PREGONES DE HARÍA > Índice
Sr. Alcalde, Señores Concejales, quiero agradecer profundamente la invitación que me han hecho para realizar el Pregón de unas fiestas tan entrañables, para todos los vecinos, vecinas y visitantes de nuestro pueblo de Haría con motivo de las Fiestas de San Juan, que para mí son muy especiales, aparte de que representa un gran honor, tiene el añadido de haber pasado mi niñez y juventud en la calle de San Juan a la que tantos recuerdos y vivencias me une.
Cuando pequeñas jugábamos delante de la ermita y veíamos cuando venían algunas personas a pagar promesas, nos resultaba raro ver a mujeres recorrer la Ermita de atrás adelante de rodillas varias veces y al preguntarle a mi madre que por qué hacían eso me dijo el motivo.
Enfrente de la ermita, pasé muchos ratos en la tienda que tenían mis padres y en ella di mis primeros pasos. A ella venía gente de diferentes lugares de la isla porque se daba trabajo de rosetas y con el dinero obtenido compraban productos de consumo cotidiano: aceite, azúcar, arroz, etc. y también compraban la tela para las ropas que se estrenaban siempre en las Fiestas de San Juan. Trajes hechos por las costureras del pueblo. Habían varias: Eduvigis, Porfiria, Juana Casanova, etc…
Recuerdo de una forma especial a mi tía Josefina que enseñaba el corte a muchas chicas que venían de otros pueblos para aprender: desde Yé, Guinate, Máguez….y los apuros que pasaba las vísperas de la Fiesta para poder terminar todos los vestidos encargados.
Para la ropa de hombre aunque también la hacían algunas modistas: Dolores Álvarez, Carmen Pacheco, también había sastres, el más conocido en Haría era Eligio Perdomo, aunque su taller lo tenía en Arrecife, hizo muchos trajes a los jóvenes del pueblo.
Actualmente se suele preparar vestidos para la romería y ya se está desarrollando esa inquietud de vestir a los niños desde pequeños y suelen venir romeros de otros pueblos, incluso de otras islas para la fiesta.
Se suelen engalanar los carros y llevan las ofrendas a San Juan para luego entregarse lo recogido a diferentes centros que lo necesitan.
Manuel Perdomo suele traer unos carros muy bonitos hechos por él que atraen la atención del público.
Antiguamente
La víspera de la Fiesta se preparaba la hoguera delante de la Ermita y por la noche al encenderla se formaba una gran algarabía y esperaban a que terminaran las llamas para saltar sobre ella los muchachos de diferentes edades. Con el temor, los que mirábamos, a que alguno cayera sobre las brasas.
Según algunos autores versados en la materia, el origen de las hogueras es muy antiguo y se hacían para purificar con el fuego y pedir fertilidad para el futuro. De pedir fertilidad sí que sabían todos los habitantes del pueblo:
Fertilidad en cuanto a nacimientos de niños porque la mayor parte de familias era numerosas.
Fertilidad en el campo porque Haría era eminentemente agrícola y sus habitantes en su mayoría vivían de la venta de los productos de la agricultura: granos, papas, cebollas, ajos, higos, alfalfa…
También había ganados especialmente de cabras, se vendía leche, queso…
Había mucha gente que se dedicaba a la compra-venta de esos productos. Entre ellos se encontraba mi padre, y los transportaba en camiones que había en el pueblo: el de Antonio Matías, Paco Cedrés y últimamente el de Juan Betancort.
Debido a que la agricultura ha ido decayendo también estos transportes han desaparecido.
Como colaboradora en las tareas agrícolas también se encontraba la mujer, no sólo en las tareas del campo sino también en el hogar, tenía un relevante papel en la vida familiar, y en la economía domestica y en atención a los animales caseros: gallinas, cabras, cerdos, alguna vaca etc.
Yo recuerdo cuando se hacía la matanza de cochino, que se reunía la familia, amigos y los pequeños/as lo pasábamos muy bien bienal ese jaleo: unos recogiendo la sangre para las morcillas mientras otros preparaban los ingredientes.
Por otro lado estaban unos moliendo la carne para hacer chorizos otros preparando las tripas.
Unas haciendo el puchero mientras otros asaban carne y luego la carne que sobraba se salaba y se colocaba en barricas para luego ir consumiendo ya que en esa época no había congeladores.
La mujer debía salvar el equilibrio familiar. A ella correspondía el cuidado material de los miembros de la familia.
Se encargaba como ahora de que los hijos fueran a la escuela, catequesis, mantenedoras y transmisoras de valores.
Entre los cultivos también ocupaban un lugar importante las parras y dedicaban a ello gran cantidad de terreno formando viñas y al llegar el verano…sobre el mes de Agosto se hacía la vendimia, igual que ahora, en cuanto a fechas.
En las casas del agricultor solía haber “lagar” que era donde se pisaba la uva, según el nombre indica, con los pies (recién lavados) y se ponían varias personas hasta que las uvas se deshacían y luego se formaba el mosto que era colocado en barricas, primero destapadas mientras fermentaba y luego ya la tapaban, preparaban para dejar en casa (según la cantidad) o vender.
Actualmente la forma de deshacer las uvas es por medio de una máquina y se hace más rápido, también además de las barricas de madera usan depósitos de acero inoxidables para que no se envejezca demasiado.
Otra de las cosas que merece destacar es cuando venían las mujeres de la Graciosa a vender pescado y luego en las mismas cestas solían llevar gofio, papas, granos etc. En el pueblo había dos molinas, una de ellas la de don Gabino que además de hacer gofio, daba luz eléctrica: se encendía a las siete y se apagaba a media noche y la molina de Fernando.
Recuerdo lo de encender a las siete porque mi madre nos decía que al encender la luz nos quería en casa.
Recuerdo los actos religiosos en Honor a san Juan que eran muy variados principalmente la procesión donde todo el pueblo acompañaba y aún se sigue acompañando al Santo con mucho recogimiento y devoción marinera.
La plaza por las fiestas, igual que ahora se llenaba de ventorrillos, ruletas, tiro al blanco etc.
Se hacían juegos para los jóvenes en la misma plaza: gynkanas, ciclismo, carreras de cinta, carreras de sacos, cucañas, carrera de burros, algún partido de baloncesto etc.
Por las noches, las “verbenas” de San Juan han sido siempre famosas y acudían y acuden forasteros/as de diferentes lugares.
La fiesta duraba dos días intensos, solamente acudíamos a casa para comer y dormir porque había desde por la mañana, que empezaba con la algarabía de pequeños y jóvenes alrededor de los gigantes y cabezudos, luego iba sucediendo diferentes actos y casi siempre terminábamos por la tarde con alguna obrita de teatro de la Sra. Encarnación Rodríguez que siempre nos gustaba su estilo ”costumbrista”.
Haría se convierte en nuestro marco de referencia, donde conservamos nuestros recuerdos más tiernos y nuestros sentimientos más profundos.
Haría con su palmeral es diferente a otros pueblos porque lo embellece y aparte del valor ornamental de la palmera se ha utilizado en artesanía para la elaboración de empleitas, esteras muy bonitas mezclando palma y palmito, seretas, serones, escobas.
Entre las artesanas más antiguas tenemos a Dolores Miralles y Dolores Dorta que ya no trabajan con palma.
Actualmente se hacen los trabajos con vista al turismo: muñecas de escobitas, vestidas de típicas de Lanzarote, sombreros de palmito…
El palmito también tiene un protagonismo especial para el Domingo de Ramos, bien preparados dirigidos por Margarita Zerpa.
De la palmera también se aprovechan los pírganos para hacer cestas de diferentes tamaños y formas, resultando muy bonitas para decorar o usarlas como envase.
Eulogio es el único certero que hay entre nosotros, aunque da cursos de cestería creo que la gente no está muy dispuesta a sucederle en el oficio.
Cuando pequeños, recuerdo de ir con otros niños/as a coger dátiles de los racimos que los palmeros cortaban de las palmas y los encontrábamos muy ricos.
La historia de nuestro pueblo está jalonada con la labor de muchas personas sencillas, grandes en generosidad. Quiero recordar a algunas, aún con el riesgo de dejarme atrás algunas otras también dignas de mención: la señora Mª Luisa Reyes y la señora María Núñez, que cada una con su especial entrega, pusieron sus hábiles manos para ayudarnos a nacer. Somos muchos los hijos de este vecindario que en el momento de ver por primera vez la luz del mundo, ellas estuvieron allí, ayudando a nuestras madres en ese trascendental instante.
Al señor Rafael Betancort, siempre dispuesto al servicio de quien se lo pida, con total desinterés lucrativo y aliviando acertadamente el dolor de las personas que a él acuden.
Recordemos también al señor Antonio Bonilla que gustosamente acudía para ayudar al que lo necesitaba y con su enorme delicadeza hacía gratamente llevadero el pánico que los niños/as solíamos tener a las inyecciones.
¡Cómo no! Hagamos un pequeño homenaje a las otras personas que han vivido cerca de nosotros y han contribuido de alguna manera a que hayamos vivido bien y recordamos siempre con cariño a nuestro pueblo y sus gentes…
Recuerdo con mucho cariño a mis primeras maestras, Dña. Melitona y Dña. Isabel con las que estuve hasta los diez años, luego bajé a Arrecife para prepararme de ingreso en el Instituto. Mis tíos Doloritas y Antonio Guerra que vivían en Arrecife, precisamente enfrente del Instituto animaron a mis padres a que me dejaran bajar y quedar en su casa para que me preparara de ingreso e hiciera el bachiller. Una de sus hijas Juancy es de mi edad y se estaba preparando.
Mis padres accedieron, me preparé en una Academia y en Septiembre me presenté, aprobé y empecé el bachiller. Ahí estuve hasta hacer el ingreso de Magisterio en Las Palmas. Precisamente el mismo día que me marchaba para Las Palmas a iniciar mi carrera nació mi hermano Miguel Ángel y me dio esa gran alegría, antes de irme.
En Las Palmas estuve hasta terminar mi carrera y oposiciones.
Al hacer la solicitud de plaza me tocó Arrieta. Mi primera escuela -mi vocación.
En Arrieta me encontré una gente maravillosa que siempre recuerdo con cariño, personas sencillas y modestas, grandes en generosidad.
La clase era muy numerosa, venían también los niños/as de Tabayesco, con el problema para ellos (aunque no se quejaban) que las clases eran mañana y tarde, por tanto tenían que ir y venir cuatro veces al día.
Solicité el transporte escolar para esos niños, aunque en ese curso no lo conseguí, lo aceptaron pusieron taxi que venía de Mala conducido por Francisco Díaz y hacía este servicio. Luego y cuando volví por segunda vez ya estaba.
Entre las personas generosas recordaremos al señor Nicolás que durante mucho tiempo fue el chofer de la guagua, medio de transporte que utilizaba todos los días para bajar a mi escuela en Arrieta.
Bajaba a las 7 ½ de la mañana con mi prima Dulcenombre de cuatro añitos y volvíamos de regreso a las siete de la tarde.
Por la mañana muchas veces nos recogía por el camino, antes de llegar a la parada…..
También tengo que recordar especialmente a los taxistas: Regino, Bestín, Ambrosio porque ellos cuando tenían algún viaje a Puntamujeres o Arrieta, a la vuelta pasaban por la escuela y me invitaban a subir.
El 2º año de mi carrera fui destinada a la península Algar-Cádiz. Me acompaño mi hermana Encarna. Encontramos gente fabulosa, lo pasamos muy bien y para fin de curso la Inspectora de aquella zona Dña. Andrea, me permitió que terminara el curso antes, para que pudiéramos llegar a tiempo de las Fiestas de San Juan por lo que quedé muy agradecida.
Al curso siguiente conseguí definitiva la escuela de Arrieta y allí estuve hasta 1970 que concurse para venir a Haría, cubriendo la plaza que había dejado Doña Melitona por traslado a Las Palmas.
Cuando llegué a Haría estaban de maestros Don Juan Valenciano, -ese año se jubiló-. Domingo Valenciano, Eugenia Torres y Juan Santana.
Cuando me jubilé, después de pasar treinta y siete años en Haría ya habíamos dieciséis maestros contando los especialistas. Como directora estaba Carmen Bailón, ahora actualmente está Don. Pedro Pérez.
En lo cultural y más concreto en la enseñanza, Haría ha desempeñado un papel relevante. Fue el primer municipio después de Arrecife en conseguir un centro de Enseñanza Media. En este logro tenemos que reconocer el empeño de Don Enrique Dorta, que empezó con la Academia, el apoyo municipal y el afán de algunas otras personas.
También hemos de destacar la labor de Don José Lavandera en las iglesias y en la creación del Museo de Arte Sacro que luego con el paso del tiempo se fue deteriorando y hubo que cerrar, pero hace unos años empezó su restauración Don Eduardo Barreto, los sacerdotes Don Manuel, siguió Don Pablo…y finalmente el pasado año, en las Fiestas de San Juan se hizo su reapertura.
Haría es un pueblo con buen nivel de desarrollo social y económico, bien dotados de los elementos básicos de infraestructura, como son: redes de alumbrado, agua corriente, saneamiento, calles asfaltadas, servicios de recogida de basuras, mercado municipal, polideportivo, biblioteca, parque infantil, centros escolares, guardería (escuela infantil), local sociocultural, residencia de mayores, que era muy necesario en el municipio y se está realizando una gran labor social.
Por todo estos nos permite a los que aquí residimos disfrutar de un buen nivel en calidad de vida y es justo reconocer la labor realizada por las distintas corporaciones municipales que con hábil gestión han ido procurando recursos, lo que sitúa a entre los municipio mejor dotados dentro de su categoría.
Son muchas las páginas que llenan la historia de este municipio con los nombres de los alcaldes que han contribuido a que Haría sea lo que es.
En nuestra memoria estarán presentes entre otros Don Mariano López, Don Juan Pablo de León, Don Domingo Valenciano, Don Juan Santana, Don Juan Ramírez y actualmente Don José Torres Stinga.
Sirvan estas líneas para anunciar un año más nuestras Fiestas de San Juan, que son grandes como el corazón de nuestras gentes.
Leeré un fragmento del poema dedicado a nuestro pueblo por Don Pablo Artiles sacerdote y profesor de Religión en la Escuela de Magisterio de Las Palmas, una vez que vino a Haría .en 1977, mientras esperaba la guagua:
Me he sentado en la plazuela
del bello pueblo de Haría,
una plaza muy estrecha
y larga como una cinta.
Recostado en la banqueta
verde color y varillas,
espero que pase el tiempo,
que llegue el coche de líneas.
hay un sosiego de encanto
en esta plaza tranquila;
y caen pausadas las horas
sobre las baldosas frías.
¡Tiene sabor de misterio
la plazoleta de Haría!
Al fondo surge la Iglesia
con su campana y su esquila,
su torre cuadrangular
y su fachada sencilla;
tan luciente de blancura
que huele a cal todavía
y a lo lejos en el valle
elegantemente altivas,
cientos, miles de palmeras
románticamente erguidas,
y en lo alto de la torre
suena chillona la esquila,
que da, graciosa la hora
con infantil alegría.
Ruidoso ha llegado el coche.
Se ha detenido en la esquina
Hay un confuso revuelo
de gente que corre aprisa.
Unos vienen, otros van;
y yo, yo también me iba.
Cruzando las “mil palmeras”
veloz el auto corría.
Una paz llevo en el alma,
en mi interior escondida,
que me dio la larga espera
en la placeta de Haría.
Esta es nuestra noche de san Juan. Derrochemos alegría y que el fuego purifique nuestro espíritu.
¡Felices Fiestas!