PREGONES DE MÁGUEZ > Índice
Muy buenas noches y bienvenidos/ bienvenidas al pregón de las fiestas de nuestra patrona Santa Bárbara.
Sr. alcalde, miembros de su corporación, comisión de fiestas, vecinos, vecinas, amigos y amigas.
Ha sido un honor y un alago para mí y mis familiares que me hayan propuesto para la lectura del pregón de nuestro pueblo en sus fiestas.
Seguidamente saltaron a mi memoria todos los recuerdos y vivencias acontecidos desde mi niñez.
Vaya por delante una anécdota como muestra del cariño que siento y he sentido siempre por mi pueblo. Donde quiera que he estado y me preguntan de dónde soy siempre digo de "Máguez", aunque lo correcto sería decir de Haría
A continuación les voy a contar como era la vida en nuestro pueblo en mi niñez, juventud y edad adulta.
Al ser un pueblo eminentemente agrícola y ganadero parece que estoy viendo a mi padre y a mi madre como madrugaban, los quinqués y las velas comenzaban a encenderse por todo el pueblo, algún perro madrugador y los gallos cantando ya que aún no había amanecido. El olorcito a café recién hecho por mi madre que siempre se lo daba a mi padre junto con una yema, luego él, que era muy listo, pasaba por alguna tienda a echarse la copita de ron o coñac y se iba para el campo tan contento. No sé si ella lo sabía o se enteró en el tiempo.
El trabajo en el campo era muy duro, todo se hacía a mano, rastrillar, plantar, escardar, recoger, etc.
Se hacía con plantón y agachados. Eso se ha perdido ya que dichas labores se han industrializado.
Había:
-"propietarios", los dueños de las tierras
-"medianeros", trabajaban las tierras y cuando recogían la cosecha la repartían a medias con el dueño
-"peones", trabajaban a jornal y los contrataba, tanto el dueño como el medianero.
Los cultivos casi siempre eran los mismos: legumbres, cereales y papas. Como algunos/as recordarán, aquí han habido muchos años de sequía por eso el agua es tan importante para las cosechas, permítanme que vuelva a mencionar a mi padre porque cuando llovía solía salir a la puerta de la calle a aplaudir y cantar, el agricultor se pasaba mucho tiempo mirando al cielo, si no llovía no había nada que hacer en el campo.
Fue ahí cuando nuestros familiares y vecinos tuvieron que emigrar, por ejemplo, de mi familia se fueron a América, Tenerife, Gran Canaria y La Palma, a esta última emigré yo acompañando a un familiar, nos fuimos a vivir a Todoque, que tristemente hoy está devastado y tod@s lo llevamos en nuestros corazones.
Constantemente vi acciones solidarias, por ejemplo en la trilla, pues se prestaban los burros y camellos. Casi siempre acudían al campo los hombres y muchachos, las mujeres se quedaban en casa para atender las tareas del hogar. Se puede decir que era un "matriarcado".
A los hijos e hijas nos tenían derechitos como velas y si alguno o alguna se torcía, te zumbaban la zapatilla tipo boomerang y por mucho que intentáramos escapar, ellas siempre daban en el blanco y no te escapabas de la "tollina".
En el pueblo había gran densidad de población y al haber muchos niños y niñas en el ambiente se respiraba felicidad, diversión y alegría.
Los niños y niñas agudizábamos bastante el ingenio, nos hacíamos nuestros propios juguetes, siempre estábamos jugando en la calle, eso sí, después de haber hecho los deberes. Los juegos eran: a la soga, al quemado, al teje, al escondite, a la piola, al boliche, al yo-yó, al tirachinas y a las casitas.
También cuando se construían las casas, vecinos y familiares arrimaban el hombro, para ayudar.
A las chicas nos preparaban para casarnos, teníamos que aprender a coser, bordar, hacer de comer, etc.
Otro ejemplo más de cómo eran de agradecidos lo vi en la "matanza del cochino" se invitaba a toda la familia, vecinos y amigos/as, se contrataba a un señor que se dedicaba a esos menesteres.
Del cochino se aprovechaba todo: se hacían, morcillas, chorizos, chicharros, manteca, se preparaba el adobo para la carne asada en los teniques, ésta se comía a media mañana, a los niños/ niñas nos asaban un trozo de carne y a mediodía comíamos el "caldo abogado". El tocino y la carne se ponían a secar luego se le ponía sal y se guardaban en garrafones y baúles, para tener carne todo el año (no había neveras).
Para los niños y niñas era una diversión ver como se ordeñaban las cabras y se hacía el queso, luego nos tomábamos una tacita de sueros y la lechita recién ordeñada con gofio.
Por éstas fechas parían las cabras y nos comíamos el "velete".
Para el consumo existían pequeñas tiendas como:
Juan Rafael, Francisca, Salvador, Paquita, Emilia, Celestino, Cejudo, Mercedes, Frasca y Manuel Lasso.
Las industrias tales como: zapaterías, panaderías, molina de gofio, machacadora, talleres mecánicos, carpintería y herrería.
Los deportes que se practicaban eran: fútbol, la bola, lucha canaria y otros.
Cuando habían luchadas siempre se llenaba la grada y me llamaba la atención que a los ganadores les arrojaban mucho dinero al terrero.
Las fiestas de carnaval en el pueblo eran muy divertidas, casi todo el mundo se disfrazaba y asistían al baile con la cara tapada, luego en la puerta había un señor, tenías que destaparla y decir tu nombre para poder entrar, había cabalgatas que iban por el pueblo, eran muy animadas.
El Jefe del Gobierno los prohibió, pero mi abuelo Teófilo, a pesar de ello se siguió disfrazando, se ponía caretas de animales salvajes, luego las colgaba en las paredes de un cuartito y cuando mi abuela me mandaba a buscar algo a mí me daba mucho miedo entrar.
Con la iglesia hemos topado: recuerdo la llegada a la parroquia del joven coadjutor D. Enrique Dorta Alfonso para reforzar la labor que desempeñaba el párroco D. Juan Arocha Ayala. No sólo en las tareas religiosas sino también en el ámbito educativo y deportivo.
D. Enrique era muy emprendedor, con la ayuda de varias personas creó la "academia de Haría", para que pudiera estudiar todo el que quisiera, sin condicionamientos económicos o de cualquier tipo.
En el pueblo como en casi toda Canarias había mucho analfabetismo, y gracias a los buenos maestros y maestras que tuvimos íbamos saliendo adelante. Aquí hago especial mención a mi primera maestra doña Casilda.
Muchos chicos y chicas conseguimos estudiar una carrera, la mayoría elegían magisterio, entre ellos la que les habla.
También fue de gran ayuda la labor de Radio Ecca.
En lo deportivo D, Enrique creó equipos de fútbol infantiles y juveniles, tanto en Máguez como en Haría (el Sta. Bárbara y el S. Pedro en Máguez y el S. Juan y el S. José en Haría) así como otros equipos para los más pequeños. Habrán notado que todos llevaban nombres de santos, para eso el cura fue el promotor.
Recuerdo con mucha nostalgia las obras de teatro impulsadas por él.
El mes de mayo era muy bonito, el altar lo llenábamos de flores, había novena y los niños y niñas recitábamos poesías a la virgen.
La iglesia se llenaba de bote en bote, eso sí, las mujeres y niños y niñas delante y los hombres detrás.
Las procesiones eran multitudinarias, los niños en una fila con el maestro y las niñas en otra con la maestra, yo creo que esto fue lo que inspiró a Fernando Esteso para su canción "los niños con los niños las niñas con las niñas". La víspera y el día de Sta. Bárbara se anunciaba echando voladores y se engalanaban las calles, estaban muy limpias porque las barríamos con "baleos".
Al terminar la procesión había diversas actividades y juegos, por ejemplo carreras de saco, de cintas, gymkana, también tomábamos chocolate calentito.
Cuando trajeron la imagen de la virgen de Fátima hicimos altares delante de las casas y la llevamos en procesión para presumir ante los de Haría (es broma).
Una costumbre bastante arraigada en el pueblo era el rezo del santo rosario en familia, todas las noches íbamos a casa de mis abuelos. Al llegar y al marcharnos les pedíamos su bendición.
Fue una época de gran actividad y todos los pueblos del municipio en mayor o menor medida vivieron momentos de esplendor.
Para evadirnos un poco de los estudios, existían los paseos en la plaza, primero la misa, ya que si no íbamos no nos dejaban ir al cine de Paco y Luciano, donde se oía más el motor que la película, ni al baile.
Los bailes eran de 7 a 9, se llamaba asalto y de las 10 en adelante había otra vez. Las jóvenes estábamos obligadas a bailar con todos los chicos" y si alguno no te gustaba y decías que no tu madre te daba un pellizcón, les poníamos "la retranca" para mantenerlos a distancia pues se bailaba más agarrados que sueltos. Las mujeres no podíamos entrar en los bares, ni salir fuera una vez comenzado el baile, porque estaba mal visto.
También recuerdo que algún que otro enamorado le iba a cantar serenatas a su chica y las canciones se oían por todo el pueblo.
Se ponía luto hasta por un vecino, esa noche no se iba al baile, imperaba la ropa negra y si no había se teñía con tinte Iberia en un caldero con agua caliente y revolviendo con un palo. Luego con el sudor la piel del cuello también se teñía de negro y para disimular nos poníamos "Visnú", que era el maquillaje que se usaba en esa época.
La Sociedad donde nos encontramos, ha jugado un papel muy importante, sobre todo en la socialización pues por aquí hemos pasado todos y todas.
Las calles no estaban asfaltadas, no teníamos agua corriente, ni luz eléctrica y con la llegada de ésta, tuvimos la primera tele que trajeron aquí. La íbamos a ver al sobrado y de paso los enamorados teníamos una disculpa para vernos.
Se jugaba a la bola, a la baraja, se leía el periódico, éste se llamaba "la antena".
Las bodas, los bautizos, las comuniones y demás celebraciones eran en casa, aún no existía la moda de los restaurantes como ahora.
Todos los acontecimientos, tales como: fiestas, nacimientos, defunciones, etc. eran transmitidos por vía oral, también había algunas señoras que se encargaban de pregonarlos, casa por casa. Llevaban un cesto colgado al brazo, la gente les daba la "voluntad", legumbres, queso, papas, huevos
También en el pueblo existían las parteras, por ejemplo mi abuela que ejerció durante más de 40 años y mi madre que aprendió para continuar con dicha labor. Ellas no cobraban por asistir a las parturientas. Los niños y niñas casi siempre nacíamos de noche, ¿por qué será?
Había unas señoras que curaban del pomo y del mal de ojo y los curanderos que te daban unos estirones, restregones, si te torcías algo. Eran doctores sin carrera pero te curaban.
Y así llegué a la edad adulta, me casé con un chicharrero que está por ahí, viví una larga temporada en Tenerife, allí eché raíces, pues nacieron mis dos maravillosas hijas, también tengo dos nietos encantadores y dos yernos estupendos, que si nos los nombro seguro se van a meter conmigo, ya que ambos son muy bromistas.
No quisiera dejar atrás a mi hermano Teófilo (Popo), que es él que me queda, para seguir recorriendo este camino que es la vida.
Antes de finalizar y con el permiso de todos ustedes, me gustaría dedicar este acto, a mi hermana Isabel, que seguro allá donde esté, nos ayudará a que las fiestas sean formidables, pues ella era muy devota de la santa y no faltaba nunca.
Les animo a todos y a todas a participar en los diferentes actos programados, ya que es la única forma de seguir manteniendo nuestras tradiciones y la idiosincrasia de nuestro maravilloso pueblo.
Gracias
¡Felices fiestas! ¡Viva Santa Bárbara!