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A Modo de Presentación
Sean mis primeras palabras la expresión de los sentimientos que me embargan en este momento, Gratitud, Emoción y compromiso.
Gratitud: a los componentes de la comisión de fiestas de Santa Bárbara 1994, y en especial a su presidente D. Juan Acuña por ver en mí al pregonero, al dador de la noticia a un pueblo, tarea difícil y llena de responsabilidad pero que asumo con alto honor, máxime teniendo en cuenta que considero que hay otras personas ligadas a este pueblo que harían esta elocución con más propiedad que la que pueda hacer yo.
Emoción: porque en este instante se agolpan en mi memoria todas las vivencias, experiencias de mi infancia, de mi juventud compartidas en este pueblo de Máguez, que son las que han hecho y conformado la persona que soy hoy, situado aquí, frente a Vds, en los cuales se orienta mi identidad y se refuerzan mis referencias.
Algunos Referentes Históricos
Aunque es verdad que los pueblos no deben vivir sólo de su historia, de la contemplación de su pasado, pues quedarían estancados perdiendo el tren de los tiempos que nos han tocado vivir, también es malo perder la memoria de nuestras raíces, desde donde se ha ido construyendo nuestra propia identidad, nuestro propio carácter y modo de ser como pueblo. Y por ende desde ahí debemos construir nuestro futuro.
Con este motivo podríamos evocar algunas pinceladas de la historia del pueblo.
Tarea, no exenta de grandes dificultades, ya que las fuentes bibliográficas, archivos y papeles de escribanos públicos se han perdido o han ido desapareciendo a lo largo de la historia, máxime en esta isla sujeta a los ataques de piratas berberiscos, o más recientemente con la quema de los archivos municipales el 13 de mayo de 1904, por lo que los datos históricos de nuestro pueblo son escasos, y, en algunos casos, no oficiales.
Con toda seguridad podríamos hablar de asentamientos de los aborígenes de Lanzarote en este marco geográfico referenciado por una parte, por la toponimia llegada hasta nuestros días, tanto del pueblo, Magua, como de algunos lugares como Tahoyo Tefío, etc.
También por las condiciones geográficas de ser un valle protegido, cual celosos guardianes por las montañas de “Los Llanos”, “Atalaya”, “Los Helechos”, “Gallo”, de las incursiones berberiscas, tan tristemente habituales, como las del pirata Morato Arráez, que asoló el rico palmeral del Valle de los Castillos” situado en este cuenco geográfico que es Máguez.
Así como por la existencia de tierra fértil de la Vega de Máguez y abundancia de pastos con que sostener la ganadería aborigen de los integrantes del reinado del norte, uno de los dos en los que estaba dividida la isla.
Como tal poblado puede tener su origen con posterioridad a la conquista de la isla por Juan de Bethencourt en 1402, no apareciendo testimonios del poblado de Magua en las primeras relaciones de vecindad de las Provincias y Partidos de la Corona de Castilla hasta el año de 1773, en el que Viera y Clavijo lo menciona como pago de Mague perteneciente a la jurisdicción de Haría, posteriormente en el “Compendio Breve y Fasmosso, histórico y político en que se contiene la cituación, población, división y gobierno, produziones, fabricas y comercios que tiene la ysla de Lazarote en el año de nuestro señor 1776” se le menciona con toda propiedad “a lo largo y ancho de la primera trina división de la media Ysla que cae al naciente ay un valle en lo primero que cae más al norte un lugar que llaman Mágues de 71 vezinos en donde esta una capilla de santa Bárbara no perfeccionada”.
En 1897, Puerta Canseco la menciona como integrante del Municipio de Haría siendo un núcleo fundamental con 495 vecinos.
En el censo de 1910 aparece la aldea de Máguez con 700 habitantes.
A esta preponderancia en el pasado le ha sucedido un papel secundario en el desarrollo económico de la presente centuria, potenciando núcleos capitalinos del Puerto de Arrecife, como Altavista, donde los magueros constituyen su composición mayoritaria, para tener en la actualidad alrededor de 600 moradores.
Cabe mencionar en la historia de Máguez hechos fundamentales, como la fundación de la Capilla de Santa Bárbara con anterioridad a 1776, y que según palabras de D. Agustín de La Hoz, la resalta “como típica construcción, ahí está la iglesia de Santa Bárbara, guarnecida por una enorme barbacana más propia de fortaleza moruna, que de resguardo apropiado para el culto religioso, tiene ésta un muro de grosor considerable cuyo arco y calvario encima, cuyo portalón herrado es digno de estudiarse. Todo el patio interior está poblado de mimosas, geranios floridos contrastando todo con la humilde edificación de la ermita que preside la Virgen de Nicomedia”.
Hoy, ese edificio ha quedado tristemente para el olvido, aunque se ha sustituido por el diseño del gran conejero universal César Manrique, del que debemos sentirnos orgullosos todos y cada uno de los magueros, al tener una de sus obras en nuestro pueblo.
Otro hecho fundamental es la sustitución de los bailes tradicionales en los distintos locales de nuestros pueblos, como el entrañable local situado a la entrada del “Tefío” y que llevaba por nombre el muy pomposo de “El Triunfo”, por la fundación del Centro Democrático de Máguez, en el año de 1932 de la mano de un entusiasta número de magueros con la inestable ayuda de otros foráneos como D. José Fornas Sánchez y D. Juan Pablo de León Guerra, todos ellos mencionado en la placa de entrada a este edificio y al que este pueblo debe estar eternamente agradecidos, y que al contrario de lo que sucediera con la demolición de la valiosísima capilla de Santa Bárbara, este centro es hoy una flamante realidad, máxime cuando en los últimos tiempos ha recibido unas importantes renovaciones que son orgullo de todos los socios y del pueblo en general gracias al decidido apoyo recibido por los componentes de las últimas juntas directivas y la colaboración del Ayuntamiento de Haría.
Nuestras Costumbres, Patrimonio Irrenunciable
Pero, sin lugar a dudas, la herencia más entrañable y la que más debemos conocer, amar, defender y hacer perdurable más allá de nuestras propias vidas, es la de nuestras tradiciones que nos imprimen identidad a través del conocimiento de los que han sido y son sus protagonistas en la memoria colectiva de esta comunidad.
El juego del Palo, verdadero baluarte de las costumbres más ancestrales que caracterizan no sólo a Lanzarote sino a Canarias en general, tuvo uno de sus máximos exponentes a quien tuvimos el honor de contar con nuestra vecindad quien lo introdujo en nuestro pueblo allá por el año 1850 D. Francisco Viñoly López y su hijo Pedro Viñoly Rodríguez, continuando sus enseñanzas en este siglo José María Feo Barreto y Cristín Feo de León…..quién lo sigue desarrollando desde La Ciudad Deportiva de Lanzarote.
Mencionar el nombre del legendario luchador D. Ambrosio Rodríguez Perdomo, conocido por el sobrenombre de “El Colorado”, nacido hace 151 años el próximo viernes, nueve de diciembre, o las gestas de D. Andrés Luzardo “Pollo de Máguez” que paseó el nombre de nuestro pueblo con enorme éxito por cada uno de los terrenos situados en los confines regionales…, la enorme labor desarrollada por D. Juan Bautista de León en la conservación del deporte vernáculo, y tantos otros nombres que han dado días de gloria en los terrenos del autóctono deporte y que sería prolijo enumerar a cada una de ellos, pero que sin duda tenemos todos presentes en la memoria.
El enorme legado cultural que siguen transmitiendo los anónimos artesanos y artesanas de este lugar, presentes en distintas muestras y ferias de artesanía, tanto insulares, como regionales.
La Agrupación “Malpaís de la Corona” guardián de las tradiciones musicales de las que muchos de sus valedores han nacido en este pueblo, y que han tenido el coraje y la valentía de haber mantenido la rondalla durante casi una veintena de años, una flamante llama folclórica iluminando cada año con más fuerza en el panorama de la música popular y tradicional canaria, con un estilo e identidad, ganados nunca mejor dicho a pulso y a púa.
Resaltar
el impulso
cultural
trasmitido
a los
vecinos de
este valle
por los
maestros
tan
queridos
en la
memoria
maguera
como Dña.
Guillermina
Perdomo
Viñoly a
principios
de siglo,
D, José
Fornas
Sánchez en
los años
30, D.
Félix y
D. José
Castillo
Mendoza en
la década
de los 40
y D.
Domingo
Barreto
Barreto en
los años
50.
Hombre y Mujer de Máguez
Son estas connotaciones históricas y tradicionales enmarcadas en esa “mancha blanquecina, pura y mágica, entre tanto verdor, celosamente guardados por sus montañas, que a la vez que sobredimensionan y empequeñecen al caserío” las que han hecho del hombre y de la mujer de este pago unas personas que en la conciencia insular aparecen como gente trabajadora y amante de su pueblo, aún sin vivir en él mantienen el orgullo de ser de Máguez y emprenden siempre el periódico retorno a sus orígenes todos los fines de semana, participando en sus fiestas y desgraciadamente, cada vez más, en los luctuosos acontecimientos de las despedidas de los cada vez más mayores habitantes de este pueblo.
Máguez se hace poesía de la mano del prestigioso catedrático D. Sebastián Sosa Borroso, que con gran acierto la describe en los siguientes versos:
Máguez,
trigo seco
y trenzado
de palmeras
llora,
bordando
en la
orilla
canta,
bailando
en la era,
Máguez que
se va por
Yé
a
inventarse
primaveras
busca,
busca, los
caminos
con bordes
de
vinagreras
y caminos
de pagico.
Máguez que
se va
hacia Haría
a caminar
sobre
esteras
muere de
melancolía…
Máguez,
Máguez
trigo seco
y amapolas
a porfía….
Máguez,
correta de
invierno
y cantares
de agua
fría.
Máguez para vivir
Hoy, a finales del segundo milenio, nos hallamos ante un pueblo que fue uno de los más importantes graneros del agro insular, custodiado en la actualidad fundamentalmente por agricultores que rondan la senectud, y también de otros, más jóvenes, que dedicándose a otros sectores, retornan al pasado agrícola que han vivido desde su más tierna infancia, tratando de recuperarlo a marchas forzadas en el fin de semana, como frustrada vocación agrícola de los que tuvieron que emigrar, pero sus enormes esfuerzos estivales, a pesar del tremendo cariño que les imprimen sus protagonistas, apenas disimulan el desolador abandono de nuestros campos, sólo recuperables con la desviación de recursos económicos que subvencionen la labor agraria, tan elogiada por los visitantes de la isla y que nuestras autoridades tienen la obligación de mantenerla, de recuperarla, no sólo como recuerdo de un pasado que ya no volverá, sino fundamentalmente como acicate turístico.
En este marco socio-económico, es en el que se debe asentar el futuro de Máguez, aprovechando que es una ruta de paso obligada de los turistas, a los que este pago debe ofrecer, además, de lugar para vivir, caracterizado por su calidad medioambiental, el calor y la sinceridad de nuestras gentes, el ritmo sosegado, el ambiente sereno. También otras posibilidades que le devuelvan el prestigio y la preponderancia de antaño.
Encaminando el tradicional tesón de este pueblo hacia una nueva modalidad de turismo, el turismo rural, aprovechando el Plan Especial de Senderos Turísticos y Recreativos que rodean nuestra comarca y que se hayan enmarcado en el programa REGIS, de la UNIÓN EUROPEA, con el fin de crear un desarrollo sostenido con el medio rural que sea compatible con la preservación de sus valores naturales y patrimoniales, en suma, un turismo integrado en el contexto local, que pueda ir acompañado por una red de pequeños establecimientos, como lugares de hospedaje y centros de interpretación, como la actual aula de la naturaleza de Máguez, así como los locales de restauración y servicios que son propios de esta actividad.
En otra escala, y aprovechando el torrente de extranjeros que atraviesan la calle de Santa Bárbara, debemos utilizar nuestra imaginación para mostrarles nuestro patrimonio etnográfico y cultural, nuestra riqueza artesanal, la amplia variedad de aperos agrícolas y domésticos, así como, sus usos, todo ello, en un marco digno de lo que pudiera ser el museo etnográfico de Máguez al que las instituciones locales, insulares y autonómicas deben mostrar un decidido apoyo.
Y en un orden mucho más próximo aprovechar las magnificas instalaciones del Centro Democrático de Máguez, sin lugar a dudas las más valiosas del ámbito municipal, llenándola de la vida cotidiana de nuestros mayores, donde puedan realizar actividades propias de los centros de tercera edad, promovido desde las áreas de asistencias sociales del Municipio, y también del mayor tesoro que tenemos, los jóvenes, nuestra juventud, a la que debemos ofrecerles un marco de asociacionismo juvenil, en el que puedan desarrollar las actividades propias de su edad, culturales, deportivas o simplemente de ocio, en suma alejarles de otras actividades realmente perniciosas.
En definitiva, hoy Máguez situado en una isla cada vez mejor comunicada debe estar abierto al tren de los tiempos, rescatando y potenciando los valores que hagan posible el asentamiento de un futuro prometedor, no sólo, para sus actuales moradores, sino también, para los fututos hombres y mujeres de Máguez, en esa empresa nos va la vida, así que ánimo y adelante, que estas fiestas de Santa Bárbara de 1994 marquen el ritmo de un futuro prometedor y venturoso para el Máguez del Siglo XXI.
Muchas gracias y felices Fiestas