Historia / Referencias históricas

 

 

Resulta que antes se hacían muchas chozas en nuestros campos y era normal que se hicieran en una finca bastante grandita, mayormente si se trataba de una finca ubicada en un fondo de piedra volcánica, porque así se contaba con más facilidad con la piedra que iba a hacer falta para hacer la choza, y la cual se hacía a veces en forma redondeada interiormente, con poca altura, de menos de dos metros, y algunas veces su techo terminaba de una forma cilíndrica, acabada en cucurucho, aunque otras veces se hacía en forma de un cuarto normal, cuadrado, con techo de pequeñas vigas o palos, con tablas, paja y muchas veces con una capa de tegue o tierras impermeables encima.

                Estas chozas eran muy necesarias porque eran un lugar donde se podía meter la gente en casos de frío, de lluvia, e incluso de calor, y algunas veces servía para meterse dentro el grupo de gente que iba a trabajar a la finca, y comer con tranquilidad en un soco.

                Esas chozas antiguas fueron motivo de aguarecerse la gente ante las grandes inclemencias del tiempo que a ve ces reinaba en la zona, incluso algunas veces con amenazas de rayos, aunque realmente solían hacerse estas chozas sin puerta, pero eran suficientes así.

                Tampoco estas chozas estaban dotadas de un pequeño depósito para, como un aljibe, y sólo se pretendía tener una choza para entrar y salir, pero no para quedarse en ella.

                Ahora, cuando realmente ni se trabaja en los campos, como la gente tiene un poco más de dinero para emplearlo en hacer algo que le llenan los caprichos, se fue empezando a hacer unos pequeños almacenes o cuartitos, llamados como Cuartos de Aperos, y realmente ese es el  destino, tener un cuarto donde guardar las herramientas o aperos de labranza, y eso bajo llave, y además ahora contando con un pequeño aljibito para tener un poco de agua fresca si se deseara emplearla en algo, especialmente hacer alguna comida e incluso tomarla, y la verdad es que se han hecho muchos cuartos de aperos, en nuestros campos, unos con permiso pero la mayoría sin contar con una licencia para hacer la obra, pero así y todo, son muchos los que se han decidido a hacerlo como sea, y lo han logrado, aunque se hallen en la ilegalidad.

                No parece tan malo que la gente se haya decidido por construir sus pequeños cuartos de aperos, porque, consiguiendo un capricho, se ha cubierto su gusto, y así, si la familia quiere cambiar de ambiente, se van al campo y disfrutan de  un lugar donde hay techo, y se puede aguarecer la gente ante las inclemencias del tiempo.

                Eso tiene la contrapartida de que es ilegal y los Órganos de Medioambiente y la policía, se hallan al acecho de que  se cumpla la ley, pero realmente no se trata de hacer mal a nadie ni causar perjuicios, lo malo es que luzcan esa edificaciones blancas en un paraje más bien negro, obscuro o ennegrecido,  y al fin no se trata sino de modernizar las antiguas chozas de que disfrutaron nuestros antepasados, pasando de la piedra seca al bloque y consiguiendo un lugar más limpio, más higiénico y más cómodo para cumplir con lo que se pretende.