Historia / Referencias históricas

             

       Vamos a dar un pequeño repaso de la evolución del importe del salario mínimo de un jornalero hasta la actualidad. Ahora la gente se queja de ganar muy poco dinero para el mucho trabajo que hace, pero estas penurias se han venido arrastrando a través de los tiempos y conviene hacer de ello unas referencias históricas para considerar la situación con más conocimiento.

Digamos que estos sufrimientos ya existían desde finales del siglo XIX, cuando el jornal medio era de una peseta diaria, que luego subiera un poco hasta colocarse en “un tostón”, lo que era 1, 25, o una peseta y veinticinco céntimos, o mejor una peseta y un real, hasta que a principios del siglo XX ya se empezaba a pagar hasta dos pesetas, y luego en los años de 1915 a 1930, el precio del jornal ordinario era de dos pesetas y un real y de dos pesetas y media, o medio duro, subiendo a finales de 1930 hasta tres pesetas y a principios de los años de 1940 ya subió hasta cuatro pese- tas y hasta cinco pesetas, llegando a finales de la década de 1940 hasta las diez pesetas diarias.

Pero para ganarse estos jornales había que madrugar mucho, estar en la finca antes de que saliera el sol y además había que ir caminando hasta la finca, a no ser que alguno consiguiera algún burro, que era difícil, pero hay que considerar que había que llegar hasta fincas que estaban bastante alejadas, que ya con la caminada, el peón llegaba muy cansado, con pocas fuerzas para iniciar un trabajo duro como el que le esperaba.

Es curioso que el precio medio del jornal, que era en los años de 1940 de diez pesetas al día, estuviera equiparado a lo que valía un kilo de garbanzos, como el grano más caro.

Puede decirse que el Cabildo Insular de Lanzarote estableció un buen hito en el percibo del jornal diario, cuando llevó a cabo la construcción del denominado Aljibe de La Corona, en la ladera sur de la montaña, hacia Máguez, en año 1950, con unos 2.000 metros cúbicos, en una isla tan sedienta, con mucha escasez de agua de forma permanente, con tanta necesidad de este preciado líquido, de forma que se produjo un aumento considerable en el importe del jornal, hasta el punto de que se estableció en el importe de 16,66 pesetas, que era muy superior a lo que corría, que eran esas 10 pesetas diarias, novedad a que se apuntaban todos los obreros y muchos lo consiguieron, aunque quedaron muchos más desconsolados.

Hay que considerar el sacrificio que costaba al obrero cabeza de familia ganarse el sustento para mantener a su familia, que normalmente era numerosa, con hasta seis, ocho, diez y más hijos, y el ama de casa para multiplicar este dinero para dar de comer a todos.

El salario mínimo está establecido ahora en 655 euros al mes, pero antes no había un control por el gobierno y los obreros tenían que arreglárselas con sus caciques.