Historia / Referencias históricas


 

 

Resulta que antes, las parejas matrimoniales solían tener hasta un número considerable de hijos, del orden de los 6, 8, 10, 12, y hasta 16 y 18, algunos y a cada uno había que ponerle un nombre a la hora de inscribirlo en el Registro Civil o Juzgado de Paz, o también cuando se llevaba a bautizar a la Iglesia, que estaba basado en nombres de los antiguos parientes y antepasados especialmente, pero que se podía remontar a nombres de tatarabuelos o más atrás aún, pero también se llegaba a aplicar a vecinos o amigos de la familia. Pero se daba la circunstancia de que antes había personas, mujeres más bien, que se dedicaban a dar recados o hacer mandados a nivel cotidiano, y normalmente se encargaba a estas personas que apuntaran a tal o cual niño o niña en el Juzgado, y se les decía que el nombre del niño o niña era el de tal…, pero resulta que estas mujeres normalmente eran analfabetas, y hasta de Ye, Órzola y Mala siempre había alguna recadera, pero lo malo es que estas mujeres lo más normal es que tenían que afinar su memoria para retener los nombres, pero algunas veces, a la hora de apuntar la criatura, no se acordaban del nombre que se les había dicho, y entonces, muchas de las veces cambiaban el nombre por otro muy distinto que, a veces no se parecía nada con el que le dijeron, o en casos ellas mismas se inventaban uno y ya está y salían así del paso.

 

Pero después se presentaba otro problema y es que, a nivel de Haría, o a otros niveles más distantes, parece que pasaba lo mismo, y es que cuando se iba al Juzgado, buscan- do al Secretario para decirle del apunte del crío, normal- mente el Secretario no estaba y había que ir al Bar o Cafetería donde el Secretario estuviera y casi siempre se hallaba jugando al dominó, a la ronda o a otros juegos de baraja, y él seguía jugando, y apuntaba los datos que le daba la mandadera en una caja de cigarros o de fósforos, y cuando se le acababan los fósforos o los cigarros, tiraba la caja a la papelera y así adiós apunte y no aparecía luego el nacimiento inscrito y de ello se daban cuenta cuando se iba a pedir una partida de nacimiento para alguna gestión, como casamiento, o para ir al cuartel, y de Haría sabemos de nombres, pero los vamos a dejar por prudencia.

 

Ya en cuanto a los bautizos de las criaturas, eso llevaba y lleva otro procedimiento y es el cura el responsable del bautismo y su apunte, y ahí estaban los padres y el padrino, y eran muchas las veces que los nombres no coincidían, y solía llevar la madrina o el padrino la voz cantante y no consultaban con el apunte que se había hecho anteriormente en el Juzgado o Registro Civil, y de ahí venían muchos problemas a la hora de presentarse a tramitar alguna gestión normalita o cotidiana de cualquier aspecto.

Antes se solían poner a los críos los nombres de familiares o vecinos, y lo normal eran los nombres de María, José, Josefa, Juan, Juana, Pedro, Petra, Enrique, Enriqueta, Francisco, Francisca, y algunos otros, pero con el tiempo y avance de la sociedad ya se fue desterrando la idea e estos nombres más normales o viejos, y se fueron adoptando nombres de artistas, famosos, o también algunos cogían nombres de origen guanche, y así hay una diversidad de principios u orígenes en que se basan los nombres de nuestra población.

 

Cuando se iba antiguamente a poner el nombre a una criatura, se le llegaba a aplicar hasta cinco o diez nombres en forma compuesta y así era incluso normal, y hasta nombres de mujeres intercalados en hombres, como María Dolores, y otros.