Fuente: Lanzarote y su patrimonio artístico
En el norte de la isla, en un valle muy apto para la agricultura, surgió el primer núcleo que tuvo cierta importancia después de Teguise. A fines del siglo XVI tenía unos veinte vecinos y una "pila", que indica la disposición de algunos servicios de carácter religioso, dado que poseía un clérigo propio, que por esas fechas era un sacerdote madeirense, aunque la creación de la parroquia fuera en el siglo XVII. Haría era, pues, la segunda población en importancia de la isla, por lo que no extrañe tanto que Torriani le diera un tratamiento gráfico diferenciado en el mapa que realiza de Lanzarote a finales del siglo XVI.
La localidad es referida en varias actas del cabildo, como en la de 1618 cuando queda vacante el beneficio de la isla y se afirma: "además que es notorio era como en el valle de Haría había un cura que los confesaba y sacramentaba y la iglesia del dicho Valle de Haría está acabada y fuerza haber sacerdote para que les diga misa, respecto de tener el valle más de 60 vecinos, y que los inconvenientes son de mucha importancia". En 1631 se crea la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, rasgo que va a diferenciar al lugar de los demás caseríos de la isla. También contaba con un alcalde ordinario y en 1764, cuando George Glas visita la isla, era la residencia del gobernador militar de Lanzarote. La creación de nuevos curatos durante el siglo XVIII afecta a Haría en la medida que pasa a ocupar el tercer puesto cuando en 1728 se crea el curato de Yaiza (Nuestra Señora de los Remedios), y le supera en población. En 1835 sigue en la misma posición por población (2.195 habitantes), pero ahora detrás de Teguise y Arrecife. En el siglo XX quedó fuera de las transformaciones que afectaron a los municipios turísticos y se mantuvo más vinculada a una economía tradicional.
Entre los escritos más antiguos que ofrecen alguna información sobre Haría destacan los realizados en el siglo XVIII, centuria de triste recuerdo para Lanzarote por las célebres erupciones volcánicas, que no afectaron a esta zona norteña. En sus disposiciones sinodales el obispo Dávila y Cárdenas (1734) anota: "En este Lugar, que es el que hasta aora está libre del volcán, ay ayuda de Parroquia, con su Iglesia, aunque pequeña, asseada, con su Cura Theniente. Tiene 195 vecinos; y los lugares pertenecientes a éste son: Maguez, Tabayesco y Montaña". El "Compendio brebe y famosso" (1776), anota que el "Lugar de Haría de 177 vezinos (que) es bien arruada. Tiene una Yglesia ayuda de parroquia amobi-ble ad nutum; ay en este Lugar una hermita o Capilla de San Juan Bautista tiene algunos pozos antiguos y se crían aquí muchas ortalizas, y también ygueras, palmas y otros frutales". También de la misma centuria es la siguiente descripción, escrita por José de Viera y Clavijo: "40° Haría es un bello lugar en un valle hacia la parte del Norte. Tiene más de 70 casas y una iglesia parroquial, aseada aunque pequeña. Pertenece a su jurisdicción los siguientes pagos: 41° Magua (sic), 42° Tabayaseco (sic); 43° Montaña". Las construcciones aumentaron, de tal manera que en su "Diccionario" (Madrid, 1845-1850), Pascual Madoz afirma que "Tiene 208 casas, algunas con desván formando cuerpo de población, con una buena plaza frente a la iglesia; ésta bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Encarnación, de beneficio de término..." En 1888 el núcleo cabecera residían 1.690 habitantes y estaba constituido por 323 edificios de un piso y 63 de dos pisos; el total de población del término municipal era de 4.412 habitantes. En las descripciones se recogen valoraciones tales como que la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación era pequeña y "aseada", que los tres pagos más importantes de la jurisdicción eran Máguez, Tabayesco y La Montaña, y las primeras ermitas en citarse son las de Santa Bárbara de Máguez y San Juan Bautista en el núcleo de Haría, que según Madoz había sido la sede de la primitiva parroquial. Más tarde se incluye la ermita de Nuestra Señora de las Mercedes en el pago de Mala. En cuanto a las referencias urbanas es de destacar la afirmación de "bien arruada", lo que indica que poseía un buen número de casas agrupadas, además de considerar que contaba "con una buena plaza frente a la iglesia" y un cementerio "contiguo a la Iglesia en medio del pueblo", según escrito del siglo XIX. De finales de esta centuria es la descripción de René Verneau, que abandona su frecuente tono crítico al redactar su visión del lugar: "Haría es un verdadero oasis perdido enmedio de estas montañas. Situado al fondo de un valle profundo, rodeado de alturas, al Este, Sur y Oeste, está abrigado de casi todos los vientos. Además, su situación le permite hacer una abundante provisión de agua que desciende de todas las montañas de los alrededores. Allí se pueden cultivar árboles sin tener que enterrarlos en el fondo de un agujero. La naturaleza del terreno permite cultivos variados, y en los años buenos, quiero decir cuando llueve, se hacen cosechas abundantes. También esta localidad, de la que depende el caserío de Máguez, se ha convertido en la más importante de la isla, después de Arrecife, a pesar de las dificultades que se tienen para llegar allí."
El asentamiento de Haría es típico de interior, ocupando la llanada de un valle, que le otorgó su disposición general de encrucijada de caminos que confluyen en el entorno de la iglesia de Nuestra Señora de La Encarnación y su plaza. Sobre esta malla se ha desarrollado la población, vertebrada radialmente hacia el exterior, comunicada con la Villa de Teguise, la antigua capital, por Los Valles a través de la calle del Palmeral o hacia la zona norteña de su propia jurisdicción por medio del cruce de La Cruz, Casas Atrás, Romero, Cruz de Ferrer y Camino Máguez.
Las características señaladas han condicionado que Haría esté constituida por una amplia retícula que tiene sus ejes fundamentales en los caminos de alcance territorial que le comunican con otros puntos de la isla y que se entrecruzan en la parte central. El resultado es una fisonomía semiconcentrada, dado que lo edificado alterna con grandes superficies vacías de carácter agrícola. El trazado está muy condicionado por el soporte topográfico, funcionando más que como una estructura urbana autónoma, como una red de caminos que se densifican en el centro de la población. En cuanto a la ocupación del suelo, predominan las manzanas con ocupación perimetral, es decir con las edificaciones en los bordes, quedando los interiores y las traseras para huertas. Como otros núcleos de Lanzarote, Haría tiene un fuerte vínculo con el medio natural, que aquí se destaca por la presencia de un gran palmeral, considerado el mayor de la isla y más bello de Canarias. También hay que considerar, como quedó explicado, que la propia estructura de la población posee numerosos vacíos que tradicionalmente han tenido uso agrícola.
En Haría predomina la arquitectura doméstica de carácter popular, que a pesar de ser de diferentes momentos ofrecen una gran homogeneidad, gracias al predominio de las casas terreras y la ausencia de edificios altos contemporáneos. En cuanto a la arquitectura religiosa sólo tiene interés la ermita de San Juan Bautista, situada junto a uno de los caminos de entrada a la población. Como espacio urbano destaca en la parte central del núcleo la Plaza de León y Castillo, en uno de cuyos extremos se levanta la parroquia, quedando el otro abierto hacia la calle de la Cilla. Es una de las plazas más interesantes de Lanzarote y posee una planta en forma de rectángulo alargado que se flanquea con arbolado en sus lados, donde también hay algunas muestras destacadas de arquitectura doméstica. Lo más lamentable del entorno es la desaparición de la antigua iglesia de Nuestra Señora de La Encarnación, sustituida por su actual fábrica. Esta lamentable pérdida provoca el desajuste existente entre la antigüedad de la parroquia y el edificio de la misma, convirtiendo a Haría en la única localidad histórica de Lanzarote con un templo moderno, si exceptuamos la reconstrucción parcial que padeció la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de Guadalupe (Teguise) después de su incendio.
Haría es uno de los núcleos más interesantes de Lanzarote, con unos valores que se hacen patentes en su trazado y arquitectura, muy integrados en el paisaje. La Plaza de León y Castillo constituye la parte más representativa y de mayor valor espacial de la localidad, contando en la misma con algunos ejemplos arquitectónicos de alto interés. Además de la plaza principal, la citada de León y Castillo, con varias funciones (religiosa, cultural, social, ocio, comercial, etc.), hay que contar con la dedicada a la Constitución, con su carácter civil o concejil por la presencia de las Casas Consistoriales del Municipio.