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SANTA BÁRBARA EN EL RECUERDO
Señores, Señoras, vecinos de Máguez, amigos todos. He titulado éste modesto pregón: SANTA BÁRBARA EN EL RECUERDO, y nace rescatando de un laberinto de ideas los recuerdos de mi infancia y juventud en éste pueblo.
Voy a exponer mi particular versión del entorno y personajes que disfrutaban de las Fiestas de Santa Bárbara que yo viví y que abarcan la década comprendida entre 1950 y 1960. cualquier fiesta es más o menos buena dependiendo del presupuesto empleado, e igualmente nosotros (todos los que participábamos de la fiesta), “ya lo dice el refrán” la veíamos según el dinero que teníamos en el bolsillo.
Hecho éste planteamiento, mis primeras Fiestas de Santa Bárbara, se desarrollan en un pueblo cuya base económica giraba alrededor de la agricultura, que daba algún “duro” era a base de muchísimo esfuerzo, sudor y trabajo, hasta tal punto que ni así se podía mantener a la familia, por eso muchos vecinos del municipio emigraron, unos a la zafra del tomate en Gran Canaria, y otros, principalmente a Venezuela, entre ellos mi familia.
En esa época, la “guagua” era el mayor motor económico de Máguez, me explico. En el techo de la guagua se enviaban a diario a Arrecife: las lechugas, los huevos, los quesos, etc., que generaban la mayor parte del dinero que servía de sustento a las familias del pueblo. Como principal protagonista tengo que recordar a Nicolás ¿Quién no le pidió un favor a Nicolás?. También tengo que recordar a Juan González que vivía en el Tefío, y que con su camioncito de barandas altas llevaba la carga más pesada: Higos de leche y los sabrosos porretos, granos, alfalfa, animales: cabras, cabritos, gallinas, conejos, etc., que completaban el resto de las entradas, en dinero, para el sustento. Pero gran parte del sustento familiar se generaba en la propia casa, recuerdo como alimento básico “las muertes de cochino”, que añoro, y que tenía una doble faceta primero, la social como justificante para reunirse toda la familia ese día concreto, y segundo como alacena: del cochino procedía la carne para muchos meses, que se salaba debido a que en esa época no existían los frigoríficos domésticos, se obtenían los ricos chicharros y la manteca, curiosamente no generaba “colesterol” como ocurre hoy, las ricas morcillas, chorizos, etc. recuerdo que la primera carne asada que se comía era “la pajarilla” y que con la vejiga inflada jugábamos al fútbol, aunque se rompía pronto. Como curiosidad aclaro que, aunque el cochino fuera negro, la vejiga era siempre “blanca”.
Para que los más jóvenes que me escuchan se sitúen y puedan comparar, al principio de la década el sueldo de un obrero era de 12 a 15 ptas., trabajando 10 horas, posteriormente se rebajó a las ocho horas actuales. Eran de curso legal los 10 céntimos, conocida como “perra gorda”, los veinticinco céntimos, conocido como “un real” que tenía un agujero en el centro. Los cincuenta céntimos o “media peseta”, por supuesto “una rubia” que es como se conocía a la peseta (era de curso legal el billete de 1 pta). Puedo dar fe que los que venían a esas Santa Bárbara con “un talego” los podía contar con los dedos de la mano y me sobran dedos. Todo esto, hoy es de rabiosa actualidad, ya que en los próximos Santa Bárbara también se pagará en céntimos o con “talegos”, pero en EURO, que como todos sabemos, será la moneda de curso legal a partir del próximo primero de Enero.
Hablar de los personajes de la época sería extenderme demasiado y no quiero enrollarme. Tengo especial recuerdo para mi MAESTRO con mayúsculas D. Domingo Barreto, (me dio clase unos 5 años, ni soñado que en el futuro sería mi tío), maestro que fue también de muchos de los que me escuchan, y que aplicó a rajá-tabla el refrán “la letra con sangre entra”, ya que, nos dio más palos que a una estera, como se suele decir ¿mi reflexión: igual que en la E.S.O. de hoy, que no se puede tocar, ni levantar la voz a los alumnos?. Pero tengo que reconocer que esa formación nos sirvió al 90%, o más, de aquellos alumnos para tener hoy buenos trabajos. Sería injusto si no incluyera, también, como formadora a Eloisita Barreto (hermana del cronista histórico Gregorio Barreto), que también dio clases particulares. A la Escuela solo llevábamos un libro: LA ENCICLOPEDIA GRADO MEDIO, que era como el libro gordo de “Petete” por que desarrolla todas las áreas, como se dice hoy. Vuelvo un paso atrás como reconocimiento y alabanza de aquellos padres que con abnegación y enormes sacrificios pagaban las clases particulares a sus hijos, invirtiendo en cultura. Se hace necesario aclarar que en ésa época, que yo sepa, solo había una radio que funcionaba con batería, la tenía Pancho el cubano (mi padrino), luego hubieron muchísimas recuerdo que en esa época estuvo de moda, “el cruce de discos dedicados” entre novios y los dedicados a onomásticas. Como lectura en la biblioteca de la Sociedad el semanario ANTENA que se editaba en Arrecife. Para los más chicos algún TBO, muy pocos. Nada que ver con la gran cantidad de medios de difusión, de todo de tipo, que existen en la actualidad. Recuerdo los partidos de fútbol, después de la escuela, en la calle Tahoyo, con las porterías entre Tefío y Santa Bárbara y con una pelota hecha de trapos con un juego de medias de mi tía Juana (que me perdone el tiempo que las estuvo buscando), los partidos de fútbol serio en el campo de los Cascajos, entre el San Pablo, el Santa Bárbara y el San Pedro (yo era el portero), equipos formados por D. Enrique Dorta (El Cura), con los más chicos, hasta 15 años, y los choques (digo bien, eran eso verdaderos choques) entre los eternos rivales U.D. Máguez, que tenía la sede aquí al lado (cuyo portero era Andrés Luzardo- Luego excepcional luchador recientemente homenajeado) y el Cometa creado por Zenón el de Carmen, con todos los futbolistas de Máguez, recuerdo que jugaban con zapatillas reforzadas en la zapatería de Juan Rafael sin tacos, dificilísimo, y con un balón cosido, que mojado pesaba un “güevo”, con perdón. La madrina del U.D. Máguez era Olguita Borges y su dama de honor Reyes Fernández (hija de Chano Camejo).
En el año 1956-66 comienza el auge de la lucha canaria formándose un equipo en Máguez donde comenzaban Rafael “el Pintado”, Nono Figueroa “el Artista”, Suso Viñoly, Pancho Curbelo, y un largo etc., que durante las Fiestas de Santa Bárbara se solía enfrentar al eterno rival, el equipo de lucha de Haría.
Tengo gratos recuerdos de las tiendas de Juan Rafael en la calle Santa Bárbara-Salvador Borges y Celestino en la Calle de Luis Morote, arteria principal del pueblo, Francisca la madre de Belarmino, (compañero de clase de grandes atributos) y de Manuel Lasso y Pedro Pérez, en la que comprábamos golosinas, porque estaba cerca de la Escuela), de la molina de gofio de Ventura, el gofio era alimento básico (el desayuno de leche recién ordeñada con gofio era lo habitual), los indicios de la panadería de los Cangrejos (con perdón), comprar pardelas saladas, tenía muchísimas ¿Qué tiempos, ahora está prohibida y sancionada su captura?, en casa del Sr. Julián y ser recibidos con el “fumamos” o el “vamos a fumar” de su hijo Julio.
Del Sr. Teofilo el de la Cancela que vendía lotería, pero lo recuerdo como entusiasta animador del carnaval se “refajaba tres días” y nuestra algarabía a su alrededor. Las “trancas” a base de vino de Severo Romero y sus cantos (creo que hoy se llamarían habaneras). También recuerdo las “trancas” de Neso el de Eloina.
En esa época, el mes de Noviembre o mes de los difuntos, previo a las fiestas lo dedicaba la iglesia para celebrar actos religiosos con sentimiento y veneración hacía los difuntos en la vieja ermita que estaba adosada a ésta Sociedad por el Norte. Todos los días de la semana hasta las diez de la noche se rezaba el rosario, los sábados había varios servicios religiosos y los domingos la santa misa, en todos ellos, siempre intervenía y colaboraba el apacible José María. Los actos religiosos terminaban la misma víspera de Santa Bárbara. En las Fiestas de Santa Bárbara nunca hubo función religiosa por ser incompatible con los bailes. Era la época del Obispo Pildáin.
Después de un mes de recogimiento el pueblo estaba muy deseoso de fiesta y en éste ambiente se celebraban LAS FIESTAS DE SANTA BARBARA, que se aprovechaba para estrenar vestimenta, zapatos, etc. en los inicios de la década, siempre duraba dos días, y nos proyectaba cine Antonio Mesa, natural de Máguez, luego las proyectaba Paco el de Doña Carmen (Paco Rodríguez), también hijo del pueblo, quiero recordar que la cinta se rompía un sin-fin de veces, por eso cuándo algo sale mal entiendo la frase “aquello fue una de película”, tengo en el recuerdo a Charlot, el Gordo y el Flaco, folklóricas españolas, mejicanas, Rin-Tin-Tin el perro Lobo, etc., etc. eran la filmoteca habitual. Después del cine, recuerdo alguna piñata de caramelos para los más jóvenes y luego, comenzaba lo que podía denominar la guinda de las fiestas y casi la razón de su existencia: LOS BAILES (siempre dos días). El día grande de la fiesta, se hacía, primero el asalto hasta las 10 más o menos, tiempo para la cena, y luego el Baile hasta las 3 o las 4 de la mañana, según estuviera de animado. El segundo baile siempre se hacía el domingo y se denominaba “Baile con asalto prolongado”.
Recuerdo que éstos bailes eran amenazados por la Orquesta GRAN CASINO que estaba formada por los vecinos de Máguez: D. Juan Cejudo (al piano), D. Fermín Borges (saxofón) y por Pancho el Cubano a la batería. Como refuerzo por ser fiesta grande se contrataba a Antonio Martín que era un trompeta excepcional.
Para animar el ambiente de aquellos Santa Bárbara, existían, las cantinas de: Juan Villalba, de Pedro Borges y de José Domingo Rodríguez, además del Bar de la Sociedad con Señó José “el Bonito” que era una institución y atendía la cocina. En estos bares se servían los licores, que terminaban subiéndose a la cabeza, por lo cual, la mayoría de aquellos Santa Bárbara terminaban con pleitos fuera de programa, hasta tal punto que los mayores que no asistían, al ser informados contestaban con socarronería “si no hubo pleito no habrán estado tan bien”.
Finalmente hacer constar que la festividad de SANTA BÁRBARA es muy entrañable para mí, ya que, por ser la Patrona de Artillería, arma donde hice la mili siempre lo recuerdo.
Gracias por su paciencia al escuchar mi modesto pregón.
VIVA SANTA BÁRBARA 2001