HISTORIA / Aproximación Hª Haría
A lo largo de la historia, desde los tiempos más remotos, casi en los albores de la humanidad, estas dos palabras han venido unidas. No se han concebido una sin la otra.
Lo mismo ha ocurrido últimamente en nuestra Isla, en nuestro municipio. El verano finaliza y con él la mayor parte de las fiestas celebradas en cada una de sus localidades.
Estos temas han sido objeto de los más variados comentarios, destacando en elogios la buena acogida que han tenido las fiestas locales. Se estiman como las mejores desde hacía muchos años y, de manera especial, la "colaboración" prestada a las mismas por los vecinos, con armonía, sin distinciones ni dirección exterior. Aquí se cree está la clave del nivel de participación y la altura de los actos desarrollados, sean las de San Juan, San Pedro, El Carmen, Santa Rosa, El Pino o Las Mercedes.
Ello es síntoma de que algo ha cambiado, que las cosas se comienzan a ver de otra manera. Felicidades a los colaboradores y organizadores por el resultado obtenido.
El otro elemento reseñado es el vino, tan ligado desde siempre a una fiesta, a una celebración. También aquí se ha puesto de manifiesto la colaboración vecinal. Nos referimos a la vendimia en la finca del Ayuntamiento, con una participación cercana al centenar de personas, según se comenta. Se elabora el vino para las fiestas del Municipio, haciendo realidad aquello de que "lo que es del pueblo vuelve al pueblo", en este caso la uva transformada en vino, sin olvidar a algún pillo que decidió coger su parte cuando la cosa no pasaba de ser uva y no esperó a que se transformara en vino.
A nivel insular se viene hablando de la tan traída y llevada "copa de vino" a los visitantes, con el taco de queso, como posible solución al consumo del vino conejero. Hace ya algún tiempo se puso esto en práctica y resultaba chocante la llegada de un grupo a un determinado Centro turístico requiriendo la copa de vino, sin apenas poner los pies en el suelo. Podrá haber otras y mil formas de promoción. Alguien me comentaba lo de la botella-recuerdo, con algún motivo impreso.
¿Acaso todos los visitantes a la Isla son bebedores?, ¿Nos convertiremos en el paraíso del vino?
En estas cuestiones andaban dos amigos en la esquina del antiguo billar, cuando uno le dice al otro: Tinto problema con el vino y aquí cerca podemos tener la solución, sustituir el "Aljibe del pueblo" que, al parecer, nadie sabe qué hacer con ella, por la "Bodega del pueblo" e instalar una fuente de vino encima de la plazoleta. El otro quedó perplejo por semejante ocurrencia y dijo: ¡Buena idea!, es original y un reclamo para los visitantes. Así podríamos instaurar en el Norte la fiesta de la vendimia. Un tercero, que lleno de curiosidad escuchaba a poca distancia, intervino para ofrecerse como controlador de la fuente. Sus ojos se avivaron y sus ^ cachetes, solo con recordarlo, se enrojecían. Enfrascados en el tema se fueron alejando hacia el interior de un Bar y todo quedó en una curiosa y simpática conversación.
Entre fiestas, alegría y vino se continúa sembrando dudas, confusión. Se vuelve a hablar de transfuguismo, pagos, opulencia, como velada intoxicación, sin darse cuenta que el pueblo se ilusiona cuando las cosas se hacen libremente y de forma espontánea.
Persiste el interés por el Chinchón, ya desfasada la siete y media, pero aún se juega a la "gallina ciega", puesto que algunos siguen con la venda en los ojos y no ven las cosas con claridad, realidad y objetividad.
La experiencia, se suele decir, es la principal fuente de conocimientos del hombre en cualquier faceta de su vida. Ella permite desechar lo malo y aprovechar lo bueno, corregir los errores y aprender de ellos. Se tiene la impresión de que en el Municipio de Haría se va por este camino. Así lo corroboran las fiestas y la vendimia.
Terminamos recordando la frase de un escritor romano, allá por el año 64 después de Cristo, Tito Petronio, que comentando las costumbres de la época decía:
"Sabed que todos podemos aprender con nuestras propias experiencias, pero aquel que es capaz de "aprender con la experiencia ajena es, sin duda, al hombre más sabio."
J.M.