Repentino fallecimiento de Mariano López Socas
FUENTE: ECO DE CANARIAS (Domingo, 12 de Mayo 1968)
ARRECIFE, 11.- (Por teléfono, de nuestro corresponsal. Andrés Pallarés Padilla).-
Hoy llora Lanzarote la muerte de uno de sus hijos más preclaros, don Mariano López Socas. El fallecimiento repentino del querido amigo, nos ha llenado de estupor y de dolor. Este inesperado desenlace corta una vida dedicada por entero a su isla, a esta isla que tanto amó y que nadie conocía como él.
Un auténtico caballero, en toda la extensión de la palabra, era don Mariano. Cuantos tuvieron el placer de conocerle hallaron en él el amigo servicial y una atención que le ha valido el respeto y la estima no sólo de los lanzaroteños, sino de cuantos visitantes de otras islas y otras regiones, muchos allende los mares. En su caballerosa persona encontraron siempre al compañero amable, al desinteresado cicerone que se desvivía por mostrar las entrañas de su "isla de los volcanes".
Consejero del Cabildo Insular de Lanzarote, alcalde de Haria, su pueblo natal, durantes muchos años, también ostentó la representación de procurador en Cortes largo tiempo por los municipios de la provincia. Estos fueron los cargos que con gran eficacia desempeñara a lo largo de su vida.
Pero en don Mariano descollaba, sobre todo su profundo amor a la naturaleza. Gran experto en conquiliología, poseía una de las mejores colecciones de Canarias, y como naturalista aficionado tenia unos conocimientos muy amplios sobre las distintas variedades de la isla, llevando incluso su nombre una planta por él descubierta.
Nadie conocía a Lanzarote y todos sus rincones mejor que él, y hasta el mismo momento de su muerte estuvo ayudando con estos conocimientos a una distinguida visitante dedicada a la arqueología, la cual después de una larga excursión por la isla en su compañía, ha pasado por el dolor de presenciar su muerte, que hoy llora con amargas lágrimas.
Como vicepresidente del club de Los Leones de Arrecife de Lanzarote, del que era uno de sus socios fundadores, le imprimió un gran impulso en su corta pero dilatada labor, acreditando sus dotes, profundamente humanas en la solución de las necesidades de nuestra comunidad.
Por eso, en esta hora de dolor todos los que le hemos conocido y respetado lloramos su muerte irreconocemos la pérdida que ha supuesto para nuestra comunidad quedándonos el consuelo y el orgullo de pregonar su amistad.
A toda su extensa y conocida familia, en especial a su viuda e hijos, hacemos patente desde estas columnas nuestra más profunda y sincera condolencia, y que Dios le conceda el descanso eterno que merece.
