Historia / Retazos históricos


 

Antonio Rodríguez Bonilla (Tío de José Mª RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ), que nació en HARÍA en 1.872, y como ocurría que en esta isla la economía agrícola(1ª fuente de riqueza) estaba de crisis en crisis, se lo pensó como a tantos otros lanzaroteños EMIGRAR a donde la vida le ofrecía mejores condiciones económicas, por lo que en su juventud hizo la maleta y marchó para Montevideo(como se nombraba antes a Uruguay, debido a la escasa formación cultural en Lanzarote), y una vez allá se estableció como COMERCIANTE, finalizando el siglo XIX, en el Departamento de CANELONES (toma este nombre de la gran cantidad de canarios emigrantes que lo poblaron y hoy sus habitantes se conoce con el gentilicio de “canarios”).

     En sus años jóvenes fue pionero de un deporte que empezaba a principios del siglo XX: el FÚTBOL y que en la actualidad siguen grandes masas de aficionados, llegando a ser fundador y primer Presidente del Club Social Canelones, además fue gran impulsor del Centro Comercial y Social, las más prestigiosas instituciones sociales de la localidad.

   También presidió durante casi toda su vida la Comisión de Fomento de la Escuela Jardín de Canelones.

     Pero lo más trascendental de su vida, fue la creación de un MUSEO de ANTIGÜEDAD y CURIOSIDADES de HISTORIA NATURAL, único centro cultural de Canelones en esa fecha.

      Con sus más de 90 años de edad, pasó sus últimos momentos rodeado del cariño de un pueblo que lo veneraba como una figura patriarcal.

     Después de una larga permanencia en Canelones falleció en este pueblo. El acto del sepelio constituyó una sentida manifestación de duelo, a la que se sumó lo más representativo de la población. Al pasar el cortejo fúnebre frente al Club Social Canelones se le tributó un homenaje de despedida, en el que hizo uso de la palabra un delegado del Club.

   En el Cementerio despidió sus restos mortales, en nombre de la Comunidad isleña, el Presidente de la Sociedad Islas Canarias y en nombre del pueblo de Canelones un destacado orador, que puso de relieve la personalidad del muerto.