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ÁLBUM DE FOTOS PREGÓN

 

 

 

Excelentísimo Señor Presidente, Señor Alcalde,  concejales, autoridades, señoras, señores, vecinos, amigos todos, buenas noches y bienvenidos a estas entrañables fiestas de San Juan en este incomparable marco como es la Plaza de Haría.

Ante todo agradezco al señor Alcalde y a su corporación la deferencia que han tenido en encargarme la redacción y lectura de este pregón, que acojo con todo el cariño y más por tratarse de mi pueblo.

En estos momentos, siento gran emoción, porque pasan por mi memoria todas las vivencias  y experiencias de mi infancia y  mi juventud, compartidas con ustedes en este pueblo que me vio nacer y crecer: HARÍA.

Les deseo a todos que juntemos  nuestras fuerzas y un año más andemos el camino nada fácil que nos está tocando vivir. Acumulando savia nueva y encendiendo nuestros ánimos en la hoguera de San Juan, en la paz, la concordia, el amor y la amistad.

La fiesta de San Juan es algo arraigado en la historia y en la vida de Haría, y a su vez también en  la de Lanzarote, por la gran afluencia de visitantes que siempre ha acogido el pueblo con gran hospitalidad. Visitantes que venían, a pesar de las dificultades del transporte, a pasar unos días alegres y tranquilos aceptando el ofrecimiento de los vecinos de compartir  alojamiento y comida durante las fiestas. Hoy se sigue con la tradición.

El Valle de Haría es uno  de los centros urbanos más antiguos de Lanzarote, ya que por su situación geográfica, al norte de la isla y por su microclima, le dan más posibilidades agrícolas por la mayor presencia de agua. Tuvo una importancia fundamental, por la fertilidad de sus tierras, en la producción de alimentos de primera necesidad, convirtiéndose, por la variedad de su agricultura, en el granero de la isla.  El verdor de sus campos lo convierten en un oasis, con un paisaje idílico rodeado de montañas y palmeras.

Los recuerdos más antiguos que tengo de mis antepasados en el  pueblo de Haría se remontan a principios del siglo XIX con mi bisabuelo por parte materna,  señor Damián Corujo,  que vivía en el barranco,  al lado de donde está hoy la Plaza del Mercado. Tenía el medio de transporte más antiguo que se conoce en el pueblo, una tartana tirada por mulos, que unía a diario Haría con Arrecife, subiendo por las cuestas de Malpaso. Salía de madrugada y regresaba por la tarde, invirtiendo en el trayecto de ida y vuelta unas doce horas. También se le conocía porque era muy aficionado al rancho de Pascua.

Hacía las veces de correo, llevaba y traía los encargos, incluso transportaba enfermos y dicen que algunos se le morían por el camino. Luego vinieron otros medios de transporte más modernos como el camión del señor Martín Acuña (padre de Javier), Juan González, Juan Rosa, la guagua de Nicolás, el coche de  Anastasio, Vicente Stinga, entre otros.

Hoy la mayoría disponemos de vehículo propio, incluso para ir a trabajar las tierras tenemos furgones o pequeños camiones donde subimos hasta el burro.

Haría por su enclave y bellezas naturales, siempre ha llamado la atención de los turistas, tanto a nivel nacional como internacional. Recuerdo con  6 años ver algunos por la zona de El Rincón, haciendo fotos y pintando el paisaje con sus palmeras. Hablaban con nosotros y como no los entendíamos nos parecían bichos raros y nos escondíamos detrás de las higueras para ver lo que hacían.

Cronológicamente voy a referirme principalmente a los años de mi niñez y a situarme en la zona donde me crié: en La Cañada, La Isleta, El Islote, Malpaso etc.

Eran tiempos difíciles, pero que se recuerdan con nostalgia y mucho cariño.

Recuerdos como cuando mi abuelo Tomás me llevaba a la montaña a darle de comer a las cabras los días que no tenía clase y se empeñaba en enseñarme a tocar y cantar, pero el niño no tenía ni voz ni oído, sólo cabeza y orejas. O cuando mi abuelo Félix me pedía que le acompañara cuando estaba haciendo cestas para contarme algún cuento de niños.

Vivíamos a orillas del barranco de la Cañada,  rodeados de muy buenos vecinos, como la familia de Pedro García, Pancho el cestero, Juan Cañales, la familia de Guillermo el Carretilla (que en más de una ocasión me ayudó a sacar el agua de mi casa),  Eugenia (ahí la tienen, que parece que no pasan los años por ella),  Erasima con sus hijos, Gregoria (médico en la Clínica Gregorio Marañón de Madrid), Eugenio (buen portero de futbol), Kiko, gran estilista de boxeo y de las exhibiciones que hacían los dos hermanos delante de la casa de doña Natalia.

Cuando llovía y bajaba el agua de las montañas, aumentaba el caudal de los barrancos, por lo que se corría el riesgo de que el agua entrara en alguna vivienda. En mi caso concretamente lo sufrimos varias veces, nos llegaba el agua hasta la cintura, así que teníamos que coger a los niños colchón al hombro y a dormir a casa de los abuelos hasta que con la ayuda de los vecinos la situación volviera a la normalidad.

Recuerdo de ver pasar por delante de mi casa a la gente que bajaba y subía el risco por el Rincón de Aganada para ir a mariscar, pescar, cazar o venir con cargas de leña para vender y sacar algún dinerito para poder mantener a la familia, porque la mayoría éramos numerosas de 7, 9 y hasta 12 hijos que había que sacarlos adelante como fuera.

El trabajo normalmente se centraba en la agricultura y en las labores del campo, prueba evidente era la cantidad de tierras que había preparadas para el cultivo, incluso las laderas de la montaña y hasta la cima, como se puede comprobar actualmente por la cantidad de paredones y bancadas que existen en el abandono.

Apenas circulaba el dinero, la mayoría de las compras y negocios se hacían por el intercambio o trueque. Ahí tenemos como ejemplo a la gente de La Graciosa, que subía el risco con las cestas llenas de pescado y lo que no podían vender lo cambiaban por grano, papas, gofio o lo que les hiciera falta.  Luego volvían a bajar el risco con las cestas llenas y así un día y otro también.

El gofio era en aquellos tiempos un alimento indispensable, la gente venía a Haría con los burros cargados con sacos de millo tostado para moler en la molina de D. Gabino y de Fernando (más tarde de D. Juan Pablo de León). El gofio, queso y pescado con algo de fruta era una comida de lujo. Incluso con el millo tostado se hacían las “flores”, hoy palomitas, se llenaba uno los bolsillos y ya tenía la merienda.

Hay un recuerdo muy importante y es que cuando maduraba  la fruta, cogíamos de todo y no éramos propietarios de nada.  Conocíamos la zona muy bien, sobre todo donde le dicen La Fuentecita (El Rincón), ahí estaban las más variadas y mejores. Como niños nos parecía una aventura ir a robar para comer  y hacer la travesura; Nuestro jefe era Guillermo el Carretilla.

En más de una ocasión tuvimos que correr delante del dueño, había veces que mi hermano Antonio se iba detrás de nosotros sin darnos cuenta y cuando había que correr, era el primero al que atrapaban, pero como era inválido  daba pena y al final no le hacían nada. Luego, cuando llegábamos a casa, nuestros padres nos hacían alguna caricia, ya que el dueño les había dado el chivatazo, porque  viendo a mi hermano, identificaban a todo el grupo.

El 80% del pueblo se abastecía de las bolsas de  aguas subterráneas que tenían los pozos, que por cierto, es un patrimonio que debemos cuidar y mantener limpio.  En Haría, tenemos el emblemático pozo de La Cañada donde venía gente de todos sitios a buscar agua, haciendo cola de madrugada con burros y camellos. Yo concretamente, antes de ir a la escuela tenía que llevar el agua a mi casa y a casa de mis abuelos (ayudado muchas veces por mi prima Rosa) porque no teníamos aljibe. Los niños jugábamos en la calle muy cerca del pozo y una de las cosas que más recuerdo por lo que me impresionó fue cuando cayó  un niño dentro y luego al poco tiempo una niña,  también años más tarde una persona mayor cayó de noche. A todos se les pudo sacar sin que ocurriera nada grave.  Dicen que si es un pozo milagroso, lo cierto es que manaba y sigue manando un agua muy buena.

También íbamos a ver cómo le daban de beber a los animales de D. Antonio López. Un día se soltó una vaca y aquello parecía los San Fermines corriendo. Embistió  a un niño por la cintura y menos mal que lo enganchó por la correa, cayó al suelo y no le pasó nada. A partir de ese día no volvimos más.

En la zona de La Isleta, en los años 50 había una parranda que la dirigía Juan Torres Bonilla, más conocido por “Juanillito”, en su casa. Quiero aprovechar la oportunidad para recordarle y que su nombre y figura no quede en el olvido. Aunque era parapléjico, secuela que le dejó la Guerra Civil en la que intervino, se trataba de uno de los mejores músicos y artesanos, un adelantado para su época. Construía y tocaba todo tipo de instrumentos, hacía barquitos que introducía en una botella, cachimbas y variedad de aperos de labranza en miniatura.

La parranda la componían Jesús Papito, mi padre, mi abuelo Tomás, Regino, Juan Meñazque, Perico Martín, Virgilio, Angelito, Santiago García y Pepe López, entre otros. Luego, se formó una agrupación folclórica incorporándose un cuerpo de baile dirigido por José (un soldado de Tenerife que estaba haciendo “la mili” en Haría). Entre los componentes estaban Antonio Méndez, Manolo Julito, Agustín Jordán, Dolores, Angelita, Anita y Fefo Carretilla, entre otros. Ensayaban en casa de Bárbara Lasso, cerraban el callejón de La Isleta y hacían bailes por las fiestas de “Las Nieves”. También cerraban la calle “Sobre la acera” y hacían verbenas en la era de D. Pepe Ramírez, como aquella célebre organizada por D. Víctor el médico por las fiestas de Santa Rosa en competencia con la de Mejías que las hacía  en La Plaza.

Por las tardes, después de trabajar y también por la noche, la esquina de La Isleta se convertía en el sitio de reuniones, tertulia y fiesta. Nunca faltaba el timple y la guitarra. Todos los vecinos colaboraban con lo que podían, como Salvadorito, Francisco y Pepe la Burra, entre otros. Seña Pepa y Señor Juanillito el viejo se encargaban de cocinar. Hoy todavía algunos se siguen reuniendo en el garaje de Gregorio Pérez.

Cuando el cuerpo de baile  desapareció, siguió el grupo de cuerda, dirigido por mi padre,  con la incorporación de gente nueva como Nicolás Reyes, Óscar Torres, Carlitos, Juanito Notable, Andrés Acosta, etc.

En el año 78, volvió a renacer de nuevo el folclore en Haría, de manos de la agrupación Malpaís de La Corona, que con gran éxito sigue llevando el buen nombre del folclore norteño por todos sitios.

Mis primeras letras las aprendí en clases particulares que impartía en su casa Dimas (hermano de Francisco y Tobías) a los niños más pequeños del barrio. Cuando cumplí los 6 años ingresé en la escuela pública, teniendo como maestros, entre otros, a D. Juan Valenciano, D. Domingo Valenciano, D. Santiago Calle y D. César García.

En los recreos se repartía leche y queso, para nosotros era una novedad porque para la mayoría era la primera vez que lo probábamos. Cuando iba para la escuela y pasaba por la plaza había veces que tenía algo de respeto porque allí estaba esperando Pedro el celador, a ver quién se portaba mal para darle con una varita por las piernas.

El alcalde D. Mariano López tenía por costumbre, que a los que se emborrachaban los fines de semana, los lunes los mandaba a barrer la plaza. Pues bien, un lunes, iba para la escuela con otros niños y  nos llamó D. Mariano que estaba mirando detrás de la ventana de su casa y nos dijo que no fuéramos a la escuela y que nos pusiéramos a barrer y a recoger las hojas de los árboles que caían entre la grava que había en los laterales de la plaza, para luego empichar y hacer dos vías por donde pasar los coches. Por mucho que le rogamos que no habíamos hecho nada, él seguía insistiendo que ¡a trabajar!, que ya le diré al maestro los motivos por los que no fueron a la escuela. Bueno, eso fue un problema porque mis padres me decían que algo habría hecho cuando me arrestaron. Los niños del colegio, cuando pasaban por delante nuestro se reían y nosotros currando mañana y tarde. El viernes, nos llama de nuevo el alcalde y cuando pensábamos que era para trabajar una semana más, nos dice: mañana van por el Ayuntamiento a cobrar. Cuál sería nuestra sorpresa, que nos dieron un sobre a cada uno con 42 ptas., fue el primer sueldo que cobré. Al final quedamos muy bien y  se terminaron las risas y el cachondeo.

Las obras que se realizaron en la plaza, con el pavimento y ornamentación, la dejaron como una de las más bonitas de Lanzarote. La entrega de los trabajos se realizó en el mes de agosto del año 1956, con un presupuesto de 123.000 ptas.

Otra anécdota que tengo de la plaza, fue un día que al salir de la escuela y pasar por delante de la Iglesia, me encuentro que estaban esperando por si había algún voluntario que quisiera meterse en el foso de la torre para sacar el péndulo del reloj que se había caído. Nadie quería, porque decían que allí enterraban a los muertos y tenían miedo. Como sabían que yo era un poco “lanzado”, me convencieron y decidí bajar amarrado de una cuerda a la cintura. Cuando iba por la mitad, me dio una sensación de pánico porque tocaba algo que parecían huesos y al final eran palos que se habían caído del techo. Lo cierto es que, a pesar del pequeño susto, amarré el péndulo, lo sacaron y luego me subieron a mí. Salí a la superficie entre aplausos. El encargado me mandó al Ayuntamiento porque querían hablar conmigo y me llevé otra sorpresa agradable, pues me dieron de propina 8 ptas. Así que casi me tenían como un funcionario más.

En la tarde del día 22 de febrero de 1956, en la Iglesia nos estaban impartiendo clases de Catequesis, y de vez en cuando caían trozos de cal del techo. No le dábamos mucha importancia, pero al día siguiente por la mañana, cuando llegaron los primeros feligreses se encontraron que se había caído la nave central. En el año 1962 terminaron de derribarla, para luego levantar la que actualmente tenemos. 

La Plaza de Haría y sus alrededores fueron y siguen siendo el buque insignia del pueblo por su historia y sus vivencias. Aquí se han celebrado todo tipo de eventos, tanto  musicales, como deportivos y culturales. Fue sobre todo por la zona de “La Hoya”, donde estaba el billar, hoy (Ney-Ya), Bar de Quico, Bar de Pepe Pérez, La Barbería del mudo, el sitio obligado de encuentros y reuniones de los habitantes del pueblo, de los forasteros y de los que venían de vacaciones. Se compartían buenos ratos de ocio, tertulias, viejos recuerdos, las novedades del día a día, anécdotas y sobre todo bromas. Algunos de los que frecuentaban la zona eran Aquiles, Paco y Nicolás Reyes y sobre todo Ramón Cabrera “el Rayo” que era el personaje más simpático por sus chistes, cotilleos, ocurrencias y exhibiciones en bicicleta. Siempre estaba de risas, cachondeo y le gustaba llevar las novedades.

Se recuerdan los paseos a la salida de misa los domingos a medio día, amenizados con música, y también por la noche a la espera de que abrieran las puertas del cine o empezaran los bailes.

Últimamente esos encuentros y reuniones se han trasladado a la esquina de La Plaza. Allí la gente está muy cómoda de tertulia o tomándose alguna copa en las terrazas de los bares.

Uno de los personajes más recientes que tuvimos en esas tertulias, fue Elías el cojo. Allí estaba todos los días como faro y guía para los transeúntes. Colaboró con D. Eusebio en el año 67 y un grupo de jóvenes, en la subida de la Cruz para colocar en la montaña de Aganada. En el año 70, con los risqueros Virgilio Paz y Marcial Lemes participó en la búsqueda de los niños que se perdieron el día 4 de agosto. Le gustaba mucho coger papas “crías” y murió en julio del pasado año.

Ahora La Plaza se ha convertido en un lugar muy atractivo para los visitantes.  Escaparate para todos los artesanos que los sábados exponen sus trabajos en el Mercadillo para su venta. Lugar de encuentro para  la tercera edad, también para los amigos del queso y el vino que celebran todos los años las fiestas de “Aguapata”. Actuaciones de grupos musicales, verbenas, ludotecas, ofrendas por las fiestas de San Juan, baile del romero, eventos deportivos,  meta y entrega de trofeos del Haría Extreme (puerta abierta al mundo para el deporte de élite).

Cuando D. Enrique llega a Haría en el año 53, sabiendo de las limitaciones que había en el pueblo y la precariedad de trabajos, ya que solo había obreros, labradores, emigrantes y algún que otro estudiante en las familias más pudientes, entre las muchas actividades que inició, hoy resaltamos las clases que impartía en su casa animando a los jóvenes al estudio. En el año 57 se dio por primera vez clase en “La Academia”, en los locales de la biblioteca, cedidos por el Ayuntamiento. Contaba como colaboradores, entre otros, con D. Domingo Barreto, Dña. Aída Reyes, Joaquina Borges  y la farmacéutica Dña. Josefina Calvo (a la que se le tributó un homenaje el día 15 de agosto de 1997)

Estando en la escuela de D. César García, fue un día de visita D. Enrique y me preguntó si quería estudiar, contento de aquel ofrecimiento, acepté sin dudarlo. También fueron conmigo Juan de León, Amabilia Betancort y Araceli Pérez. Esa fue la época de mi inicio como estudiante. Así que estoy muy agradecido a D. Enrique porque me dio la oportunidad de estudiar.

Hay que resaltar también la labor pastoral realizada en aquella época con la colaboración altruista de muchas personas como Domingo Valenciano, Frasquita, Leonor, Juana Casanova y otros.

En el aspecto deportivo, aunque teníamos antecedentes en la época de los soldados con equipos de fútbol muy importantes como “El Avión” y “El Caimán”, en donde jugaban Juan Martín, Tomás Torres, Lalo Rodríguez, Damián Barrios, Pepe Cabrera, Lalo Casquillo, Román Betancort, etc. Fue en el año 53 cuando tuvo su mayor esplendor, fundando D. Juan el cura el Club deportivo Juvenil donde jugaban Quino Melgarejo, Regino Barrios, Antonio Páez, Santiago Pérez, Antonio Cabrera, etc. D. Enrique fundó los equipos de categorías inferiores, ayudado más tarde por D. Domingo Reyes. Yo jugaba en el “Barcelona”, con mi amigo Pepín García, ahí fue donde me inicié en el fútbol.

Entrenábamos en la calle, en el barranco que está al lado de la casa de Segundo Rodríguez (cerca del mercado) y en el campo que estaba al lado del pozo de Tenala. El primer campo de juego estaba bajando Los Cascajos entre Máguez y Haría. Más tarde aparecieron otros equipos, pero el que más me llamó la atención fue el “Montecarlo”, equipo formado por vecinos de La Isleta como Antonio Montero, Manuel Pérez, Damián, David y el joven portero Artemio, único superviviente de aquel equipo.

De Haría ficharon  varios jugadores en otros equipos de fuera, como Antonio Cabrera y Antonio Montero en el Arrecife. Mi tío Damián y Miguel Torres ficharon incluso en el Lanzarote.

Más tarde salieron nuevos jugadores, entre ellos cabe destacar por su categoría y habilidad con el balón a Tino García (Messi), que jugó en el equipo Vega Guerra de Las Palmas.

En Máguez los impulsores del deporte fueron, en fútbol Pancho el Cubano y en lucha D. Juan Bautista de León.

Esta fiebre del fútbol, terminó con el cine en Haría, que años más tarde se retomó de nuevo por mediación de Paco y Don Juan. Proyectaban las películas Meluco, Armando y Nicolasín.

Volviendo de nuevo al fútbol, en Haría siempre hemos tenido un equipo. Mi compadre y yo, con la colaboración con algún que otro entusiasta, organizábamos partidos todos los domingos. Muchas veces jugábamos mañana y tarde.

 

En el año 68 vino Tonono, jugador de la UD Las Palmas a inaugurar el campo de fútbol donde hoy está el Instituto. Teníamos como jugadores,  a Marcelino, Pepe López, Juan Betancort, Basilio, Jacinto, Humberto y también estaban tres jovencitos que apuntaban muy buenas maneras, que eran Gregorio Lemes, Rogelio Montero y Pepe Torres. Cuando se fundó las UD Lanzarote en el año 70 y en la que éramos directivos mi compadre y yo, llevamos a los tres para el equipo juvenil. Pasando más tarde Pepe Torres al equipo grande en la temporada 71-72 y debutando en Las Palmas de Gran Canaria  en el campo Pepe Gonçalves contra el Ferrreras (equipo de Servando), era muy rápido y con buen toque de balón. Más tarde siguió jugando con nosotros en los veteranos.

El Club Deportivo Haría como Agrupación Deportiva Unión Norte, se fundó en el año 70, teniendo como presidente a D. José Lavandera, a Tino como secretario, Manuel Perdomo como tesorero y vocales Gregorio Pérez y José Pérez, entre otros. 

En septiembre de 1975 se inscribe por primera vez como equipo juvenil en la Federación.

He sido entrenador de varios equipos de fútbol, entre ellos el equipo de Haría en dos ocasiones, temporada 84-85, en la que tuve como jugadores a los hermanos Lemes (Víctor y Francisco), a los hermanos Paz (Manolo y Vicente) a Paco Furreña, a Antonio “El Terror”, Antonio Perdomo, Toño, Santi, Chalo, Miguel y Javier, entre otros.  En la temporada 88-89: Carlos Javier, Enrique y Jacobo (que jugaron también en su época de estudiantes en El Sauzal de Tenerife), entre otros. Guardo muy buenos recuerdos de todos los jugadores. Actualmente tienen muy buena planificación en el fútbol base y en la categoría sénior son uno de los mejores de Lanzarote.

En el año 1956 y tomando como referencia deportiva a Evaristo y Paco Reyes, me inicié en la práctica de la lucha canaria, con Juanín, su hermano Antonio, Lalo, entre otros. Los primeros entrenamientos los hacía en el huerto de María Núñez con el beneplácito de sus hijos Domingo y Santiago que siempre estaban dispuestos a colaborar. Nos dejaron una habitación que servía de vestuario y gimnasio, con pesas, anillas…

Aquí se celebraron memorables tardes de lucha con bastante afluencia de público y por donde pasaron los mejores luchadores del momento. Desde muy pequeño recuerdo una luchada muy importante celebrada el 30 de agosto de 1949, con motivo de las fiestas de Santa Rosa, en la que el equipo de Haría y Máguez organizado por Juan Bautista se enfrentó con el de Arrecife, quedando en pie Heraclio Niz (“pollo” de Arrecife), acompañado por otros luchadores como Román Betancort, Pepito Feo, los hermanos Niz-Luzardo, Pepe e Higinio. Todavía se conserva hoy el trofeo en el Ayuntamiento de Haría.

En el año 60, en julio, por las fiestas del Carmen, nos invitaron para ir a luchar a La Graciosa. Nosotros llevábamos como puntales a Eduardo Villalba, Paco Reyes y Juanín y como mandador a Nicolás Reyes. Ellos tenían a Pepe Toledo “el carrero”, un buen luchador y mejor amigo, reforzado por varios luchadores de Máguez. A mí me estaba saliendo una luchada muy buena, había tirado a cuatro, entonces los de Máguez le dijeron a los de La Graciosa que tenían que sacarme a un hombre fuerte, que no me dejara mover, porque si no iba a terminar con medio equipo. Me sacaron un luchador fuerte y bien preparado físicamente (Antonio Hernández)  me apretó tanto que me cortó la respiración y caí desvanecido al suelo. Al ver lo que pasaba, rápidamente me pudieron reanimar y esa tarde no pude seguir luchando más. Ellos ganaron. Ese día lo recuerdan en La Graciosa como una de las grandes tardes de lucha. Saludos para los amigos de La Graciosa.

En el año 61 estuve luchando en los juveniles del Santa Cruz y en el año 62 en el Adargoma de Las Palmas de Gran Canaria.

En el año 67, siendo presidente del Club de Lucha Haría D. Eusebio Romero y por el Club de Lucha Máguez Nicolás Curbelo el de las guaguas, se fundó el Club de Lucha Unión Norte, nombrando como presidente a Paco Reyes y como vicepresidente a Eugenio Torres, acompañados de 6 directivos de Máguez y 6 de Haría. Como luchadores, por parte de Máguez estaban entre otros el Pintado, el Artista, Crisóstomo, Juan Domingo, Pancho y Romanín. Por parte de Haría, Juanín, Antonio, Luchana, Raimundo, Juan Guadalupe, Tito, como puntal Heraclio Niz (pollo de Arrecife) y como técnicos Pepito Feo y yo.

Más tarde salieron nuevas figuras como Lito, Celso, Ricardo, Cejudo, Saavedra, etc. Entrenados por Servando y como presidente su hermano Tito. Fueron campeones varios años seguidos de Copa y de Liga. Todavía hoy siguen surgiendo nuevos luchadores, con una cantera inagotable en la escuela de lucha.

Un recuerdo muy especial a los que no están con nosotros, como “el pollo” de Máguez por su labor como deportista y como persona, que siempre tenía las puertas de su casa abiertas para los amigos. Al “pollo” de Arrecife, uno de los mejores luchadores de Canarias. También a Camurria, Toni, Tito y Vicente Hernández, a todos por su gran labor y trabajo por la lucha canaria.

Quiero recordar también a las escuelas deportivas, en todas sus modalidades, por la gran labor que están haciendo. En especial, a Palenke, que ha sido uno de los pioneros y aún sigue en la brecha.

Como hombre de la banca y el deporte, aprovecho la ocasión para recordarles invertir en un producto no tóxico, tanto para jóvenes como para mayores, como es hacer deporte y cobrar a diario en salud los intereses que ello reporta.

En mi época de estudiante, por los años 60, mi padre tuvo la feliz idea de comprarme una maquinilla de pelar, un peine y unas tijeras, para cortarles el pelo a mis hermanos. Me lo tomé más en serio aprovechando que mi amigo Maso estaba aprendiendo con Amadeo, por indicación de su padre Tomás González, buen barbero, que estaba en Venezuela y quería llevarse a su familia.  Ladislao “el mudo”, también se estaba iniciando en lo mismo. De la noche a la mañana me encontré pelando a los chicos del barrio y a los amigos y compañeros de clase. Como los clientes iban aumentando, los sábados trabajaba en la barbería con “el mudo” y los domingos me iba a la calle San Juan, en la tienda de Juan Pablo donde me esperaban los clientes. Entre los buenos clientes que tenía, voy a citar a D. Juan el cura, que después de cortarle el pelo me  daba cinco pesetas y rodaba las sillas, la mesa y me enseñaba alguna maña de lucha. A D. Enrique, me era un poquito más difícil cortarle el pelo, porque tenía que hacerle la coronilla, siempre me gratificaba con cinco pesetitas. Había también otros barberos, como Pacheco, Silvestre y Manolo en La Isleta. Hoy tenemos una sola barbería y le faltan clientes.

La Sociedad de Haría se fundó el 19 de septiembre de 1962, con el nombre de Club de Cultura y Recreo Amigos de Haría, siendo su primer presidente D. Juan Pablo de León. Convirtiéndose en el sitio de baile, reuniones, teatro, tertulias y sobre todo lugar donde poder ver la televisión.

En 1975 un grupo de jóvenes presidido por mi compadre Manuel Perdomo como presidente, decidimos reformar y hacer algo nuevo, con la colaboración de los socios y otras personas que desinteresadamente echaron una mano con su trabajo o aportaciones en efectivo.  Se reanudó la actividad con las verbenas de San Juan del año 1978.

El 8 de enero de 1979 y bajo la presidencia de D. Domingo Pérez Núñez se realizó la fusión para crear lo que es hoy el Centro Socio-Cultural “La Tegala”, actualmente presidido por su hijo y que están realizando una muy buena labor en sus diferentes actividades.

Un reconocimiento para Eulogio Concepción por su dedicación y trabajo durante todo el tiempo que lo tuvimos como conserje y también a Marcelino García y al resto de directivos.

Haría siempre se ha caracterizado por la afición a la cultura y el teatro. El día 7 de septiembre del año 1963 se puso en escena la obra “Los Intereses Creados” de D. Jacinto Benavente, de la que fui intérprete junto con un elenco de artistas jóvenes del pueblo, dirigidos por la inolvidable Encarnación Rodríguez. Un reconocimiento a su familia por la aportación tan grande que han hecho y siguen haciendo al teatro y a la música. Como esta noche con la actuación musical de una de sus nietas (hija de Juan Luzardo) integrante del grupo vocal “Pentawoman”.

 Reconocimiento también a la familia de Macario Acosta.

Esta fecha a mí no se me olvida porque el día 9 de septiembre murió mi padre en Arrecife en un accidente laboral. A partir de aquí toda nuestra vida cambió porque al quedarse viuda mi madre con siete niños pequeños, había que salir adelante como fuera. Tuve que compaginar los estudios con el trabajo, y como dice el refrán Dios aprieta pero no ahoga. Un reconocimiento a las madres que como la mía tuvo que sacar adelante una familia numerosa con pocos recursos.

En el año 64 nos fuimos a vivir a Arrecife pero nunca hemos perdido el contacto con nuestro pueblo.

En el año 66 terminé la carrera de Magisterio y ese mismo año me destinaron como maestro a San Bartolomé, creando un equipo de lucha infantil dentro del grupo escolar. En el año 67 fui destinado a Tinajo y al año siguiente a Femés; Todos los días subía y bajaba corriendo desde Uga, donde me dejaba la guagua, hasta el trabajo.

También en el año 67 fue cuando conocí a mi esposa Mari Luz en Haría. Sus amigas Juanita Montero y Mari Pili la invitaron a pasar unos días por las fiestas de San Juan. Durante esos días conoció a Auxiliadora, Carmen, Gustavo y Juan, entre otros. En Máguez conoció a la familia de D. Santiago Barreto, y sobre todo a Beatriz, hoy nuestra comadre. Tenemos dos hijas y cuatro nietos.

En el año 68 fui al campamento de Hoya Fría para hacer “la mili”, donde hice buenos amigos, como Basilio, muy vinculado también al pueblo de Haría. Más tarde me destinaron a Arrecife, a la sección de deportes, donde participé en atletismo en varias competiciones a nivel nacional.

En marzo del año 70 dejé mi labor como docente y comencé a trabajar en la banca.  hasta mi prejubilación en el año 2.000. Durante ese periodo de tiempo alterné lo profesional con lo deportivo, unas veces como practicante, otras como técnico y también como directivo. En todas conocí a mucha gente e hice muy buenos amigos que actualmente sigo conservando. Ahora, ya jubilado, reparto el tiempo  entre mi familia,  el deporte de mantenimiento, atendiendo mi huerto en Haría y jugando alguna partida de cartas o dominó con mis amigos en Punta Mujeres en casa de Juan Carlos “el pichón”.

En Haría, como en todos los pueblos, surge la emigración de aquellas personas que por circunstancias de la vida han tenido que salir en busca de mejores niveles económicos, sociales y culturales.  Nunca olvidaron sus orígenes, haciendo patria allí por donde pasaban. Tenemos representación en todas Las Islas, en la Península e incluso en el extranjero. Sería muy difícil enumerarlos a todos, porque son muchos los que se acuerdan de Haría y sobre todo por estas fiestas. Aunque no quiero olvidarme de nuestro amigo Antonio Betancort (el que fuera portero del Real Madrid) que nunca falta a San Juan, pero que este año le ha sido imposible asistir porque se encuentra delicado de salud.

Aprovecho para saludar a los amigos de Nazaret que siempre me han tratado con gran afecto, como Felo Brito, Lito, Juan Pedro, Abraham, etc.

Rescatar la memoria de aquellas personas que han contribuido de forma anónima y desinteresadamente a conformar la historia y vida de nuestro pueblo, cuando apenas había médicos, practicantes o parteras, y el tema sanitario era muy rudimentario, aparecen colaboradores y voluntarios para hacer frente a las necesidades que tenían sus habitantes. Por citar a algunos tenemos a:

María Luisa Reyes, que hacía las veces de partera, practicante y lo que hiciera falta. Tanto es así, que el 80% de los niños de la época nacimos con su ayuda. Recuerdo que en aquel tiempo al que no se aseaba mucho se le decía: “no has visto el agua desde que te lavó María Luisa”

Juan de León (esposo de María Luisa). Tanto ponía inyecciones, como curaba una pulmonía o sacaba una muela.

Me contaron mis padres que cuando yo era pequeño,  y que gracias  a este hombre con ventosas y sangría logró sacarme de una grave pulmonía.

Doña Trini fue la primera profesional titulada como practicante y comadrona en Haría.

María Núñez. Podíamos decir que fue la última partera de Haría. Costurera, cocinera, hacía el pan para la eucaristía y también golosinas.

Antonio Bonilla. Ponía inyecciones y recomendaba algún remedio casero.

Margarita Medina. Desde el año 60, que llegó a Haría, ponía inyecciones a aquellas personas que se lo solicitaban.

María Lasso. La primera pregonera del pueblo que daba la noticia de puerta en puerta.

María Zerpa. Hacía mandados, daba recados y fue la sepulturera del pueblo.

Inés García. Gran cocinera y por su casa pasaron gente de toda clase social, César Manrique y Alfredo Kraus entre otros.

Tobías Perdomo. Era un documento histórico. Persona querida y respetada. Actuaba como letrado independiente, arreglando particiones, herencias, escrituras, etc.

Antonio Matías Perdomo. Estuvo muchos años dedicado al transporte y luego como juez de paz tuvo una anécdota muy simpática y es que en un juicio le dijo al acusado “macho fúmate un cigarrillo que esto lo tenemos ganado”.

Manuel Perdomo. Tenía la  carpintería en La Cruz. El trabajo de la madera no tenía secretos para él y es digno de admiración que haya podido construir piezas de gran valor y precisión con pocos medios. Y lo que es más loable que la saga continúa por medio de sus hijos y nietos que han seguido sus pasos.

Elisa Álvarez Obaya. Aunque asturiana de nacimiento, es canaria de adopción. Llegó a Haría en el año 63 como farmacéutica para regentar la farmacia que había en el pueblo. Fue la que intervino con una brillante y destacada actuación profesional sobre la muerte de varias personas por alcohol metílico en los meses de febrero y marzo del 63 en Haría. Analizando y enviando un informe el día 21 de marzo con la colaboración del médico Don José A. Hernández Barreto, en donde se dice que el ron contiene alcohol metílico y que se prohibía la venta, lo que podía haber sido una gran tragedia. Se le otorgó la medalla por su labor científica y humanitaria, propuesta por los Colegios Farmacéuticos y con la adhesión  del Ayuntamiento de Haría.

Yo tenía muy buena relación con Elisa y con el entorno de la farmacia y recuerdo que me dijo que le ayudara a retirar las garrafas de ron para precintarlo. Todo el ron incautado se depositó en una habitación de la parte alta del Ayuntamiento.

Murió a los 75 años, en Las Palmas de Gran Canaria, el 27 de febrero de  2010

Siempre me ha unido una buena amistad con las familias García Ramírez y Perdomo Ramírez. A las que estoy muy agradecido.

La familia Perdomo Ramírez nos ha dejado parte de su casa desde hace más de 30 años para que con un grupo de amigos nos reunamos encabezados por el anfitrión Eligio y compartamos buenos ratos de tertulia, jugando alguna partida al envite, truco o dominó, y saboreando las buenas comidas que preparan los chefs Julián, Diego y Nino García (con sus paellas de marisco), con los ayudantes Vicente y Silva. El resto, a comer y a atender a los invitados con un buen vino tinto.

La “marca” Haría siempre se ha vendido y sigue vendiéndose muy bien por aquellas personas que por sus hechos y sus obras han sabido y saben poner su nombre siempre en lo más alto, con admiración y respeto.

Como ejemplo tenemos a nuestro amigo Ladislao Rodríguez Bonilla, para nosotros “el mudo”, que fuera de aquí se le conoce también como “el mudo de Haría”. Que con su carisma, sencillez y simpatía, cautiva a todas aquellas personas que lo tratan, dejando siempre muy alto el pabellón del municipio.

A finales de 2011 fui a jugar un partido de futbol a El Hierro y comiendo en un restaurante en La Restinga, un señor nos pregunta que si éramos luchadores, le dije que era de Lanzarote y el me comentó que tenía un amigo en Haría. ¿Quién es? le pregunté, y me dijo que era “el mudo”. Al preguntarle que de qué lo conocía, me dijo que lo vio por televisión cuando le entregaron el Premio Canarias.

Otro ejemplo es Javier Reyes que con su colección fotográfica que a través de memoriadigitaldelanzarote.com tiene una ventana abierta para los que quieran recordar vivencias e historias del municipio.

Asterio Acuña, también nos ha dejado su legado fotográfico

Gregorio Barreto, cronista oficial, autor de varios libros y de la página “el Mirador de Guatifay”

Jesús Perdomo “el pinche”, y Óscar Torres por su trabajo extraordinario en la página web “historiadeharía.com” que acaban de presentar.

Martín Robayna, por la promoción del municipio en su página web.

Felicitar al Señor Alcalde y su corporación, por el acierto que ha tenido al elegir como “premio Haría 2013” a Juan Santana y Alejandro Placeres, que se lo tienen más que merecido por el trabajo que vienen realizando en la investigación y labor divulgativa de los valores patrimoniales, culturales, agrícolas y ganaderos del municipio de Haría. Así como por su trabajo en fomento de la educación.

También muy merecido el hecho de nombrar “hijo adoptivo” de Haría a César Manrique. Agradecer siempre el hecho de que César Manrique eligiera Haría para vivir y descansar eternamente bajo la sombra de una palmera. Esto ha impulsado el nombre de Haría para que sea conocida a nivel mundial.

Un año más, el pueblo de Haría se viste de gala para celebrar todos juntos  las Fiestas mágicas de San Juan, al calor de las hogueras.

Muchas gracias  y felices fiestas.