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Sr. Presidente de la Corporación y Concejales de este Municipio, miembros de la Comisión de Festejos, Autoridades, Señoras y Señores, amigos todos.
Es para mí una gran satisfacción, y un alto honor, la oportunidad que me han brindado al nombrarme pregonero de la fiestas de este inolvidable pueblo.
Esperan sepan disculpar cualquier expresión incorrecta, dado que mis dotes de orador, nunca fueron brillantes, y precisamente en este acto tan significativo, donde la emoción me embarga, puesto que me encuentro en presencia de tantos seres queridos, a los que un día no muy lejano dediqué todo mi labor y buena voluntad, recibiendo a cambio muestras de agradecimiento y cariño que han perdurado para siempre en mi corazón.
Desde mi estancia aquí, y en la isla de la Graciosa, a principios del sesenta (60) hasta el sesenta y siete (67), desempeñé la plaza de A.P.D. donde coseché amigos entrañables e inolvidables, como Vicente Stinga, Silvestre Betancort, Luis Hernández, Bestín, Ambrosio y Regino, taxistas a los que recurría para asistir a las Urgencias en unos caminos en muy malas condiciones, y en ocasiones teniendo que recorrerlos a pie.
En dicha época estaba de Alcalde Don Juan Pablo de León, de Secretario Don Víctor Navarro, los funcionarios Don Javier Reyes, Don Gregorio Barreto, Don Santiago Navarro, Don Ramón Méndez (conocido popularmente como Sr. Ramón), los párrocos Don Juan Arocha, Don Enrique Dorta, Don Eusebio y otros, que recuerdo con el mismo cariño, pero en lo que no podemos extendernos más, ya que la lista se haría interminable.
Mención aparte merece María Núñez, por su labor y colaboración en los partos. Muchos de los hoy presentes, nacieron con nosotros, dado que la escasez de medios nos obligaban a asistir los partos en los domicilios. En agradecimiento a su dedicación y buena voluntad, solicito el reconocimiento de todos, ofreciéndole un fuerte aplauso.
A mediados del sesenta y tres (63), recuerdo varias cegueras y muertes repentinas, por lo que sospeche que podría tratarse de alguna intoxicación metílica. Con la colaboración de la farmacéutica, se confirmó lo que me temía, pero evitando de ese modo más envenenamientos, hecho por el cual se me concedió la Encomienda de la Orden Civil de Sanidad.
Otro acontecimiento memorable de mi estancia aquí, se produjo con la inauguración de la Casa Cuartel de la Guardia Civil, primera establecida en el Municipio, y en la que me enorgulleció el nombramiento de mi Sra. Esposa, Dña. Josefina Torres Almeida, como Madrina del mismo. También raíces tan profundas como el nacimiento de dos de mis hijos, justifican el cariño profundo y sincero que siento por este Valle de las diez mil palmeras (10.000), que se quedaron en nueve mil novecientas noventa y nueve (9.999), pues una me llevé en mi corazón cuando tuve que partir hacia otro destino.
Durante esos años la economía era diferente, y se tenía como fuente de riqueza la agricultura y la pesca, faltaba infraestructura básica, no había luz eléctrica, la escasez de agua era importantísima, las calles no estaban asfaltadas, no había Instituto donde los jóvenes pudieran seguir ampliando sus conocimientos, pero gracias a la tenacidad y labor tanto de los habitantes, como de los gobernantes, la evolución del municipio ha sido muy positiva, contando en la actualidad con gran cantidad de medios que han favorecido su desarrollo, frenando así la emigración de gran número de residentes, siendo para mí, una gran satisfacción ver la prosperidad de mi añorado valle.
Esto ha servido para que las fiestas por las que estamos hoy reunidos, hayan mejorado año tras año, notándose mayor afluencia de público en la participación de las mismas, tanto foráneo como residente, pero está en mi deseo que estas transcurran con mayor alegría y esplendor que las anteriores.
Ya el pregón toca a su fin, y a pesar de no ser muy extenso, creo que he hecho un pequeño recorrido por los recuerdos más significativos que aún tengo grabados, unos pensarán que ya está bien de palabras, a otros les habrá parecido corto, a muchos insulso, pero lo que sí les puedo decir es que lo he redactado con el mayor saber, cariño y respeto que siento por todos ustedes; es momento de diversión, ya que aparte de un acto religioso, las fiestas son también actos lúdicos, así que a beber, bailar y cantar, con armonía y alegría.
Viva Haría todos los aquí presentes, y su Patrón San Juan.
HE DICHO.