- Los cultivos en hoyos -
PATRIMONIO > Datos patrimoniales
Fuente: Guía de senderos de Lanzarote
Gobierno de Canarias
Sobre
coladas recientes emitidas por
el Volcán de La Corona,
escasamente alteradas, sin
formación apreciable de suelos y
por tanto desfavorables para las
prácticas agrícolas, se ha
desarrollado principalmente
cultivos de frutales como vides
y, secundariamente, higueras y
duraznos, por un sistema
singular de «Plantación en hoyos».
Consista en excavar en la colada
hoyos cilíndricos de profundidad
y diámetro variable según la
especie a plantar: 100 cm en el
caso de la vid y 150 cm en el
caso de las higueras y duraznos;
dichos «hoyos» se protegían
exteriormente por un muro
circular de piedra y en su
interior se vertía tierra
extraída de los depósitos
sedimentarios próximos de la
Vega Chica, la Vega Grande o de
Los Tablones.
La plantación se efectuaba
linealmente, guardando una
distancia de uno y medio a dos
metros entre plantas. Para
resguardarlos del viento se
levantaban muros de piedra seca
de unos sesenta u ochenta
centímetros de alto con
segmentos perpendiculares que
separaban entre sí los «hoyos» y
los protegían contra otros
vientos diferentes del dominante;
entre línea y línea de vides se
plantaba otra de tuneras cuya
función era poner al socaire las
vides de las invasiones de aire
sahariano, gracias a su
capacidad de disminuir la
temperatura del aire y aumentar
su humedad en el entorno próximo.
La protección del cultivo se
completaba con una capa de cinco
a diez centímetros de «rofe»,
ceniza volcánica negra, cuyas
cualidades higroscópicas
aumentan la humedad disponible
para las plantas y protege el
suelo de la desecación por
evapotranspiración.
Este sistema aprovecha al máximo las condiciones meteorológicas favorables de la zona, como la presencia de vientos constantes muy cargados de humedad, y protege las plantaciones contra las desfavorables, coma la acción mecánica de los vientos e invasiones de aire cálido sahariano. Nos encontramos, pues, ante una técnica de cultivo altamente sofisticada y compleja, en la que se ponen en interacción tres formas de protección de las plantas: muros, tuneras y enarenado, así como la aportación de suelos en un área singularmente desfavorecido para el cultivo.
Estas explotaciones, cuyo apogeo se registró a principios del presente siglo, se encuentran en la actualidad abandonadas en su práctica totalidad, salvo en algunas parcelas de pequeños propietarios y una parte de la finca Bodegas La Torrecilla, cuya producción se vende en parte directamente en las propias bodegas.