permitiría la integración de sus ocupantes en el pueblo, evitando el aislamiento actual y la generalización de las construcciones por cualquier parte.
* Construcciones en una cota muy alta, en el mismo filo de las montañas, con un efecto visual impactante.
* Instalación de depósitos metálicos, como cubas y otros, en las fincas, seguramente por las limitaciones en la construcción de aljibes.
*Extracciones de material con huella manifiesta de las mismas.
* Acumulación de vehículos (chatarra) en el interior del núcleo urbano.
* Pintado de casas en el mismo interior del pueblo en color distinto al blanco tradicional.
* Elementos en edificios que, por sus medidas y características, rompen la estética del conjunto.
* Pérdida de vegetación autóctona y otras tradicionales en el entorno.
* Utilización excesiva de nuestras costas y uso abusivo y sin condiciones adecuadas de la acampada.
Podrán calificarse de pequeñas cosas, sin excesiva importancia, pero contribuyen, en definitiva, a un deterioro creciente, que requiere medidas urgentes, reales y eficaces. Todos podemos contribuir a evitar este deterioro, en ocasiones, poco a poco y día a día, con actuaciones racionales y adecuadas al lugar y a la tradición, y en otras con convenios, orientación e intervención de Instituciones Públicas de distinto nivel.