- Molinos y cultivos tradicionales de las Vegas de Haría y Máguez -
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Fuente: Guía de senderos de Lanzarote
Gobierno de Canarias
Haría y Máguez son los dos núcleos agrícolas tradicionales más importantes del sector norte de la Isla. En sus amplias y ricas vegas se han cultivado diversos productos de secano destinados, básicamente, al autoconsumo. Además de papas, legumbres y frutas, los cereales como el trigo, la cebada y la avena han sido los de mayor producción. Elemento básico tradicional de la alimentación, no sólo en ésta sino en todas las islas del Archipiélago, es el gofio. Éste se elabora a base de cereales, que son primero tostados y luego triturados en molinos para convertirlos en una especie de harina que mezclada con otros alimentos le aportan mayor consistencia y riqueza. En 1764 George Glas escribe:
«La alimentación de los campesinos consiste ordinariamente de lo que llaman gofio, que se compone de harina de trigo o cebada tostada, mezcla esa harina con un poco de agua, haciendo una masa y así la comen. Esta dieta no exige ni cuchara, ni cuchillos, ni tenedores. A veces [..] mojan cada puñado en miel o melaza. En invierno cuando la hierba está mejor, disponen de abundante y rica leche, en la que mojan el gofio, comiendo así, usando conchas en vez de cucharas [..] Otro modo de prepararlo es echarlo en agua hirviendo, hasta que esté suficientemente hervida y espesa. Aunque la gente pobre en ocasiones particulares como bodas, comen carne y pescado, el gofio es su comida ordinaria... Los campesinos valoran mucho su dieta de gofio y se enorgullecen de ello y desprecian a los de otras islas que comen pan.»
Entre los dos valles existió un número considerable de molinos de viento que aprovechaban la constante brisa del alisio. Actualmente no existe molino alguno de este tipo en el municipio, sin embargo se pueden observar las ruinas de varios de ellos. Cuando se construyó el actual cuartel de la Guardia Civil, se sabe que se destruyeron dos molinos y en este mismo sitio aún quedan vestigios de otro de ellos. En la calle del Molino de Haría desapareció recientemente uno y quedan vestigios de otro en la cima de La Atalaya, ya mencionado. También quedan en el pueblo algunos de los molinos llamados de fuego, accionados por motor de explosión, de los que uno de ellos todavía funciona.