Historia / Referencias históricas

   

               

                Haciendo memoria a las costumbres que había antes, y comparándolas con las que hay ahora, resulta que en muchos ambientes no hay ni punto de comparación, porque la evolución de la sociedad es algo que se produce de una forma rápida y a veces se rompen referencias anteriores y otras veces  nacen o surgen ideas y formas nuevas.

                En esta ocasión nos vamos a referir a las formas en que antes las familias se iban preparando para ir en el verano a un lugar de la orilla del mar, a donde solía ir su familia o allegados, de todos los años, y estos lugares fueron más antiguamente, los baños en los varios charcos de Órzola, o en las costas de Punta Mujeres, y algunos en Arrieta, aunque en este pueblo ya había una consolidación de personas que vivían de fijo en sus propias casas.

                Hay que tener en cuenta que uno de los pueblos en que más incidencia tuvo respecto de los baños, en los años de 1950 y 1960, especialmente, que es cuando más se notó este flujo, fue el Caserío de Punta Mujeres, siendo Órzola un pueblo más consolidado, y desde principios del siglo XX, ya había bastante concurrencia a este lugar, pero en Punta Mujeres había muy pocas casas, habiendo eso sí muchas chozas de piedra seca, o de piedra y barro.

                 Era peculiar en los años de 1950 y 1960, al menos, el ir preparando el jato para ir a pasarse así como 10 o 15 días en la orilla del mar, y en especial el auge se dirigía a Punta Mujeres, y ello en la choza propia o en una de un vecino, amigo o allegado, y vaya que se tenía el burro preparado, con su silla o sus alforjas, y se solía llevar la ropa más vieja o de menos calidad, y se dejaba la mejor, para utilizar en el pueblo, mientas que al poco era ya al revés, y la ropa vieja se utilizaba en el pueblo y lo mejor se iba a lucir en la Playa o en la orilla del mar.

                A principios de los años e 1960 se produjo un auge y un entusiasmo fuera de lo normal, por tener algún sitio al que ir a la Playa o al baño, y para eso, eran muy pocos los que tenían algo, y algunos tenían una casita aunque fuera pobre, pero la mayoría no tenían nada, ni siquiera una chocita vieja, y entonces el que ya estaba entusiasmado con el Baño, se las arreglaba y se atrevía a pedir prestada de su vecino, amigo o familiar, siquiera una habitación o también podía ser una choza, de las que tampoco habían muchas, aunque sí bastante.

                Recuerdo que las personas que se iban para Punta Mujeres por ejemplo, se iban primero, por el mes de Agosto, pero les quedaba pendiente el tener que plantar las papas, y así venían y las plantaban y se iban otra vez por una o dos semanas más.

                En principios de los años de 1960, surgió una idea de la gente, de tener una choza o algo propio, aunque fuera de piedra seca, pero ya la cosa se fue abriendo, y surgió algún puesto de trabajo y en honor a ello, ya se podía comprar un solarcito y juntar alguna perra para construir algo, y así se fue cubriendo de nuevos edificios, la zona de Playa y se recuerda aún de ver cómo se hacían unos pequeños aljibitos en las casas, que no daban para cubrir las necesidades de la casa, pero que se fueron agrandando y cubriendo la necesidad de la familia.

                Por ello, no se contaba con agua sino apenas, en la casa, y se utilizaba agua que se traía del mar, para fregar la loza y cubrir algunas necesidades, y tampoco había luz, ni agua corriente, y los caminos y calles eran de tierra, pero todo ello se fue cubriendo con aportación de los vecinos, como obras comunitarias, y se fue asfaltando, y hoy el pueblo de Punta Mujeres, tiene tanta población como el pueblo de Haría.  

                Se fueron haciendo desde el principio además, unas piscinas, con iniciativa y trabajo de los bañistas, a veces con alguna aportación siquiera mecánica, del Ayuyntamiento.