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La Prensa (18 de julio 1.997)

CIUDADES Y PUEBLOS DE CANARIAS

FASCICULO LVIII

Agricultura y ganadería, claves del desarrollo económico de la isla

El desarrollo económico de la isla estuvo ligado, durante los primeros tiempos históricos, a la agricultura cerealística de autoconsumo y a los rebaños de cabras y ovejas.

A lo largo del siglo XV, las islas explotaban orchilla, cueros, sebos y quesos, productos que se completaban con la captura de esclavos en las islas no sometidas y, posteriormente, mediante cabalgadas sobre el vecino continente africano, que se prolongarán durante el siglo XVI.

Para hacer frente a la escasez de cereales en épocas difíciles existía en la isla posito que se cerró a principios del XVIII.

Desde el punto de vista institucional, lo primero que es preciso tener en cuenta es que Lanzarote es una isla de señorío, con todo lo que ello implicaba. Hasta las reformas de Carlos III, el alcalde mayor y juez ordinario eran nombrado por los representantes del marqués y confirmados por la Audiencia, pero, a partir de entonces, era el vecindario el que designaba al alcalde y el apoderado del señor el que lo confirmaba, su jurisdicción afectaba al conjunto de la isla.

Al término municipal de Haría, por otra parte, pertenecen los enclaves de Arrieta, Guinate, Máguez, Mala, Órzola, Punta Mujeres, Tabayesco y Ye. Su gran palmeral, tal como apuntamos, le confiere un aspecto singular y de gran belleza.

Como sucedió con toda la isla, la población del término municipal de Haría debió experimentar un cierto crecimiento progresivo desde los últimos años del siglo XVI a la etapa final del setecientos.

A fines del siglo XVII y principios del XVIII se originan epidemias, y tienen lugar levas y movimientos migratorios que influyeron sobre el desarrollo de la población.

Según los estudios más fiables, es a mediados del setecientos cuando se percibe el mayor aumento de la población, que sólo volverá a recuperarse unas décadas después. El estancamiento demográfico está relacionado con las crisis de subsistencias experimentadas durante la coyuntura de 1768-1771. naturalmente, las sequías eran catastróficas, puesto que afectaban drásticamente a la producción de cereales -producto esencial-, cuanto a la cría y conservación del ganado.

Según la descripción, realizada por Varela y Ulloa en 1788 y publicada por María José Fernández, del derrotero de Lanzarote, Haría estaba situada en un valle frondoso y muy abundante en aguas y manantiales que se obtenían mediante pozos. Todo el valle estaba bien poblado y la mayor parte lleno de casas. En aquella época se construía la capilla mayor de la iglesia mediante las limosnas del vecindario.

A finales del siglo XVIII e incluyendo las primeras décadas del ochocientos, en Lanzarote se produjo la expansión de la barrilla, que era exportada a través del Puerto de Arrecife. Los términos municipales insulares no dejaron de cubrir, sin embargo, su aporte de granos a la economía canaria, pero experimentaron el desarrollo coyuntural y el crecimiento hacia fuera de su nueva producción exportadora - la barrilla-, que tenía en los mercados europeos una excelente demanda como materia prima para la fabricación de sosa.

La barrilla fue recogida muy especialmente en Teguise, principal centro productor entre los municipios insulares, pero también se cultivaba en Haría, naturalmente, en San Bartolomé.

En este contexto económico, según José Concepción, se percibe una indudable actividad constructora que se traduce en la serie de construcciones y reformas de edificios históricos que tienen lugar durante estos años. Así, por ejemplo, la iglesia de Haría experimentó reformas más o menos importantes en su estructura durante estos años fue el de la desaparecida iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Haría, con tres naves.

Asimismo, la ermita de San Juan Bautista de Haría, erigida en el siglo XVIII, posee una sola nave con techumbre de tradición mudéjar. Con anterioridad existió en este término otra iglesia de igual techumbre bajo la advocación de la Virgen de la Encarnación, pero fue destruida por un incendio.