- Enrique Dorta Afonso -
In Memorian
Fuente: La Voz de
Lanzarote
Opinión
Enrique Dorta
En esta empresa editora de LA VOZ, DIARIO DE LANZAROTE no puede pasar inadvertido el fallecimiento de uno de los hijos más ilustres de Lanzarote. Nos referido al canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Canarias, Enrique Dorta. Sacerdote ejemplar, virtuoso, preclaro orador, de una sólida formación humanística ejerció su sagrado ministerio en el pueblo de Haría y reconocidas todas estas dotes y cualidades fue elevado a la dignidad de canónigo por el entonces Obispo gobernante de la Diócesis de Canarias, Puntual y diariamente, el canónigo Dorta asistía a los ritos litúrgicos en la catedral de Santa Ana. Su figura humana impresionaba y llamaba la atención por ser entonces de los pocos sacerdotes que nunca abandonaron la solana y porque tampoco hizo uso de los distintivos de su dignidad. Dialogar con el canónigo Dorta producía gran satisfacción por la amplitud de sus conocimientos acordes con las nuevas exigencias del momento en que vivió. A pesar de ser reconocidas todas estas singulares cualidades, su pueblo natal le ha olvidado y aquellas promesas hechas cuando fueron trasladados sus restos mortales, en olor de multitudes, para reposar hasta la eternidad en el recoleto cementario del pueblo de Haría, siguen incumplidas. Entonces hubo toda clase de mociones para que el Instituto de Segunda Enseñanza fuera rotulado con su nombre. Vanas promesas porque han transcurrido dos años de aquella -para quiénes no le olvidamos- triste e impresionante desaparición y aún no se han cumplido.
Sirvan estas líneas de recordación a tan ilustre clérigo y como recordación de esas promesas aún incumplidas.