Historia / Referencias históricas
Yendo al principio de cuando se hicieron cotidianos y normales u ordinarios los enarenados que se hacían antes, por nuestros antepasados, vayamos a abundar en que muy antiguamente las fincas no se enarenaban y se cultivaban mediante la utilización del arado con empleo de los burros y los camellos, y así se llegó a cultivar hasta los terrenos situados en lo más alto de nuestras montañas, incluso terrenos que eran eriales, pero que se cultivaban y se cogían míseras cosechas, pero que no quedaba otro remedio porque es lo que había entonces, y había que buscar la supervivencia.
La gente de la Vuelta de Abajo se dio cuenta entonces de la conveniencia de introducir la modalidad del enarenado, porque llegaron a comprobar que las cenizas Volcán de Timanfaya, (Montañas del Fuego), llegaban a mantener mejor la humedad utilizando esta ceniza que era la arena que conocemos ahora, y las erupciones se produjeron por los años de 1730 a 1736, y en cuanto al Norte de la isla, se llegaron a hacer unas pruebas con el bagullaje y los ripios en la zona de Las Quemadas, en Haría, y se notaba, después de varias comprobaciones, que esto contenía o mantenía algo mejor la humedad, lo que luego se fue asimilando a la arena, y se cree que por los años de 1850, ya se empezara a emplear la arena que hubiera, granada y hasta ripiajes o bagullo, y ya se generalizó el hecho del empleo de arena en las fincas, con una capa de unos diez centímetros de espesor, que consideraban muy importante porque se notaba palpablemente que se conseguía una mejor conservación de la humedad.
Antes se empezó haciendo un hoyo en la finca, con la esperanza de que llegarían a conseguir hacer un hoyo en la propia finca, y la arena solía aparecer, y casi siempre la conseguían y luego la distribuían por la finca en carretillas pero más en burros y camellos, por el volumen que había que emplear, y a veces se encontraba alguna herramienta que quedaba enterrada.
De todas formas, lo más importante era el generalizar el transporte de arena en masa, y vaya que para ello lo mejor era aprovechar la llegada de los camiones, pero éstos no llegaron hasta los años de 1920.
Así para facilitar a los camiones el transporte de la arena, se llegaron a abrir muchos areneros en toda la isla, con el error de que fuera declarado el arenero de La Capellanía en Máguez, como arenero insular, y así fue llevada la mayoría de la arena para toda la isla, pero no sólo para enarenados, sino que también se empleaba para obras de una manera generalizada.
Los areneros que se abrieron en la zona Norte de Haría, en el Municipio de Haría, fueron los siguientes:
La Cuesta de Ye, que lograron bajar el camino unos cuatro metros, también algo en la zona Guatifay, bajando llegamos al denominado Hoyo de Alberto, Los Llanos y La Corona, Gayo, el Barichuelo de dentro, el de fuera, pero luego bajando hasta Máguez, nos encontramos con el arenero principal de “La Capellanía, con una tremenda extensión, agregándosele luego la zona de La Chapa, de que a apenas queda alguna esquina o rescoldo por sacar, también la zona de Los Llanos, con varios areneros, también Los Cascajos en Máguez, y también la zona de La Majadita en Malpais, salida en curva hacia Ye, y en zona de Los Lajares y La Breña también se sacó.
Cuando una finca tenía poca arena o se notaba que ya estaba a falta de una camada o capa de arena, se le aplicaba un poco que fuera suficiente para ir manteniendo el enarenado en buen estado y esta operación se llamaba “refrescado.”
Por el año de 1958 aproximadamente, se produjo un corrimiento de tierras en la zona de enarenado de “La Chapa”, que llegaba a la Capellanía y se notó bastante tiempo la grieta por este corrimiento.