HISTORIA  / Aproximación Hª Haría

 

 

Fuente:  Lancelot    nº 1031 / 25-04-2003

Rincón de Aganada

 

 

Cuando en la Or­denación Territo­rial de la Isla, el Municipio de Ha­ría ha quedado práctica­mente clasificado como zona agrícola y, en su mayor parte, de protec­ción natural y paisajística, sin incorporarse plenamen­te al carro que ha venido tirando de la economía insular en los últimos años, el turismo, salvo la ex­cepción de la Costa de Mala y de forma indirecta las actividades derivadas de aquél en los núcleos del litoral y en el mismo pueblo de Haría; cuando constantemente se recalca el peligro de que Lanzarote dependa en un ochenta por ciento de este sector, cualquier resquicio de otra posibili­dad de desarrollo económico y, por añadidura, social y cultural, merece se tome en consideración.

Podría parecer un sueño o un disparate en los tiempos actuales hablar de agricultura en cualquier rincón de Lanzarote, pero la realidad es que en la zona que se extiende entre Tabayesco, Arrieta, Trujillo, El Canto y las Quemadas van a con­currir las condiciones idó­neas para un proyecto de futuro, de previsión de un desarrollo agrícola, con nuevos cul­tivos, sin desechar algunos de los más tradicionales y rentables.

En esta franja de terreno concu­rren, junto a su temperatura, diver­sos tipos de aguas:

- La procedente de la depurado­ra del Canto, cuya producción de cincuenta a sesenta mil litros dia­rios, de buena calidad, se están trasladando actualmente fuera del municipio. Volumen que se tripli­cará el día en que finalicen y se incorpore la red de Arrieta y Punta-Mujeres.

- La que accederá a la zona desde las desaladoras de Arrecife, a través de las tuberías que en estos momentos se están instalando.

- La de los barrancos que llega desde el Centro de Haría, de Faja, Las Piletas y el valle de Temisa, para el supuesto de que volvieran épocas de abundantes lluvias, como aquéllas en que todo su caudal iba a parar al mar.

- La posibilidad de alguna pequeña potabilizadora, como existe en otros lugares.

En la zona que se extiende entre Tabayesco, Arrieta, Trujillo, El Canto y las Quemadas van a concurrir las condiciones idóneas para un proyecto de futuro, de previsión de un desarrollo agrícola, con nuevos cultivos

Si la construcción de la Presa de Mala no vino a satisfacer las expecta­tivas de la Comunidad de regantes de los vecinos de esta localidad, con su recepción definitiva en julio de 1979, tras haberse invertido unos cuarenta y nueve millones y medio de pesetas, de manera primordial y casi única por la falta de la tan deseada lluvia, las aguas que pueden coincidir en la zona de Arrieta, Tabayesco, El Canto y Las Quemadas tienen otra singulari­dad, otro origen, y la conveniencia de depósitos que, además de los ya exis­tentes, pudieran construirse para su reserva y utilización en el momento más apropiado.

No estamos ante una utopía, sino a la vista de una realidad palpable, que desarrollaría en la zona una agricultura moderna, con mercado en la propia isla y, al fin y al cabo, un elemento de progreso eco­nómico, con los sistemas de explotación que fue­ren más adecuados y más atractivos para los pro­pietarios de los terrenos, con perfecta incorpora­ción al destino previsto y a su medio natural.

Un ejemplo del pasado en este sentido y en este lugar fueron las Vegas, los Cortijos, en un número superior a la decena, sustento de numerosas familias, y el Pozo de Arrieta, junto al camino que condu­ce a la playa, según se describe desde muy antiguo, en adaptación con otros de la zona a las circuns­tancias del momento.

Haría ha tenido su particular cultura y  arquitectura  del Agua, conforme a las necesidades y posibilidades de cada época, siguiendo una evolución que com­prende las diversas fuen­tes naturales, los numero­sos pozos, los aljibes, la galería de Chafaris, los depósitos particulares jun­to a los barrancos, los depósitos públicos de Ye y la Corona y la Presa de Mala. Todo ello merecedor de un estudio especial.

Estamos ante nuevas perspecti­vas y medios diferentes, que necesi­tan proyectarse hacia el futuro, a fin de no depender casi en exclusivo del sector turístico, diversificando las actividades productivas y com­paginándolas con aquél. Una de esas posibilidades podría encontra­se, con las circunstancias reseñadas, en los llanos de Tabayesco, Arrieta, El Canto, Bajo de Trujillo y las Quemadas.

 

 

 


ANTONIO BERRIEL PERDOMO