INTERÉS > Datos de interés
ANTENA, (Martes, 31 de
Diciembre de 1968)
Director y fundador: Guillermo
Topham
Arrecife de Lanzarote
LANZAROTE, ISLA DEL FUEGO
"LANZAROTE REUNE MARAVILLAS
SUFICIENTES COMO PARA
CONVERTIRSE EN UNO DE LOS
LUGARES CLAVE DEL TURISMO EN
ESPAÑA".
Escribe Alberto Vázquez Figueroa en la revista barcelonesa "Destino"
En Lanzarote todos los paisajes son posibles, y si encontramos en Timanfaya un panorama sacado a la Luna, y al sur de Arrecife nueve o diez playas inmensas, solitarias, tranquilas y deliciosas, no pueden sorprendernos que en otro rincón tropecemos con un autentico desierto, un trozo de Sáhara trasladado a esta isla; un mundo de arenas, desolado, por donde marchan cansinos.
Dromedarios, llegaríamos a creer que sus habitantes son también beréberes, tal es el corte de su cara y su figura , y tan sólo la forma de vestir los diferencia.
Porque tienen las gentes de esta zona la altivez y el perfil de los tuaregs, y están hechos sus ojos a mirar de lejos surcada de profundas arrugas, como trazadas por un arado caprichoso.
Y el paisaje es aún más africano cuando dejamos ese desierto de Soo, y en el camino hacia el Norte se abre ante nosotros el oasis de Haría, con sus cientos de palmeras, sus blancas casas y sus cultivos cubiertos de un manto negro, despezándose todo ello por un tranquilo valle, al final del cual se alza, como telón de fondo, el truncado cono del volcán de La Corona.
No nos sorprende ver a los blancos camellos ni de las palmeras; más nos extrañan las mujeres, tocadas con encanta dores sombreros, muy echados hacia la cara las solteras y las niñas, como usaban aquellas pioneras del Oeste americano, y vuelto hacia atrás, o cambiado por el de paja el ala ancha, en las casadas, resultando curiosa esta distinción que hacen los campesinos de la isla entre las que son o no doncellas, costumbre esa que era antaño muy corriente en el mundo y se ha ido perdiendo poco a poco, siendo Lanzarote uno de los escasos lugares donde aún se encuentra.
Y es que, como hemos repetido infinidad de veces, es Lanzarote una isla en la que se pueden hallar cosas y detalles sorprendentes, distintos a cuanto se ha conocido, como esos Jameos del Agua, lago subterráneo comunicado con el mar por ignoradas galerias de lava, y donde habita una curiosa especie de crustáceos propios de las grandes profundidades oceánicas, que no se sabe por qué extraña razón quedaron aquí, aislados para siempre, tal vez corriendo por las cristalinas aguas, no mayores que la falange de un dedo, habiendo perdido por completo la pigmentación: blancos y ciegos. Y como el fuego que mana de la tierra, la existencia aquí de esos animales es un misterio que nadie ha podido explicarse aún.
Tampoco ha sido capaz personas alguna, hasta el momento, de recorrer esa fabulosa Cueva de los Verdes- cuya boca se abre un poco más arriba de los Jameos del Agua-, túnel lávico impresionante, que recorre bajo tierra más de dos kilómetro conocidos, para perderse después en galerias y recovecos inexplorados, por los que el hombre moderno no se ha aventurado aún, a pesar de que cuentan los naturales del país que su extensión es tan grande que llega, incluso, hasta el mismo volcán de la Corona, que se alza como un dios poderoso allá en lo alto.
No se puede llegar a saber qué hay de cierto en esto, y no se sabrá hasta que una auténtica expedición de espeleólogos aclare el misterio; como tampoco se puede asegurar que existan en la cueva todos esos tesoros que se dice enterraban los lanzaroteños, y de los cuales se han encontrado en ocasiones pequeñas porciones no demasiado valiosas.
Porque la Cueva de los Verdes fue siglos atrás el escondite de los habitantes de la isla, que se refugiaban en ella huyendo de las razzia de los moros, y parece ser que más de uno trajo aquí sus bienes, y aquí los enterró, creyéndolos más a salvo que en cualquier otra parte. Y en verdad que muchas veces dio resultado este escondite, y en él se libraron de ser esclavizados los lanzaroteños, hasta que en cierta ocasión un traidor los vendió a los arraeces, haciendo que éstos capturasen a más de 800 cristianos que tuvieron que ir saliendo a la luz uno tras otro, vencidos por el hambre y la sed.
La belleza interior de esta cueva – que ahora se está iluminando de cara al turismo- es impresionante, y no tiene que envidiar por su hermosura, originalidad y colorido a muchas de las más famosas del mundo, y será éste uno de los nuevos encantos de la isla, que contribuirá, sin duda, a que sea más conocida por todos aquellos que, en este siglo del viajar y ver, no habian nunca reparado en su existencia.
Y es que Lanzarote reúne, sin duda, maravillas suficientes como para convertirse en uno de los lugares claves del turismo en España, pues ofrece al visitante tantas cosas distintas y fascinantes que uno no puede por menos que sentirse verdaderamente impresionado.
Creo que en ocasiones he ido demasiado lejos en mis viajes, que incluso me he entusiasmado muy a menudo, pero pienso ahora que para ver algo fabuloso no tenia necesidad de recorrer tanta distancia y me hubiera convenido conocer mucho antes esta isla de los cien volcanes, del fuego, el desierto, el oasis, las cuevas, las playas, el portento geológico de sus lavas, la arquitectura de El Golfo y las inigualables puestas de sol de Arrecife.
Para miles de lanzaroteños todo cuanto les rodea resulta de lo más vulgar y sencillo y, sin embargo, muchos de ellos se asombrarian ante la simple vista de un tranvía, un edificio de veinte pisos o la idea de que existe un tren que marcha por debajo de tierra y que recorre las ciudades de punta a punta.
Al fin y al cabo- piensan- los volcanes están ahí desde hace siglos y siempre ha quemado la tierra en Timanfaya, y Soo ha sido un desierto, y los mares de lava han molestado, inútiles, desde cuanto alcanza nuestra memoria, y la de nuestros padres, y la de sus abuelos. ¿Qué tiene, pues, de extraño?
¿De extraño? Que Dios lo quiso poner allí todo; todo junto, en el estrecho marco de una sola isla portentosa.