PREGONES DE HARÍA  >  Índice

 

 

Dignísimas autoridades, señoras, señores, amigos todos ¡Buenas noches! Me siento en la obligación de agradecer a la Corporación de Haría, y de una manera especial al Sr. Alcalde y a las concejalas de cultura y de festejos, respectivamente: Dña. María José Martín Guadalupe y Dña. Elisabet Socas Melián, la oportunidad que me brindan al designarme pregonero de las fiestas de mi pueblo, las del santo patrón San Juan Bautista.

¡Cuánto honor me han conferido!, ¡Anunciar las fiestas!, ¡Pregonar San Juan! Antes, cada año, otros, entre ellos mi madre, tuvieron este honor.

Manifiesto de antemano, que este recorrido por Haría y por sus fiestas patronales, no pasan de ser una evocación personal. Invito, pues, a los oyentes, a que me acompañen en este recorrido y a que cada cual, dejando volar su imaginación, haga su particular visión de la fiesta.

Cuando hace sólo unos minutos, mi buen amigo Pepe Torres, nuestro alcalde, hacia un repaso de lo que ha sido mi vida desde mi infancia hasta prácticamente hoy, los recuerdos de mi niñez invadían mi mente; mis padres, mis tíos Gregorio y Lola, mis hermanos, mis amigos, mis juegos infantiles, mi adolescencia, mi juventud. Mis pensamiento me hicieron revivir un ayer lejano, pero de manera especial vivencias y alguna que otra travesura cometida en este lugar ¡La plaza!, ¡Mi plaza!, pues, aquí, frente a donde estoy situado y con la ayuda de las expertas manos de Dña. Trini de León Perdomo, nací, y en este hermoso lugar, pasé gran parte de mi vida.

Mi infancia son recuerdos de una plaza de tierra, con sus hileras de árboles, tal como hoy se encuentran, preciosos bancos de madera, semiondulados y unos postes de luz, pintados de verde, con sus cables aéreos, de una luz que provenía de la molina de D. Gabino Hernández Cruz, y que sólo se encendía al atardecer, cuando oscurecía y que permanecía encendida hasta las once de la noche, hora en la que, primero, D. Silvestre Hernández Núñez y posteriormente D. Sebastián Dorta, "Maestro Chano", ambos molineros, daban unas breves señales intermitentes de apagado y encendido, con las que anunciaban que la luz se apagaba.

Ubicada donde se encuentra la actual, se alzaba majestuosa, con imponente campanario y enormes puertas que daban a la plaza, y que sólo se abrían en solemnes ocasiones. ¡La vieja iglesia!, ¡Una verdadera joya!, ¡Qué pena su demolición!

En una de sus dependencias, concretamente la que estaba a la izquierda, subiendo al altar mayor, pasé el mayor susto de mi infancia. En dicho lugar, guardaban la imagen del Nazareno, el cual tenía los brazos articulados. Los monaguillos Luís García Bonilla o Pepe Sosa Núñez nos llevaban con engaños hasta allí, cuando previamente uno de ellos se había metido dentro de la imagen y nos abrazaba y nos hablaba con voz profunda, mientras llorábamos y prometíamos lo que fuera para que nos soltara. Años más tarde, siendo monaguillo mi buen amigo Domingo Pérez Núñez, repetiríamos la misma acción con los más pequeños.

De las casas de este lugar, algunas desaparecidas, recuerdo especialmente porque tenían algo diferente, las viviendas de D. Antonio González y la de D. Juan Francisco López, con sus techos de cuatro aguas ambas, y con un precioso artesanado, que aún conserva ésta última. La mencionada vivienda es hoy el Centro Socio-cultural "La Légala" De la casa de mis tíos, recuerdo la escalinata con sus escalones de piedra labrada que daban acceso a un amplio zaguán, de una enorme sala que daba a la plaza con su artesanado de tea y del balcón que aún permanece tal como fue construido. Para mí, sin demerito de las demás, eran las más bonitas.

Aún perduran en mi mente mis juegos de niños y alguna gamberradilla cometida en esta plaza, habitualmente con Ladislao Rodríguez (el mudo), Andrés Acosta, Antonio Rodríguez (mi primo) y Laureano Bailón, pues todos vivíamos muy cerca.

Recuerdo de una travesura que solíamos hacer de vez en cuando. Donde hoy está la Caja de Canarias, por aquel entonces vivía D. Manuel Bailón Barreto, en esa época no había televisión, solo algún que otro aparato de radio que funcionaba con baterías o con luz eléctrica, D. Manuel tenía una conectada a la luz eléctrica. Una vez que nos habíamos despedido de su hijo Laureano y se había marchado a su casa, regresábamos y golpeábamos el poste de luz más cercano a su vivienda, unos golpes que hacían parpadear la luz y producían un ruido horrible en la radio de D. Manuel que le imposibilitaba momentáneamente oírla, recuerdo verlo salir de su domicilio y mirar hacia el alumbrado tratando de descubrir que era lo que ocurría, mientras, nosotros, permanecíamos ocultos en los árboles más cercanos.

Con el paso de los años, descubrí otros lugares de juego, amplié mi círculo de amigos, cuya lista sería muy larga de enumerar. De todos ellos tengo recuerdos imborrables y lazos indestructibles de amistad que aún conservo.

Mi juventud, los enamoramientos, los paseos después de la misa de los domingos, la disculpa de ir a comer moras a Tahoyo para encontrarnos con las chicas, las verbenas y los bailes.

Las rígidas normas de entonces, exigían corbata para bailar en las sociedades. A uno de esos bailes, en la sociedad de Máguez, fuimos tres amigos, pero sólo uno llevó corbata. Para poder cumplir con lo exigido se nos ocurrió la genial idea de cortarla en tres trozos y amarrarlos con un hilo que nos proporcionó el cantinero-cocinero Sr. José (el bonito), nos quedó una corbata "rabona" y con ella entramos a la pista de baile. Bien no había terminado la primera pieza, cuando el vocal de turno, máxima autoridad en el salón, nos echó, pues interpretó nuestra acción como una burla y una falta de respeto ¡Qué bien hoy!

Fue mi época de frecuentes escenificaciones teatrales, bajo la dirección conjunta de Dña. Encarnación Rodríguez y Dña. María Isabel López, con la colaboración de Dña. Ginesa González, hacían los ensayos en "el canuto", donde hoy está el Centro Sociocultural "La Tegala". Recuerdo los enfados que cogían Encarnación y María Isabel, cuando con mis amigos, Domingo Pérez y Manuel Perdomo, nos subíamos a la bicicleta "Orbea" de Manuel para llegar a los cristales de la ventana y ver ensayar a las chicas, que con sus quince años o dieciséis años se alborotaban con las tonterías que hacíamos y perdían la concentración. Los cines de Antonio Mesa y posteriormente el de D. Luciano y Paco Rodríguez, y el de D. Juan (el cura) cuyas películas proyectaban: Armando Acuña, Manuel Perdomo (Meluco) y Nicolás Betancort (Colasín).

Las visitas del circo "Toti", Cubati, Framba en el alambre oscilante, Katia, la mujer sin cuerpo y con la cabeza sobre la mesa, Oscarín y sus bicicletas, el espectáculo de Arturo con su gaita y de su esposa Mercedes con Dña. Luz al piano, acompañándoles atrevidas chicas.

Momentos de sana rivalidad deportiva entre Máguez y Haría, tanto en el fútbol, con la Unión Deportiva Máguez, El Cometa, El Juvenil de Haría, La Escoria, e infinidad de equipos juveniles; El San José, El Carmen, El San Pedro, El Santa Bárbara y algunos otros.

En lucha canaria, con excelentes luchadores: Andrés Luzardo (Pollo de Máguez), Evaristo Perdomo (Pollo de Haría), Celedonio Figueroa (El Artista), Juanín Hernández, Manuel González (El Herreño), Rafael Hernández (El Pintao), Paco Reyes, Juan Rafael Perdomo, Eduardo Villalba y otros muchos que dieron gloria deportiva a nuestro municipio.

¡Eran otros tiempos!, ni mejores ni peores que los actuales, eran diferentes.

El tiempo transcurre y llega el momento de abandonar mi pueblo, de salir fuera a estudiar magisterio, y una vez finalizada la carrera, empezar a dar clase en distintos lugares e islas, como ya han oído, Pero no voy a contarles ni mi vida profesional ni personal, porque la primera considero que carece de interés para ustedes y en cuanto a la segunda, porque un gran número de los asistentes me conocen, y por si fuera poco, esta noche, en mi presencia, les han dicho hasta la hora de mi nacimiento.

Así, que hablaré de mi Haría. Permítanme un recuerdo especial y mi agradecimiento para todas aquellas personas, que de una manera y otra contribuyeron para que pudiera estudiar y hacerme maestro de escuela. Para: mis padres, mis tíos Lola y Gregorio, mis maestros, que tanto me dieron, D. Juan Valenciano Curbelo, D. Cesar García Hernández, D. Santiago Calle Sánchez y D. Domingo Valenciano del Castillo; para los que en la llamada Academia de Haría me dieron clase, D. Enrique Dorta Alfonso, D. Domingo Barreto Barreto, Dña. Josefina Calvo Estrada, Dña. Joaquina Betancort Borges y Dña. Aida Reyes Espino. Para todos ellos, repito, mi agradecimiento más sincero.

Han pasado los años, he cambiado, mis circunstancias personales son otras; este pueblo, que es el mío, es otro pueblo, es un Haría distinto, diferente, es la ley de la vida, del tiempo. Ayer como hoy, cuna de cultura y educación, vergel de belleza sin parangón, ¡Preciosa! La visión que podemos contemplar desde la muralla que da al valle de Temisa, donde las blancas casas de Tabayesco, Arrieta y Punta Mujeres, parecen esconderse en el paisaje que las acoge, y allá, un poco más lejana, la Corona, su lava ornamentó nuestro paisaje, lo agrandó, y hasta se permitió el lujo de crear lugares únicos, Caletón Blanco, Jameos del Agua, Cueva de los Verdes, y lo que no vemos, tubos volcánicos case desconocidos llenos de belleza y misterio ¡Maravilloso!. Ese mosaico geográfico, de forma estrellada, que se nos muestra al bajar las Cortadas, donde Haría y Máguez parecen uno.

Escribió un admirado poeta lanzaroteño, D. Antonio López Suárez, en uno de sus poemas ¡Qué difícil es cantarte, Lanzarote!, y yo parafraseándole, digo con inmenso orgullo, cantar o contar las bellezas de nuestro Haría, de sus valles, de sus playas, de sus riscos, y de, y de, de todo lo que atesora nuestro municipio es harto difícil. Por eso, la gente del norte, mi gente, nos sentimos tan orgullosos de estar y vivir aquí. César Manrique, cuyo gusto por las cosas bellas está fuera de toda duda, eligió Haría para vivir, su casa, allí en el barrio de arriba, en la Isleta, junto al cauce del barranco de Malpaso, es el mejor ejemplo de lo que digo, a sus innumerables amigos habló de Haría y en mente tenía importantes proyectos para nuestro valle, entre otros, quería convertir Haría en lugar de residencia y descanso de personajes importantes a nivel mundial. Hoy, en nuestro cementerio, que seguramente es uno de los más cuidados de la isla, descansan sus restos, su original tumba es visitada diariamente por un buen número de turistas, sus obras, nuestras ermitas, nuestros caminos y veredas que acaban siempre en parajes únicos, nuestras playas, nuestras tradiciones, nuestra gastronomía. La señora Inés, tal vez, fue la que más ha dado a conocer la gastronomía hariana, allí, en su humilde casa, César Manrique y Alfredo Kraus, que hablaron siempre maravillas de sus fogones, esa gastronomía, la de nuestras abuelas y la de nuestras madres, sigue existiendo, tenemos que rescatarla y darla a conocer en colaboración con nuestros bares y restaurantes, o celebrando jornadas gastronómicas. Explotemos el senderismo, promocionemos los deportes náuticos, enseñemos nuestras playas, apoyemos la pesca de altura en nuestros pueblos costeros de Arrieta, Punta Mujeres y Órzola. Impulsemos la agricultura ecológica, la tradicional, la viticultura y la ganadería, creándoles o ayudándoles a buscar causes de comercialización, que nos permitan volver a ser un municipio agrícola de primer orden. Organicemos eventos de diversa índole, similares al exitoso Haría Extreme, recientemente celebrado. Asesoremos y ayudemos, de forma especial, a nuestros jóvenes, para que puedan construir o reparar sus casas, evitemos su marcha del municipio, no le pongamos trabas, la mayoría de veces, aparentemente absurdas. Exijamos el cumplimiento de la norma, pero facilitemos y ayudemos a la gente a resolver los problemas que su cumplimiento plantea, ¡Si la ley no es flexible no es buena!

Señores concejales, Señor alcalde, promuevan y abran sus iniciativas a la consideración y participación de los vecinos y busquen la colaboración de los foráneos que nos aporten, que nos enseñen, que nos ayuden a embellecer y despertar Haría de su letargo.

¡Soñemos juntos, porque sólo así, soñando y trabajando conseguiremos ese nuevo municipio!

César Manrique y Don José Ramírez, hace treinta o cuarenta años, soñaron, y ese sueño, dio como resultado el Lanzarote que hoy conocemos. ¡Creatividad!, ¡Esfuerzo!, ¡Equipo! y la comprensión política hicieron realidad ese sueño. ¿Por qué no nosotros?, Haría está esperando de atrevidas iniciativas que permitan, en estos difíciles momentos, salir del paro a nuestros vecinos.

Señores ediles, bien está, que rememoremos nuestro pasado, que rescatemos costumbres, que lo demos a conocer a los más jóvenes y a futuras generaciones, pero no nos recreemos en la nostalgia, Haría no se recupera mirando hacia el pasado, sino desplegando la mirada al futuro.

Es junio, y casi desde su inicio, las brumas, los barrones de San Juan cubren las montañas que circundan nuestro valle, parece como si quisieran abrillantar los enarenados, embelleciéndolos para el momento que se acerca. Ya se nota el ajetreo para el montaje de los ventorrillos con toda clase de maderas, vigas, tablas, bidones y las hojas de las palmeras, es la víspera de la fiesta. La alegría se palpa en el ambiente, y por fin, ha llegado el día del santo patrón San Juan Bautista. Ya han instalado sus ruletas: Pepe (el de la calle San Juan) y Cazorla, Con sus sempiternas gafas negras, ya han llegado Paco y Acuña con sus garrafas de helado, y el feriante del baratillo de zapatos pregona a voz en grito su mercancía, y hasta han instalado una caseta de tiro y un puesto de algodón de azúcar, y habrán carreras de sacos y de cintas en bicicletas. De los ventorrillos y de los bares de: Manuel López, el Billar, del de Juan Villalba y Andrés, y del bodegón de Feliciano sale el olor a carne en adobo y otras ricas tapas. Las cantinas de Rosendo y su hijo Quico, al igual que la de Pepe Pérez e hijos

Paco y Pepe, están animadísimas y se oye el sonido del timple y la guitarra y el cantar de una isa o unas folias.

Llegará la solemne procesión y luego el paseo donde lucirán las recién adquiridas galas, y por la noche los bailes, amenizados por la orquesta Mejías o alguna otra afamada de Tenerife, Gran Canaria o de la isla.

Los harianos nos preparamos para celebrar la verbena de San Juan, y de Lanzarote entero vecinos y forasteros hasta Haría llegarán.

¡Harianos!, ¡Forasteros!, celebremos en paz y armonía la fiesta. Como siempre, seamos anfitriones de lujo, procuremos que los convecinos, amigos, y visitantes disfruten y gocen, y así, cuando llegue el momento de acabar el jolgorio, se prometan venir al San Juan del dos mil trece.

¡Gocen de las fiestas!

¡Muchas gracias!

Haría, 23 de junio de 2012